¿CUÁNDO ES HORA DE SALTAR? IMPRESIONES DESDE SAO PAULO.
Publicado: 27 noviembre, 2013
Mi última visita por motivos familiares a Brasil, a la ciudad de Sao Paulo, me ha hecho reflexionar profundamente sobre la concepción, modelo de crecimiento, urbanismo, habitabilidad y sobre todo la sostenibilidad o la falta de ella de als grandes ciudades o núcleos urbanos de población, de las que Sao Paulo es toda una referencia.
Se dice, en el cuento de la rana y la olla de agua hirviendo, que si se echa una rana a una olla con agua hirviendo, ésta salta inmediatamente hacia afuera y consigue escapar de la olla sin siquiera quemarse. Pero si ponemos agua en la olla a temperatura ambiente y echamos una rana, ésta se queda tan fresca dentro de la olla. Y si a continuación, comenzamos a calentar el agua poco a poco, la rana no reacciona bruscamente sino que se va acomodando a la nueva temperatura del agua hasta perder el sentido y finalmente morir literalmente hervida.
Figura 1. La historia o el cuento de la rana en la olla.
La siguiente, es una breve reflexión de una pequeña rana que ha caído casualmente de golpe en la cacerola con agua ya muy caliente y se siente algo escaldada, pero que ve millones de ranas flotando rutinariamente en el caldo crecientemente caliente de la cacerola. Oyó a muchas ranas croar que la situación se estaba haciendo insostenible, pero casi ninguna saltaba fuera. Quizá es que para ver hasta qué punto un problema en el que estamos inmersos es lo suficientemente grave, hay que salirse de él, verlo desde otra perspectiva.
La pregunta, que obviamente termina sin respuesta, es que cuál es el punto de temperatura que nos debería hacer conscientes de que hay que saltar fuera de la olla. No lo sé, sinceramente, no lo sé, ni en Sao Paulo, ni en muchas otras grandes ciudades como Madrid.
Comencemos por una breve introducción al escenario del problema.
Una ciudad, un área metropolitana, un Estado y una nación federal
La ciudad de San Pablo (São Paulo) es hoy una tremenda megápolis de casi 11 millones de habitantes aunque su área metropolitana —bajo el concepto de ciudad propiamente dicha— que integra 38 municipios absorbidos por el crecimiento desaforado de esta ciudad, cuenta con una población de 19.889.559 habitantes. Es la capital del Estado de Sao Paulo, uno de los 26 Estados con que cuenta la República Federal que es Brasil. Ocupa 248.800 Km2, aproximadamente la mitad de la superficie de España. Este Estado tiene 42 millones de habitantes, casi la población española y es el más rico, en términos económicos, de Brasil, con aproximadamente un tercio del PIB de Brasil. Sólo este Estado ya supone casi el PIB de España y es más alto que el de cualquier país sudamericano.
Brasil, es a su vez el gigante latinoamericano, con una población que ya supera los 200 millones de habitantes y dispone de 8.500.000 Km2 de territorio que incluye la mayor masa boscosa del planeta, la Amazonia. Su PIB y es más de dos veces el de España, con 2.421.637 millones de US$ (nominal) y una renta per capita de 12.339 US$ por habitante. El Índice de Desarrollo Humano es de 0,730, que se considera alto, aunque su distribución de riqueza dista mucho de ser homogénea.
Figura 2. Evolución de la población de la ciudad de Sao Paulo desde 1872 hasta 2010. Fuente:Instituto Brasileiro de Geografía e Estadistica.
