Página Siete • Teletrabajo y teleeducación, del rechazo a la oportunidad para la reinvención creativa

Por: Manuel Filomeno / Página Siete

José se levanta a las 7:30, toma una ducha, prepara su desayuno y se sienta frente a la pantalla. “Otro día en la oficina”, piensa, y enciende el computador mientras toma su café con marraqueta esperando la llamada. Del otro lado, sus compañeros y su jefe directo hacen prácticamente lo mismo. Esperan el link para entrar en la reunión virtual. Y es así todos los días, de lunes a viernes, desde el mes de abril.

El teletrabajo, una noción tan futurista como lejana hace tan sólo nueve meses, de pronto se convirtió en algo cotidiano y normal para miles de trabajadores debido a la pandemia y las medidas de distanciamiento social. Llegó pero no sin rechazo y desconocimiento inicial.

En otro lugar de la ciudad, Leticia alista su escritorio para su primera clase del día: Historia. Espera el aviso para conectarse a la plataforma de videoconferencias y revisa los apuntes que tiene sobre el tema.

“Ya no falta nada para que acabe este año, espero que el próximo pueda volver al colegio. Esto de la educación virtual es interesante pero cansa a ratos, sobre todo cuando el internet se satura”, cuenta la estudiante de quinto de secundaria.

Del otro lado de la pantalla, profesores y alumnos han tenido que adaptarse a la nueva normalidad, con ingenio y creatividad, pero también en medio de problemas técnicos y sociales para implementar la teleeducación.

“En este último año, Bolivia realmente ha puesto un pie en el siglo XXI. Si bien desde hace mucho antes teníamos la tecnología y los medios para implementar el teletrabajo y la teleeducación, estábamos estancados en una noción prácticamente medieval de lo que es el trabajo, donde todo es con sello, firma, fotocopia”, señala Marcelo Durán, docente universitario, capacitador y entrenador en nuevas tecnologías.

Ventajas de la virtualidad

Durán indica que el teletrabajo y la teleeducación se presentan como grandes oportunidades para las empresas, los trabajadores, los alumnos y los profesores, ya que estas modalidades rompen con la obligación de estar en un lugar para realizar una tarea.

“Ya no necesitamos estar en el mismo lugar, ni siquiera estar en la misma ciudad. Ahora los trabajadores, pero también los estudiantes, pueden estar muy lejos y aun así participar en las clases. Eso abre un abanico de posibilidades para las empresas y los trabajadores, que pueden vender su fuerza laboral sin tener que moverse de ciudad o de país”, explicó Durán.

En el caso de la educación, el docente universitario comenta que se han dado experiencias innovadoras, de profesores que tratan de mantener interesados a sus alumnos con dinámicas únicas en sus clases virtuales pese a sus recursos limitados.

“En Cochabamba se ha presentado esta experiencia. Un profesor de esa ciudad aprovechó sus contactos con una maestra que trabaja en Estados Unidos y juntos lograron generar un espacio compartido entre sus alumnos, una sola aula virtual en la que se juntan chicos y chicas de Cochabamba y de Virginia, en una clase bilingüe”, relata.

Por su parte, Sergio Valle, presidente de Fundetic, indica que la pandemia mostró al mundo la necesidad de adoptar las nuevas tecnologías en ámbitos en los que no eran normalmente utilizadas, como el trabajo y la educación. Recalca que los beneficios del teletrabajo y la teleeducación son muchos, empezando por el tema económico.

“Estas modalidades nos pueden servir para reducir los costos en las empresas, mejorar la calidad de vida de los trabajadores, reducir el uso de transporte, aportando al cuidado del medioambiente, incentivar el trabajo en equipo y la inclusión de sectores vulnerables de la población. Las ventajas son muchas y muy variadas”, expone Valle.

Durán agrega que la pandemia y la cuarentena empujaron al país a darse cuenta de la importancia de las nuevas tecnologías en la educación y el trabajo, pero también impulsaron la creatividad de los actores, como profesores y trabajadores.

