Especial: Empleo, pobreza multidimensional y COVID-19 en Bolivia

Tradicionalmente, el sector minero ha sido uno de los más importantes propulsores del desarrollo de la economía en Bolivia. En la década de 1980 su aporte al producto interno bruto (PIB) del país llegó a un 6,1%, que fue reduciéndose paulatinamente hasta descender a un promedio de 5,5% en la actualidad. Este escenario negativo es la consecuencia de una constante improvisación en las políticas estatales que, lejos de fortificar una minería estatal, solo lograron beneficiar al capital privado extranjero. A esto debemos sumar otros factores, como: i) la volatilidad de precios internacionales, que afecta a la renta minera; y ii) la llegada del COVID-19, que afectó de forma directa a la actividad minera del país.

Este informe especial, elaborado a partir de los estudios de los investigadores Fernando Cáceres Jerez, Pablo Poveda Ávila, Héctor Córdova Eguivar y Carlos Arze Vargas referidos a la realidad minera del país y publicados en la última edición del Reporte Anual de Industrias Extractivas 6, fue trabajado por la periodista Malkya Tudela para el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) con el objetivo generar una reflexión sobre la necesidad de superar nuestra condición de atraso en la minería, exhibiendo las oportunidades desaprovechadas que tiene el país, en un escenario donde la demanda de minerales se encuentra en una nueva escalada.

El reporte y este informe especial cuentan con el apoyo de la Embajada de Suecia en Bolivia.

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Un país minero que todavía no puede levantar su actividad metalúrgica como primer paso hacia la industrialización. Así está Bolivia donde, a pesar de un panorama desalentador de una Corporación Minera de Bolivia (Comibol) desmantelada y empresas públicas que trabajan a pérdida, sigue vigente la pregunta ¿Nos dejó el tren de la industria minera?

La pregunta viene del exviceministro de Desarrollo Productivo Minero Metalúrgico, Héctor Córdova Eguivar, quien ahora en su faceta académica y de investigador aborda el tema recordando el hecho histórico de la revolución nacional de 1952 cuando los obreros propusieron la nacionalización de las minas y la instalación de fundiciones para industrializar el país a partir de los minerales, el principal recurso explotado en ese momento.

Córdova analiza este tema en el Reporte Anual de Industrias Extractivas 6, publicado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), con un título que repite la interrogante “¿Nos dejó el tren de la industria minera?”. En esta entrevista, su autor explica en general aspectos que toca en detalle en el artículo.

“Un aspecto que ha ocurrido después de 1985 es que la población, la opinión pública, ha empezado a olvidarse de la minería, antes prácticamente todo el país sabía cómo se hacía, dónde se hacía, cuánto costaba, dónde se vendía, todo eso era del dominio público. Ahora se da una atención preferente a los hidrocarburos que han ayudado a solventar gran parte de estos últimos años de la vida del país”.

Héctor Córdova Eguivar, investigador.

¿Por qué sigue vigente esta duda de si “nos dejó el tren de la industria minera”?

Todos sabemos que, cuando vendemos mineral como concentrado, perdemos muchísimo dinero porque estamos transfiriendo nuestras riquezas al extranjero. No nos pagan todo lo que deberían porque dentro de nuestros minerales hay muchos elementos valiosos (otros minerales); además, lo que es más raro, pagamos el costo de la fundición de ellos, porque nos dicen: “tierra no más es, para sacar el metal tengo que fundir y van a pagar ustedes el costo de fundición”. Entonces estamos exportando empleo, estamos exportando bienestar. La idea sería pasar por lo menos a la metalurgia para recuperar todos esos valores y venderlos como corresponde, con el precio internacional del metal. Y eso todavía no es industria, eso es el paso previo, la industria viene cuando a ese metal le añadimos valor. Dar ese paso requiere que se cumplan varias condiciones, la primera es que tengamos los insumos necesarios para hacer el trabajo industrial; la segunda, que tengamos personal calificado; la tercera, que tengamos financiamiento para hacer esa industria; y la cuarta, que tengamos un mercado donde vender nuestros productos.

El problema central que identifica Córdova es que Bolivia no tiene capacidad de autoabastecerse de insumos. El 72% de ellos se importa y el aporte local es del 28%, principalmente en servicios. Los insumos importados encarecen el costo de operación y convierten el producto en poco competitivo en el mercado internacional.

Usted menciona que en Huanuni hay un retroceso hasta el año 1970 por causa del horno Ausmelt, ¿es decir que las desventajas no se cubren ni siquiera con el factor técnico?

La fundición de Vinto recibe sobre todo la alimentación de Huanuni, de Colquiri y de las cooperativas mineras, particularmente del sur del país. Lo que ha ocurrido durante el año 2019 es que la fundición de Vinto ha perdido liquidez y no ha podido pagar a sus proveedores (cooperativas y empresas estatales) la retribución a la entrega de sus concentrados. A finales del año 2019 se emitieron normas para viabilizar esa liquidez, pero esto ha sido como una aspirina en una enfermedad seria. Entonces, los trabajadores de Huanuni decidieron no entregar a Vinto sus concentrados y exportarlos directamente. Esto es retroceder más allá de los años 70 del siglo pasado, hasta el punto en el que exportábamos concentrados de mineral.