Con el gráfico de evolución del crecimiento de población de la ciudad de Sao Paulo e incluso considerando que la tasa de crecimiento se modera considerablemente desde 1980, considerando este lapso, el crecimiento poblacional del periodo 1980-2010 es del orden del 1% anual (nacimientos-muertes). Si extrapolásemos ese crecimiento al área entera de Sao Paulo con sus cerca de 20 millones, para el año 2035, se podría esperar que este conglomerado urbano alcanzase la espantosa cifra de 25 millones de habitantes. Un crecimiento del 25% en poco más de dos décadas. Si la población mantiene el nivel de ocupación de territorio por habitante, cabe esperar que el Sao Paulo de 2035 tenga un 25% más de superficie y que las distancias promedio a recorrer sean del orden del 5-7% más, si ello fuera posible. Algo parecido a su nivel de consumo de recursos, entre otros, el energético. Ello, por no hablar de que la población tiene graves desequilibrios económicos entre las clases altas y las más bajas, que son las más numerosas. Si el esfuerzo incipiente, que se ha quedado en no mucho, de los supuestos gobiernos de izquierda recientes en Brasil, llevase a un aumento del nivel de vida (generalmente siempre entendido como aumento del nivel de consumo de bienes y servicios por habitante), la multiplicación de la demanda de espacio, viviendas, infraestructuras, y de bienes sería estratosférica.
Un Brasil de actualmente 200 millones de habitantes, se convertiría en un país de 250 millones para 2030 con esa baja tasa media geométrica de crecimiento de la población.
Un vistazo al panorama energético brasileño
En cuanto a consumo de energía, una comparativa con España sería la siguiente:
Tabla 1. Comparativa Brasil-España en consumo de energía en millones de toneladas equivalentes de petróleo (MTep)
Su inmenso poderío en producción hidroeléctrica queda claramente destacado. En energías renovables, sin embargo, España supera en términos absolutos en producción eólica con 22 GW instalados, frente a los 2,5 GW de Brasil (2012). La energía solar es también más favorable a España, con cerca de 7 GW de potencia instalada; en Brasil apenas están despegando, aunque acaban de establecer un mecanismo de subastas, por las que esperan alcanzar los 9 GW de potencia instalada. Sin embargo, todavía su consumo de energía primaria per capita es menos de la mitad que el del español, con toda la crisis que se supone sufre el segundo desde 2008 y con todas las alabanzas sobre la consideración positiva de emergente de Brasil.
Brasil, a pesar de ser ya un gran productor de petróleo, sigue siendo importador.
Figura 3. Producción, consumo e importaciones de petróleo en Brasil. Fuente:
http://mazamascience.com/OilExport/ tomado de BP.
Por alguna razón, la AIE estima que Brasil será la gran sorpresa del crecimiento de la producción de petróleo de ahora al 2035, según su World Energy Outlook (WEO) de 2013 y espera que pase de producir los actuales 2 millones de barriles diarios a nada menos que 6 millones de barriles diarios para esa fecha no tan lejana, todo ello, fiando el crecimiento de la producción a las prospecciones y reservas declaradas en aguas profundas.
Figura 4. Producción de petróleo estimada para Brasil en el Escenario de Nuevas Políticas del World Energy Outlook de 2013 (WEO 2013) de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Página 369.
Esta misma organización tan optimista, prevé un crecimiento de la demanda interna de petróleo como sigue:
Tabla 2. Demanda brasileña por tipo de producto combustible en miles de barriles diarios, según el WEO 2013 de la AIE. Página 355.
De los gráficos anteriores, se desprende que la AIE espera que Brasil pase a convertirse en un país exportador neto de petróleo, a pesar del crecimiento interno de la demanda de los 2.695.000 barriles diarios de 2012 a los 4.201.000 barriles diarios de 2035, que incluyen un considerable aumento de la producción de biocombustibles, que crece anualmente de forma acumulativa por encima de la producción de origen fósil.
La apuesta de Brasil por los biocombustibles no tiene parangón en el resto del mundo. En un equivalente energético, representan el 12% de todos los combustibles líquidos que se consumen en Brasil. Los que llegan por primera vez a este país, pueden percibir el olor intenso a alcohol quemado.