“Los profesores han podido salvar la educación, pero en el futuro los colegios van a tener que replantear el concepto de educación, pero muchos padres no quieren eso, no se quieren comprometer con el proceso. Algo que está pasado es que en el momento que dijeron que todo será virtual, los maestros pensaron que la pantalla iba a reemplazar la clase, pero eso estaba mal. Sin embargo, hay profesores que vieron la oportunidad de colaborar, de hacer que las clases fueran más participativas a través de dinámicas, mediante videos, blogs y otras herramientas. Se ha despertado una forma nueva de entender la educación”, apunta.

El docente universitario subraya que, ahora mismo, los profesores se están preguntando qué es lo que sigue y qué es lo que necesitan aprender para mejorar.

Valle indica que la pandemia ayudó a la sociedad a ver que el uso que se daba a las nuevas tecnologías estaba mal orientado, y que ese cambio de mentalidad podría llevarnos a dar los pasos necesarios para avanzar en la inclusión digital.

“La pandemia nos ha hecho ver que el uso que le dábamos a las TIC estaba orientado al entretenimiento solamente, pero no al trabajo y la educación. Eso ha cambiado o está cambiando debido a la pandemia. Quiere decir que es una oportunidad para avanzar en la digitalización de procesos y en la adopción de las nuevas tecnologías”, expone.

De acuerdo con un artículo científico publicado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), el teletrabajo presenta tanto oportunidades como desventajas para los empleadores y los empleados, además de incrementar el riesgo de la precarización del trabajo formal.

Entre las ventajas para los empleadores que cita el artículo se encuentran la posibilidad de lograr mayor productividad: debido a que el trabajo, por lo general, se realiza asignando tareas por objetivos, la descentralización de actividades, la reducción de costos e inversión, principalmente en infraestructura y la disponibilidad de una amplia gama de profesionales especializados, sin importar dónde estos se encuentren.

Por otra parte, las ventajas para los trabajadores son: una mejor armonización de la vida familiar y la vida laboral debido a que el trabajo se realiza en el hogar; un menor costo/tiempo de desplazamiento, que se traduce en la reducción de gastos de transporte por no tener que hacer diariamente el trayecto del domicilio al lugar de trabajo; la flexibilidad de horarios de trabajo y una mayor autonomía, independencia y satisfacción personal.

Desventajas del teletrabajo

Pero no todo es positivo. En muchos casos , los teletrabajadores han sentido que sus horas de labor se han extendido y que el estrés laboral ha ingresado en sus hogares. Los alumnos y padres de familia, por su parte, han tenido problemas adaptándose al cambio de paradigma que suponen las clases virtuales frente a las presenciales.

“Cuesta mucho adaptarse a los horarios, a los requerimientos constantes de los jefes, y a aprender a usar las nuevas herramientas. En casa no hay un compañero que te pueda guiar en alguna tarea específica, no tenemos soporte técnico ni nada por el estilo, estamos solos”, comenta José, empleado de una empresa productiva.

Como esa, otras quejas provienen a causa de los limitados servicios de internet disponibles en el país, los cuales se han convertido en un cuello de botella para muchos trabajadores, que pelean cada día con sus proveedores de servicio.

En la teleeducación existen otro tipo de quejas, sobre todo relacionadas con la poca coherencia entre las metodologías de los diferentes profesores y el respeto a los horarios de clase.

“Tengo cuatro materias en la universidad y cada docente tiene una manera diferente de dictarnos las clases. Unos se limitan a mandarnos un video por WhatsApp y pedir que respondamos con audios, otro nos cita en Zoom y tenemos una clase con control de asistencia y tareas, otro sólo manda a su ayudante a dejarnos trabajos y el último nos toma exámenes semanales basados en lecturas que nos envía. Pretende que imprimamos las preguntas o las escribamos en un papel, respondamos el examen y le mandemos fotos, todo eso, sin respetar los horarios de sus clases ni nuestro tiempo”, expone Tatiana, una estudiante universitaria.