El estudio de Córdova verifica, por ejemplo, que la mina Colquiri comercia cerca de 3.800 toneladas finas de estaño y 15.000 de zinc, los dos minerales que explota. El primero lo vende a la fundidora Vinto y el segundo a empresas privadas especializadas. Pero el concentrado de zinc contiene además plata, estaño, hierro, azufre, arsénico, cadmio, indio y otros elementos. Aunque la tonelada de zinc vale 2.000 dólares, las empresas pagan 490 dólares a Colquiri con el justificativo de que esos otros elementos, valiosos económicamente, serán perjudiciales en la recuperación del zinc.

Usted que ha estado adentro del gobierno, ¿qué impide tomar decisiones que apunten a la industrialización?

Un aspecto que ha ocurrido después de 1985 es que la población, la opinión pública, ha empezado a olvidarse de la minería, antes prácticamente todo el país sabía cómo se hacía, dónde se hacía, cuánto costaba, dónde se vendía, todo eso era del dominio público. Ahora se da una atención preferente a los hidrocarburos que han ayudado a solventar gran parte de estos últimos años de la vida del país, la minería podría haber estado en una situación similar si se le hubiera prestado la atención debida. El objetivo tradicional de la minería es generar divisas, es decir extractivismo puro, pero ya el Plan Nacional de Desarrollo había cambiado el objetivo a generar y maximizar los excedentes, eso quiere decir pasar a la metalurgia. Por otro lado, la Comibol sigue funcionando como una empresa del siglo pasado, como una empresa en liquidación, es muy difícil que pueda tomar las riendas del desarrollo del sector minero metalúrgico, y al sector privado no le interesa la instalación de las fundiciones y de las plantas metálicas porque la mayor parte de las empresas grandes tiene sus propias fundiciones en el extranjero. Tiene que ser tomada una decisión política primero y después una decisión económica, sabiendo que se va a necesitar grandes inversiones, pero la recuperación va a ser gigantesca en el corto, mediano y largo plazo.

Entre tanto sucede eso es un hecho que mientras más avanza la tecnología más patente es la debilidad de la minería boliviana. En 2019, las autoridades informaron que para fabricar baterías de litio se necesitaba montar primero 41 fábricas para producir los insumos y lograr un costo competitivo. Córdova reacciona: “es una locura, es hacer la revolución industrial en cinco años”. El otro problema es que la base de la actividad del litio es la producción de carbonato de litio, pero a estas alturas esa tecnología ha sido desechada y sustituida en el mundo por el hidróxido de litio.

“Podemos hacer muchas más cosas, alambrón de cobre, por ejemplo, en lugar de estar vendiendo el cobre metálico, aumentaríamos nuestros ingresos, es cuestión de una planificación estratégica multidisciplinar para ver por dónde deberíamos caminar”.

Héctor Córdova Eguivar, investigador.

La minería tiene aún un peso importante en la economía del país…

La minería en el nivel de exportación de la materia prima, a pesar de estar en los primeros dos eslabones de los veinte o treinta que tiene, es necesaria e importante porque hay muchísima gente que tiene empleo en este sector, aproximadamente 200.000 personas. Luego las divisas que ingresan al país son fundamentales para nuestro funcionamiento, si bien la renta minera nacional, es decir, la parte que administra el Estado no llega al 10% del valor de los minerales exportados, el resto de dinero que ingresa a Bolivia mediante las cooperativas, la misma Comibol y las empresas privadas tiene un efecto muy fuerte. El Estado recibirá menos de 400 millones de dólares, pero hay como 3.000 millones de dólares que ingresan en divisas al país. Imaginémonos si hubiera metalurgia y se añadiera valor al menos a los casos más elementales, una libra de estaño está costando 15 dólares aproximadamente, pero si se la pone en soldadura, en artículos terminados, esa libra llega a valer diez o cien veces más. Después ya la iniciativa privada verá si se puede añadir valor competitivamente a esa materia prima, tenemos el caso del bronce, por ejemplo, que es una aleación del cobre y estaño y vale mucho más; podemos hacer muchas más cosas, alambrón de cobre, por ejemplo, en lugar de estar vendiendo el cobre metálico, aumentaríamos nuestros ingresos, es cuestión de una planificación estratégica multidisciplinar para ver por dónde deberíamos caminar, pero lo mínimo es que demos el paso hacia la metalurgia.

Córdova afirma que hasta ahora el gobierno de Luis Arce Catacora no ha dado señales de tener en sus planes la recuperación de la minería y no se ha anunciado la institucionalización de cargos responsables de estos temas.

“Estamos muy atrasados y es más un sueño que una verdadera aspiración el hablar de la industrialización a partir de los metales y minerales”, dice Córdova.

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Publicaciones, videos y audios

Aquí se puede acceder al Reporte Anual de Industrias Extractivas 6 que reúne cuatro trabajos de investigación referidos a la realidad minera del país. El primero, acerca de las investigaciones geológicas, de Fernando Cáceres; el segundo, de Pablo Poveda sobre la explotación y comercialización del oro; el tercero, referido a la industria minera, de Héctor Córdova; y finalmente, el reporte cierra con el estudio de Carlos Arze sobre el jukeo y la política minera masista.

Asimismo, están disponibles los videos del Ciclo de debates: Presente y futuro de la minería nacional. Debate y evaluación de un ciclo que culmina, realizado el 25 y 26 de mayo de 2021; un boletín y cinco cápsulas radiales que sintetizan lo más importante de lo conversado en el ciclo.

Publicaciones

Videos del evento (25 y 26 de mayo)

https://www.facebook.com/CEDLABolivia/videos/485997816051238

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