Lo que en el resto del mundo se empieza a reconocer como un imposible de la sostenibilidad (tratar de alimentar los más de mil millones de motores de combustión interna con derivados salidos de los cultivos que agotan la tierra), aquí parece que según la AIE y el propio gobierno de Brasil se mantiene como política energética hasta 2035, fecha en la que, a pesar del aumento previsto del consumo nacional, se sigue manteniendo en un porcentaje similar la contribución energética de los biocombustibles al consumo nacional de líquidos.
Esto tiene un reflejo social importante. Los ciudadanos saben perfectamente del menor poder de combustión por volumen equivalente de los biocombustibles frente a los combustibles fósiles equivalentes. Las muy numerosas gasolineras de las grandes ciudades así lo reflejan en sus precios. Cabe destacar la curiosidad de que los precios de los biocombustibles se ven afectados por la temporada en la que se compran, en función de si hay disponible más o menos stock en los grandes depósitos de las empresas del downstream (río abajo o de las refinerías a las estaciones de gasolina).
En el anecdotario brasileño cabe apuntar el elevado número de personas que atienden todavía en cada gasolinera, en línea totalmente opuesta a Europa, donde se mecaniza al máximo el servicio para convertir al cliente en manipulador y además consumidor de otros productos. En Brasil puede haber, seguramente debido a las políticas de empleo del gobierno, unos 8 empleados por gasolinera y turno, ofreciendo desde el rellenado, al lavado de vidrios o del coche, revisión de neumáticos, etc., etc. Quizá sea ésta una de las razones ocultas por las que el desempleo está en un 5,5%, aunque la línea de la pobreza pilla al 21% de la población por debajo de ella. El retroceso aparente de una mecanización que de todas formas existe y que, por ejemplo, en Europa y en España en concreto, sirve para desalojar trabajadores hacia la exclusión para permitir que las empresas aumenten la competitividad (no se sabe bien hacia dónde), es algo que invita a reflexionar a los que estamos viviendo el proceso de degeneración laboral hacia modelos más parecidos al brasileño.
Algo parecido pasa en muchos otros sectores: autobuses y hasta microbuses con conductor y cobrador, a la antigua usanza en Europa; tiendas en las que varios atienden, pero siempre cobra otro, restaurantes, cafeterías y hasta ascensores totalmente automatizados que hasta en los centros comerciales de mayor lujo, disponen de un ascensorista que ni siquiera tiene que girar una palanca, sino apretar el mismo botón que apretaría el usuario.
Lo curioso es que a pesar de que esperan un crecimiento de la demanda interna de combustibles líquidos del 1,9% anual a lo largo de este periodo, la AIE estima que se hará en un entorno como el siguiente:
Tabla 3. PIB e indicadores de población para Brasil hasta 2035, según el WEO 2013 de la AIE. Página 323.
Esto es, el milagro de aumentar la producción de líquidos combustibles, principalmente no convencionales para los fósiles y biocombustibles, que se producirá a un ritmo del 1,9% anual acumulativo en promedio, pero con crecimientos de población estimados según la división de población de Naciones Unidas, de entre un 0,8 y un 0,6%, menos de lo que incluso ahora está creciendo, después de la desaceleración, pero al mismo tiempo, esperando un crecimiento económico (PIB) acumulativo anual en el periodo de un 3,7%. Sería un caso muy singular esta ganancia económica con tan poco aumento de consumo de energía interno.
En cuanto al gas natural, el gigante brasileño sigue aumentando su necesidad de importar este tipo de combustible. El siguiente gráfico muestra el volumen
Figura 5. Producción, consumo e importaciones de gas de Brasil. Fuente: mazamascience.com/OilExport/ tomado de BP.
Este volumen de energía que Brasil consume, representa aproximadamente el 20% del petróleo que se consume en equivalente energético y el 10% del total de la energía primaria.
Las importaciones provienen fundamentalmente de Bolivia. La producción de los yacimientos nacionales, en muchos casos de la producción de plataformas marinas de Mexilhao y cercanías, más cercanas que los yacimientos de Santos.
La AIE proyecta un crecimiento enorme de la demanda que casi se triplicaría en 2035 respecto de la actual. Que esto pueda llegar a ser cubierto con las nuevas prospecciones de Santos o de Campos ya es otra cuestión.