Las desventajas, en el caso del teletrabajo, también van por el lado de los empleadores. Según el Cedla, las principales son: falta de contacto personal directo, lo cual restringe los intercambios de ideas productivas, la cohesión del grupo y el trabajo en equipo debido a la falta del “cara a cara”. Problemas de comunicación, el teletrabajo puede generar ineficiencias o falta de respuesta a situaciones que deben resolverse con cierta urgencia, sobre todo si no se establecen protocolos y canales de comunicación claros entre los trabajadores y la empresa. Problemas de seguridad: asociado al riesgo de trabajar de forma remota con información confidencial a través de redes públicas sin garantías de seguridad. Esta situación aumenta la vulnerabilidad de las empresas a intrusiones no autorizadas.

Asimismo, es posible que las empresas o instituciones deban realizar inversiones en tecnologías de información y comunicación necesarias para dotar a los empleados que no poseen dispositivos propios (computadora de escritorio, laptop u otro similar) ni conexión a internet.

En el caso de la teleeducación, los expertos consultados señalaron que las principales dificultades pasan también por la falta de infraestructura y equipamiento en algunas zonas, pero también por la falta de interés de algunos profesores, alumnos y padres de familia respecto a la nueva dinámica educativa. Para hacer que la educación virtual realmente funcione, es necesario que todos los actores se involucren.

“Está faltando esa capacidad de adaptarse, pero mirando a largo plazo, eso está faltando para poder aplicar bien el teletrabajo y la teleeducación. En el área rural estamos a medio camino en resolver necesidades básicas y encima trabajar en este tema. Hay una conectividad interesante a través de antenas, pero no hay cómo conectarse, en necesario trabajar en los telecentros. Siempre hemos visto al campo como algo muy lejano. Hay que trabajar con Quipus, con la Agencia Boliviana Espacial (ABE), con Ende, con todas las instituciones que garanticen que los niños en el área rural tengan conexión, dispositivos desde los cuales conectarse y la energía necesaria para hacerlo Esto no puede depender de los profesores otra vez, tiene que ser una prioridad del Gobierno”, analiza Durán.

Oportunidades

De acuerdo con el presidente de Fundetic, las ventajas y desventajas del teletrabajo y de la teleeducación presentan además una oportunidad de avanzar en el desarrollo de las TIC, en el entendido de que es necesario avanzar hacia el desarrollo de un mapa de conectividad para poder implementar de manera óptima las nuevas modalidades de educación y trabajo.

“Necesitamos trabajar en un plan, generar alianzas público-privadas para mejorar el acceso a fibra óptica y a la señal satelital, sobre todo en el área rural. Necesitamos radiobases y la última milla de fibra óptica hacia los centros educativos”, expone Valle.

Según el experto, para lograr esto, es necesario conocer el entorno en el que se trabajará y la capacidad instalada; hacer alianzas entre el Estado, las universidades y los proveedores de servicio; establecer estímulos para mejorar la demanda de servicios y desarrollar contenidos adaptados a la nueva realidad. Además de trabajar en robustecer la tecnología de las empresas y escuelas, y afinar los marcos normativos existentes.

“Sobre el marco normativo que existe, se debe trabajar en algunos ajustes, como por ejemplo hacer referencia a los contratos civiles contra los contratos laborales, incluir de una manera más importante a los grupos vulnerables, promover las alianzas público privadas, entre otros”, puntualiza.

Durán, por su parte, señala que la principal oportunidad que plantea el nuevo paradigma es la ruptura de los límites espaciales para realizar un trabajo o para aprender.

“Con estas nuevas modalidades, un trabajador calificado podrá ofrecer sus servicios en cualquier parte, sin el estrés de viajar, de tener que pensar en alojamiento, de operar en otra ciudad. Lo mismo para los estudiantes, ya hay experiencias de esta educación remota, profesores que se han dado modos de dar sus clases desde lugares distantes, no sólo usando internet, sino también a través de la radio o como en Perú, mediante el aparato mediático estatal”.

Hasta entonces, José en su trabajo o Leticia y Tatiana en sus centros de estudios, seguirán haciendo su mejor esfuerzo para sacar el máximo provecho a la situación… a distancia.