Uno de los usos más importantes es el de la generación eléctrica, porque son elementos de apoyo a las incertidumbres de la generación hidroeléctrica, que en Brasil alcanza cifras prodigiosas, debido a sus grandes flujos fluviales, pero que precisamente dependen mucho de la climatología. Hasta dónde se desarrollará el consumo de gas por esta vía, es algo que ni la AIE se atreve a pronosticar.
Con todo, el mayor problema al que se enfrenta Brasil, es el muy alto costo energético, pero también económico, que exigen las muy complejas plataformas marinas en las que se basan las grandes promesas de crecimiento de las producciones de petróleo y gas.
Según la propia AIE, la industria del petróleo está gastando más de 30.000 millones de dólares anuales en el sector upstream (río arriba o exploración, perforación y extracción hasta refinería). Unas diez veces más que en las exploraciones iniciales. Para el periodo considerado hasta 2035, se considera que el gasto que Brasil tendrá que afrontar alcanzará los 60.000 millones de dólares anuales en promedio. Una cifra brutal que habrá que ver de dónde sale, porque representará un coste aproximado, sólo para este sector específico de la industria energética, de unos 40 dólares por cada barril que se espera extraer, si todo va como se ha planteado.
La energía neta de estos yacimientos en aguas ultraprofundas es una cuestión difícil de dirimir, por los datos.
En cuanto al carbón,
Figura 6. Producción consumo e importaciones de carbón de Brasil. Fuente:http://mazamascience.com/OilExport/ tomado de BP.
También Brasil es un importador creciente de carbón, para su industria siderúrgica. No obstante, el carbón es una fuente menor en este gran país, porque representa apenas el 5% de toda la energía primaria que consume.
El potencial renovable de Brasil, sin duda está principalmente en su capacidad para la hidroelectricidad. Esta fuente energética de calidad, pues entrega directamente en forma eléctrica refinada, representa en Brasil nada menos que el 34% del consumo total de energía primaria en equivalente. Y tiene un potencial que podría duplicarse con relativa facilidad, aunque siempre hay que poner algo en cuarentena los datos de lo que supone anegar grandes superficies y el concepto relativo que para las grandes entidades energéticas representa lo que denominan “impacto en áreas sensibles”, generalmente relacionado con los territorios indígenas a desplazar o con el anegamiento de los cada vez menores lugares protegidos.
Figura 7. Producción hidroeléctrica de Brasil. Actual y potencial. Fuente: WEO 2013 de la AIE. Página 385, tomado a su vez de la EPE (2007) y de la propia AIE
Sólo Itaipú representa 14 GW de los que algo más de 12 GW son para Brasil y algo más de 1 GW para Paraguay. Estos grandes embalses, son un problema para la flora y la fauna local, impidiendo migrar a gran cantidad de peces (las piscinas gigantes establecidas al efecto en ascensores para llevar a los peces río arriba o río abajo, son una suerte de burla a los flujos naturales migratorios. Cambian el clima localmente, producen devastadores desplazamientos humanos y anegamientos considerables de selva.
Pero también desde el punto de vista energético, representan una debilidad asociada a su fortaleza productiva, por estar tan altamente concentrados.
Cualquier problema en Itaipú dejaría a la zona de Sao Paulo, que se alimenta principalmente de esta represa con líneas de muy alta tensión de corriente continua, en serios problemas de supervivencia y a la red eléctrica de Brasil en graves complicaciones de estabilidad. Por otra parte, la estacionalidad de las lluvias representa otro gran reto, pues es enormemente variable según el año. Algo parecido al etanol y al biodiesel, que se producen principalmente según la cosecha de temporada y hacen variar los precios de forma apreciable según el momento.
Volvamos a la macrociudad
Pero volvamos al área metropolitana de Sao Paulo. Es la mayor ciudad de América del Sur y la sexta más poblada del mundo. Es el principal centro financiero y capital económica de Brasil. Algunas fuentes la ubican como la mejor ciudad para hacer negocios en América Latina.
Figura 8. Vista desde la altura de 400 Km de la Estación Espacial Internacional del área metropolitana de la ciudad de Sao Paulo, del puerto de Santos, las próximas ciudades de Campinas y de San Sebastião, de los municipios másricos de Brasil por tener llegada de oleoducto, refinerías y sede muchas de las industrias petrolíferas marinas situadas frente a estas costas. A la derecha, la ciudad de Río de Janeiro.
La vista espacial de esta macrociudad, hace temblar cualquier análisis de huella ecológica o capacidad de sobrecarga. Pensar las distancias que deben cubrir los productos necesarios para toda esa concentración humana produce escalofríos
El parque automotriz del área de Sao Paulo es de más de 7 millones de vehículos privados y la mayor cantidad de vehículos por habitante de toda Latinoamérica. En realidad, no son muchos más vehículos por habitante que, por ejemplo, en Madrid, donde hay registrados más de 4 millones de vehículos en la Comunidad. Sao Paulo aumenta en casi 1.200 nuevos automóviles diarios; los analistas ven al auto privado como un símbolo de estatus; por otra parte, nada nuevo respecto de la visión que se tiene del vehículo privado en el resto del mundo.
La contaminación provocada por los vehículos en Sao Paulo causa 4.600 muertes cada año en la mayor ciudad brasileña, un número que triplica los fallecimientos por accidentes de tránsito, que ya son bastante numerosos, según un informe divulgado en la celebración del Día Mundial sin Automóviles.
Según la investigación del Instituto de Salud y Desarrollo Sostenible, ese tipo de contaminación es responsable por la reducción de 1,5 años de vida de la población en la región metropolitana de Sao Paulo.
A pesar de algunos esfuerzos de las autoridades municipales que han inaugurado recientemente más carriles exclusivos para autobuses, que ahora alcanzan los 243 Km de longitud, esto sigue siendo absolutamente insuficiente para aliviar los crecientes problemas de tráfico de esta ciudad.
Se da la circunstancia de que esta pequeña ganancia de los nuevos últimos carriles ha despertado la ira de muchos automovilistas privados, que ven como sus espacios para circular disminuyen todavía más y aumenta dramáticamente el tiempo de los atascos para este tipo de tráfico individual. Todo ello, en una ciudad y un país que glorifica todavía a Ayrton Senna, el famoso corredor de coches de fórmula 1, tricampeón mundial, cuya muerte por accidente en una de las carreras, paralizó el país durante tres días de luto oficial y que estos días sigue llenando el circuito donde ahora corren Vettel y Fernando Alonso en pos del mismo humo de fama.
El metro de Sao Paulo también resulta bastante insuficiente, a pesar de que el sistema posee actualmente una extensión de 74,3 kilómetros de vías férreas distribuidas en cinco líneas, conectadas por 64 estaciones. Diariamente el Metro transporta 3,5 millones de pasajeros. A finales de 2010 el Metro de São Paulo, con las obras de integración con la red de CPTM, deberá tener una extensión total de 240 kilómetros, convirtiéndolo en uno de los más extensos de América Latina. Pero todavía muy insuficiente para este tipo de población, considerando que Madrid, una ciudad mucho más pequeña, dispone de 340 Km de vías. Además, Sao Paulo no dispone ni remotamente de un sistema ferroviario que como el de cercanías de Madrid, que con sus 650 Km de red transporta de las ciudades del área metropolitana e incluso algo más allá cerca de 900.000 pasajeros diarios, con lo que toda la avenida de ciudadanos de los extrarradios se realiza por medio de transporte privado o bien transporte por autobús.
Los proyectos de ampliación de líneas de metro, van varias cabezas o mejor varias vueltas por detrás del aumento del tráfico de pasajeros. Los monorraíles que se construyen de forma onerosa sobre vías saturadas y en emergencia, no son más que parches para justificar que se hacen obras para el Mundial y violentan construcciones y edificios por los que pasan a pocos metros, desde los que los hipotéticos pasajeros verán desayunar a los propietarios de las viviendas cuyas vistas son cercenadas por estas aberraciones.