Telefónicas implementaron planes

Ante la necesidad de más y mejor internet para el teletrabajo y la teleeducación, debido a las restricciones de movilidad y al distanciamiento social por la pandemia de la Covid-19, las tres empresas de telefonía móvil que operan en el país implementaron planes especiales para aprovechar las plataformas más utilizadas.

En abril, Entel habilitó el paquete “Teleeducación y Teletrabajo”, el cual ofrecía navegación ilimitada en las plataformas Zoom Meetings y Cisco Webex desde dos horas hasta siete días, con precios desde los dos bolivianos hasta los 15 bolivianos.

Por su parte, Tigo y Viva implementaron paquetes similares para sus clientes, incluyendo además las plataformas Skype, Google Meet, Classroom, Google búsquedas, además de YouTube y WhatsApp, tomando en cuenta los hábitos y las necesidades de los estudiantes y trabajadores.

Gobierno promulgó decreto que norma el teletrabajo

En mayo pasado, el gobierno de Jeanine Añez promulgó el Decreto Supremo 4218 el cual norma el teletrabajo en el país. Posteriormente, el Ministerio de Trabajo emitió el reglamento 220/20, el cual establece las reglas de aplicación de la modalidad laboral.

Tanto el decreto como el reglamento definen el teletrabajo como una modalidad de relación laboral o de prestación de servicios que consiste en el desempeño de actividades remuneradas con el uso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), por lo que no se requiere la presencia física del “teletrabajador” siempre que las necesidades y la naturaleza del trabajo lo permitan. La modalidad puede ser temporal o permanente, de manera alterna o mixta.

Asimismo, la norma señala que bajo ninguna circunstancia se puede descontar el sueldo al “teletrabajador” y que con el cambio de modalidad se debe respetar la integridad de la remuneración del empleado.

Otro de los puntos de la norma señala que el empleador privado debe proveer, cuando corresponda, la instalación del software (programas y aplicaciones), hardware (componentes físicos de una computadora), servicios de conectividad (internet), así como respetar los horarios de trabajo establecidos previamente.

Por su parte, el empleado debe cumplir con responsabilidad las tareas encomendadas en el contrato del teletrabajo, conservar y custodiar los equipos provistos por el empleador y utilizar el equipamiento y software únicamente para llevar a cabo las actividades laborales.

En pijamas todo el día

Raquel vive sola, tiene 37 años y es abogada en el departamento legal de una empresa de alimentos. Ella cuenta que desde que empezó a trabajar desde su casa, no sale de su pijama.

“Nunca me gustó estar en pijama mas allá de las horas para dormir, pero ahora que estoy retomando el trabajo presencial algunos días a la semana, me cuesta mucho salir de ellas”, dice.

Sobre la manera en la que el teletrabajo cambió su vida, la profesional indica que este la hizo apreciar la necesidad de tener un buen internet en casa y de trabajar con base en un horario.

“Al principio cuesta mucho no distraerse o perder el tiempo en el teléfono, ahora tenemos tareas puntuales y debemos cumplirlas. Es algo que uno va a aprendiendo con el pasar del tiempo”.

Sobre la posibilidad de trabajar desde casa de manera permanente o semipermanente, la abogada indica que tuvo que invertir para contar con las herramientas necesarias para hacerlo sin problemas.

“Se necesita más disciplina”

Daniel es un ingeniero de sistemas que vive en Cochabamba. Desde que empezó la pandemia, cambió su oficina por un espacio dentro de su casa. Considera que el teletrabajo lo ha impulsado a tener mayor disciplina laboral.

“Siento que mi trabajo sigue siendo el mismo en cuanto a la cantidad de cosas que tengo que hacer. Lo que sí pasa es que trabajando desde casa suelo distraerme y eso ocasiona que no avance lo que avanzaría en la oficina, provocando que tenga que quedarme hasta más tarde completando mis tareas”, señala.

Daniel agrega que en el futuro espera poder trabajar tanto de manera presencial como remota.

“La compañía para la que trabajo ha anunciado que volveremos gradualmente a trabajar en sus instalaciones. Me gustaría intercalar, a un principio me pareció genial la idea de trabajar desde casa, pero por las cosas que comenté acerca de la distracción creo que es bueno también estar en la oficina”, evalúa.