Figuras 9 y 10. Construcción de postes de apoyo al monorraíl de Sao Paulo.
En un intento por humanizar una ciudad ya muy inhumana, el Ayuntamiento ha fijado los fines de semana y fiestas unos 120 Km de carriles exclusivos para montar en bicicleta y poder acercarse a los pocos parques que esta ciudad posee al alcance razonable de sus ciudadanos. Un ejército de contratados con chalecos brillantes y banderolas dirigen el tráfico en las muchas calles que deben cortar, para dar paso a los que tienen que atravesar los carriles marcados en algún punto.
El problema de Sao Paulo es su enorme crecimiento y su desordenado urbanismo sobre una orografía que no favorece, aunque no tiene saltos abruptos, si tiene muchas colinas ondulantes que dificultan, junto con las distancias a que obligan los desplazamientos, los traslados de los ciudadanos.
Figuras 11 y 12. Vistas aéreas de parte de Sao Paulo, una mezcla de edificios altos de viviendas y oficinas, mezclados de forma bastante caótica con viviendas bajas y chabolas (favelas) sin la mínima infraestructura básica.
El trazado de las principales rutas dentro de la ciudad transcurre de forma muy irregular y lleva a construcciones de carreteras y autovías elevadas por doquier, para ir salvando obstáculos según la ciudad va creciendo. Como el crecimiento es rapidísimo y bastante desordenado, el resultado está en consonancia con ello.
Las infraestructuras de energía y comunicaciones son aéreas, del tipo de la mayoría de las estadounidenses y suponen unos enmarañamientos crecientes en las calles, con una dificultad considerable para ofrecer servicios adicionales a las construcciones que surgen en los huecos ciudadanos, algunas de altura considerable. Los postes de hormigón se plantan muchas veces en las aceras que terminan siendo intransitables para los peatones, sobre todo si se les suman los árboles de gran crecimiento que destrozan el pavimento.
Figura 13. Vista de un par de postes soportando una maraña de cables de energía para viviendas, para iluminación municipal y para comunicaciones. Los cruces con la masa de árboles y con las calles a todas las alturas, sumados a las lluvias torrenciales, provocan un sin fin de averías. A veces sobre ellos pasean macacos o monos pequeñitos.
El presupuesto de mantenimiento y reparación de estas infraestructuras tiene claramente desbordados a los responsables municipales. Independientemente de la elevada corrupción que sus dirigentes puedan cargar sobre sus espaldas, muy criticada por los ciudadanos de la misma forma que en España, en cualquier caso no debe ser sencillo mantener saneada la infraestructura de los municipios que componen el gran Sao Paulo, que es una mancha de unos 70 km. de ancho en dirección oeste-este, por unos 50 Km de ancho, en dirección norte-sur.
Aterroriza pensar en las necesidades de agua potable (que suele ser de muy irregular calidad), de saneamientos y sobre todo, de lo que no me he atrevido a investigar: los vertederos y el tratamiento de residuos sólidos urbanos para 230 millones de habitantes: distancias a recorrer, flota necesaria para la evacuación diaria de las basuras, tratamientos de reducción o quema o enterramiento, volúmenes de desechos, etc.
Figura 14. El río Pinheiros, altamente contaminado, en cuyas riberas se ha desplegado una autovía, la Marginal, que está frecuentemente colapsada. Al fondo, el puente Octavio Frias de Oliveira, conocido como Ponte Estaiada y grandes edificios construidos o en construcción al fondo.
Llegando al punto de ebullición sin notarlo
El pasado jueves 14 de noviembre de 2013, El “puente festivo” por el Día de Proclamación de la República, celebrado el 15 de noviembre, batió el récord de 306 kilómetros de embotellamiento en la ciudad y en las autopistas que comunican la capital con el interior del estado y el litoral, donde muchos buscaban pasar un fin de semana playero .
Los grandes atascos suelen estar relacionados en Sao Paulo con días de lluvia en fin de semana o por accidentes de tráfico, a los que las ranas suelen acudir para justificar el calor que existe en la olla, sino por el exceso de vehículos en movimiento tratando de salir de la ciudad.
Un viaje a la playa entre el centro de Sao Paulo y una ciudad veraniega como Joquehí, distante 150 kilómetros y que normalmente lleva unas tres horas, tardó para muchos paulistas entre siete y doce horas durante este fin de semana.
El moderno sistema de autopistas y túneles de las carreteras que unen el eje entre el gran Sao Paulo y la costa, bien sea al puerto de Santos o a las playas más al norte, tiene dos ramales principales de difícil construcción por su abrupta orografía, el de Imigrantes y Anchieta, que registraron embotellamientos con colas de casi 100 kilómetros. El tráfico para turismos y camiones se mezcla en medio de un desorden considerable. Termina por completar el caos la existencia de una refinería y plantas de producción de acero y fertilizantes de Cubatão, a 12 Km. de Santos. Esta pequeña ciudad, cercana a la vía entre Santos y Sao Paulo alberga 24 industrias, refinerías de petróleo, la fabricación de acero y fertilizantes. Ciudad rica en lo económico con una población pobre y diezmada por una horrible contaminación del aire; se conoce al área como el “Valle de la Muerte”, debido a los nacimientos de niños sin cerebro y las enfermedades respiratorias, hepáticas y de la sangre. Se clasificó entre las diez ciudades más sucias del mundo por la revista Popular Science. Es el tributo a pagar para mantener a la población que vive más arriba, en la capital financiera y comercial de Brasil.
A la gigantesca subida de mercancías desde el puerto de Santos hacia el gran Sao Paulo, la mayoría en contenedores, que alcanzan la cifra de cerca de 3 millones de TEU’s sólo en Santos (un TEU es un contenedor de 20 pies, que puede pesar unas 20 toneladas) y que significa que en promedio se descargan y mueven hacia destino entre 8 y 10.000 contenedores diarios, hay que sumar el descomunal tráfico, también por carretera, de infinidad de camiones cargados con soja (17 millones de toneladas en 2012), arroz (1 millón de toneladas), café (43 millones de sacos de 60 kilos) o azúcar (27,5 millones de toneladas) que van hacia los principales puertos, siendo el de Santos uno de los principales para la exportación, para ser metidos en cargueros, a muchos países con China adoptando un papel cada vez más importante, ya que se lleva el 17% de las exportaciones brasileñas que totalizaron en 2012 unos 246.000 millones de dólares.
La concentración de mercancías es de tal calibre que el pasado 18 de octubre de 2013 se incendiaron seis grandes almacenes de azúcar de la empresa Copersugar, la mayor empresa de este producto y exportadora de etanol, destruyendo 180.000 metros cúbicos de azúcar el pasado 18 de octubre, que crearon, en palabras de algunos testigos presenciales, un verdadero tsunami de caramelo en la zona superando el realismo mágico de García Márquez o los deseos de Juan Luis Guerra de que llueva café en el campo.
El anuncio de que esta temporada se espera la mayor producción de soja de la historia de Brasil y la tercera mayor de maíz, va acompañada de un verdadero colapso portuario en los principales puntos de salida del producto, verdaderos cuellos de botella.
Como es lógico, el deterioro de las principales vías de circulación con este enorme tráfico pesado y su aumento incesante es evidente y a su vez produce numerosas averías en coches y camiones que tienen que sortear constantemente los baches y agujeros que ellos mismos crean, sin apenas tiempo para repararlos, aumentando sus costes, tanto por averías, como por el tiempo extra que necesitan para llevar la carga a destino.
En un caso conocido, un contenedor con la mudanza de una persona que salió de Campinas, cerca de Sao Paulo el mes de julio de 2013, recibió el contenedor en Bogotá a finales de octubre.