Tiene una curva de aprendizaje

Johana es una estudiantes de quinto de secundaria. Cuenta que al principio fue muy difícil para ella adaptarse a las clases virtuales, pero con el pasar de los meses fue acostumbrándose a la modalidad de teleeducación.

“Al principio, el mismo hecho de estar en mi casa era un factor de distracción para mí. Tenía todas las cosas con las que normalmente me distraigo alrededor y mis compañeros de clase no dejaban de mandar mensajes al WhatsApp, a romper con el silencio que suele haber en clases. Con el tiempo nos fuimos acostumbrando, y los profesores también pusieron de su parte mejorando el contenido, dándonos material adicional. Entre otras cosas, ha habido una curva de aprendizaje. No siento que haya aprendido más que otros años, pero tampoco creo que no haya aprendido nada”, explicó.

A pesar de todo, Johana espera que el próximo año pueda regresar a su colegio para terminar la secundaria con sus compañeros.

“Me sentí explotada”

Gabriela , una contadora de 42 años, relata que se sintió explotada durante los meses que trabajó desde su casa de manera virtual, debido a que sus jefes disponían de su tiempo sin considerar su descanso.

“Bajo el pretexto de ‘ponerse la camiseta de la empresa’, los jefes nos llamaban a la hora de almuerzo, los fines de semana o cuando quisieran, sin consideración por nuestro descanso. Además, con el teletrabajo se nos obligó a cambiar el ritmo, si antes teníamos tres días para completar un informe, ahora se nos pedía que lo hagamos en un solo día, sin importar cuántas horas tomara. No me gustó, preferiría no volver a trabajar remotamente”, comenta la profesional.

Gabriela también señala que la empresa en la que trabaja no cumplió con darle los equipos necesarios para trabajar desde su casa ni reembolsarle lo que gastó en internet.

“No nos han dado nada, más bien nos quitaron un bono de cafetería que teníamos” expresó.

“No estoy listo para la ‘U’”

Kevin, estudiante de sexto de secundaria, indica que su experiencia con la teleeducación ha sido negativa. Considera que las clases que recibió durante la mayor parte del año han sido insuficientes, lo que ahora lo pone en la difícil situación de no poder inscribirse en la universidad para el próximo año.

“Sobre todo en matemáticas no hemos avanzado ni la mitad de lo que deberíamos, todo porque el profesor perdió el interés y se frustró con nosotros. Había semanas en las que no aparecía y sólo nos mandaba ejercicios que no nos permitían avanzar. Me parece que si se va a seguir con esto el próximo año, se debe trabajar más por el lado de los docentes”, evalúa.

Kevin relata que este año, muchos de sus compañeros debieron abandonar las clases al no contar con los equipos o la infraestructura para continuar estudiando.

“Al menos tres compañeros van a perder el año por que no tenían internet o una computadora para avanzar y eso no es justo”, contó.

92% de las conexiones a internet en el país son móviles

Nueve de cada 10 usuarios de internet en Bolivia se conectan a través de redes móviles, de acuerdo con el informe “Estado de Situación del internet en Bolivia”, publicado por la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT) con datos al primer semestre de 2020.

“A junio de 2020, el 91,99% del total de conexiones a internet existentes en Bolivia son establecidas a través de las tecnologías de acceso móvil 2.5G, 3G y 4G”, explica la ATT en el boletín.

El documento, disponible en la página web de la reguladora, además indica que las conexiones a internet en el país llegaron a los 10,1 millones en los primeros seis meses de 2020. Esto quiere decir que 9.351.958 conexiones fueron móviles.

Los datos además indican que, del total de conexiones móviles, el 90,5% fue realizado a través de un teléfono celular o tablet con conexión móvil.

“Asimismo, en el periodo de septiembre de 2019 al primer semestre de 2020, las conexiones fijas con mayor despliegue fueron la de fibra óptica, que experimentaron un crecimiento del 8,05%, vale decir de 598.199 a 646.355 conexiones”, señala la ATT.

Por otra parte, el boletín indica que el 92% de las conexiones de internet existentes en el país son “lentas”, que no cumplen con la definición de banda ancha estipulada por la ATT.

De acuerdo con la información, de las 10.166.273 conexiones que existen en el país, 9.355.315 se encuentran por debajo del umbral de un (1) Mbps, mientras que aquellas que se encuentran por encima de los dos Mbps llegan a las 794.258 conexiones.

La resolución ministerial 034 del 1 de febrero de 2017 define la velocidad de banda ancha como aquella que es igual o superior a los dos Megabits por segundo (Mbps) de descarga y 512 Kilobits por segundo (Kbps) de carga.

En septiembre pasado, Bolivia inauguró su conexión directa de fibra óptica con el océano Pacífico, lo que, según las autoridades, ayudará a mejorar el acceso a internet fijo y bajará los costos.

De acuerdo con un informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés) sobre el estado de internet en los países de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el acceso a internet a través de conexiones móviles predomina en la región.

Sin embargo, en países como Colombia y Ecuador, las conexiones fijas tienen un peso de entre el 19,9% y el 14,9% del total de las conexiones, mientras que en Perú y Bolivia, el acceso a internet fijo sólo representa entre el 9% y el 8%, principalmente debido a la poca cobertura de conexiones fijas en el área rural de los países miembro de la Comunidad.

El boom de las apps de videollamadas

Desde el inicio de la pandemia que impuso medidas de distanciamiento social y cuarentena, las aplicaciones de videollamadas se han convertido en una necesidad para el trabajo, la educación y el entretenimiento.

Apps como Zoom, Google Meet, Cisco Webex, Microsoft Teams y WhatsApp, entre otras, vieron crecer su base de usuarios de manera exponencial, lo cual también se vio reflejado en sus ganancias.

De acuerdo con datos oficiales de la compañía, Zoom ha logrado catapultar sus ingresos durante los meses de mayo, junio y julio, cuando las ganancias obtenidas ascendieron a 663 millones de dólares, lo que significa un crecimiento del 355% con respecto al mismo periodo del año 2019.

Asimismo, en el mismo tiempo los beneficios de la empresa han crecido hasta los 186 millones de dólares, y la base de usuarios ha aumentado un 458% con respecto a los meses de mayo a julio de 2019.

Aún así, las acciones de Zoom en bolsa han registrado un crecimiento superior al 30% tras la comunicación de resultados.

Otra de las aplicaciones que experimentó un boom durante la pandemia fue Google Meet, la cual adquirió fuerza desde el primer trimestre de 2020 debido a su integración con los servicios de su compañía madre.

Este servicio además es gratuito (primero debía serlo hasta el 30 de septiembre pasado, luego el plazo fue extendido hasta marzo de 2021).

A lo largo de los últimos meses Google ha ido incorporando nuevas funcionalidades y mejorando el servicio. Todo ello a medida que Google Meet ha ido sumando usuarios y ganado popularidad, como ha ocurrido con Zoom o Microsoft Teams.

Por ejemplo la incorporación de la vista en cuadrícula o la integración con Gmail y Calendars. Esto último es relevante por el hecho de que se integra como una herramienta más de trabajo junto al correo y el calendario.

Según explicó Google en un comunicado oficial, difundido en septiembre pasado, se decidió extender la gratuidad del servicio debido a las fiestas de fin de año.

“Con la llegada de la temporada de Navidad, mucha gente va a buscar realizar videollamadas estas semanas. Es por ello que vamos a extender la opción de las videollamadas ilimitadas gratuitas para los próximos meses. concretamente hasta finales de marzo”, explicó el gigante de internet.

Lo único que se requiere para utilizar Google Meet es una cuenta de Gmail (o de Google Suite). A partir de ahí se puede acceder al servicio desde Gmail, desde la aplicación para smartphones o desde meet.google.com.

Fuente: https://www.paginasiete.bo/especial02/2020/12/31/teletrabajo-teleeducacion-del-rechazo-la-oportunidad-para-la-reinvencion-creativa-279530.html#!