En el tráfico urbano, los embotellamientos no sólo son debidos a los fines de semana lluviosos o para salir a las playas. El día a día dentro de la ciudad puede ser horrible en el tráfico. Un simple ciudadano que choca con un poste lo derriba y ocupa tres carriles de una gran vía, deja todo Sao Paulo colapsado durante medio día.
La duración promedio de un desplazamiento entre un lugar cualquiera del centro de Sao Paulo y su aeropuerto internacional, el de Guarulhos, debe estimarse, por razones de seguridad, en unas tres horas. El día del gran atasco, un conocido que volvía a Madrid, salió de la oficina a las 15.00 horas para tomar un vuelo a las 21.00 horas y perdió el vuelo, llegando al aeropuerto una hora más tarde de la salida. La gran mayoría del pasaje que salía de Sao Paulo también lo perdió.
No hay rutas alternativas o de peaje para que los que tienen medios se puedan ahorrar parte de su tiempo. La única que se practica, consiste en utilizar helicópteros, desde grandes edificios corporativos que los poseen para desplazarse por la ciudad.
Algunos paulistas presumen de tener la ciudad con la mayor flota de helicópteros del mundo para estos usos . Es la salida que se le ocurre a la rana con posibilidades económicas cuando intuye que el agua de la olla está calentándose y se encuentra algo molesta: se paga un refrigerador portátil peor sigue en la olla, que es dónde tiene el negocio.
Sao Paulo es el único sitio del mundo que he conocido en el que muchos departamentos de Recursos Humanos de las empresas valoran como un gran activo, por encima de otros, que el aspirante a un puesto de trabajo, viva relativamente cerca de la oficina o centro en el que trabajará. Sus conocimientos y aptitud para el puesto se valoran después.
Cuando millones de personas trabajadoras necesitan un promedio de dos horas para ir de casa al trabajo y otro tanto para volver, suponiendo que su trabajo es de 8 horas diarias, significa esto que deben emplear un 50% adicional de su tiempo y esfuerzo sólo para llegar a trabajar. El símil para estas inmensas agrupaciones urbanas modernas, podría ser el equivalente al de las pequeñas tribus africanas que viven en la franja limítrofe del creciente desierto del Sahara y que a medida que este crece, se ven obligadas a andar más y más para recoger leña para cocinar o para conseguir agua potable, en la medida de sus limitadas fuerzas y caminando, que son tres o cinco kilómetros desde sus aldeas, ya que no poseen medios de transporte con motores de combustión. En el caso de los habitantes de Sao Paulo o ciudades enormes equivalentes, el límite en la movilidad motorizada pueden ser quizá 40 ó 50 km de distancia entre hogar y centro de trabajo ¿Cuándo llega el momento del colapso para unos y otros, por la imposibilidad física? ¿Cuáles son los límites del gasto económico y energético soportable?
Obviamente, para los optimistas, cabe la posibilidad de que mejoren las infraestructuras radicalmente (algo que ahora no veo) y que el aumento de población no conlleve un aumento del consumo, por mejora de rendimientos. Eso sería creer mucho en el futuro y en la mejora de los rendimientos o la mayor eficiencia tecnológica.
Veremos qué depara el futuro. Al menos Brasil está exportando alimentos básicos y tiene energía cercana a la autosuficiencia. Pienso también en cómo afectaría a grandes poblaciones humanas, tan grandemente dependientes de alimentos que les llegan del otro lado del mundo, que Brasil, por causa de un colapso social, energético o de cualquier tipo, dejase de exportar la enormidad de alimentos que ahora exporta. Los cordones umbilicales de esta sociedad moderna, tan tecnificada y mecanizada, son hilos muy frágiles del soporte vital de cientos de millones de personas, que esos mismos millones de personas creen que jamás podrán cortarse. Mejor que sigan así.
Pedro Prieto.
Sao Paulo, 27 de noviembre de 2013.
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