La Brava • Males crónicos, la carga de las trabajadoras del hogar tras años de servicios

El cáncer, artritis, reumatismo, diabetes y otros males crónicos aquejan a las trabajadoras del hogar. Al no contar con un seguro médico pagan de sus bolsillos las curaciones o tratamientos. El Gobierno comprometió aprobar, luego de 18 años, el decreto de la Ley 2450, para la afiliación a la Caja Nacional de Salud (CNS), pero el beneficio no será para todas.

Por: Mónica Huancollo / La Brava

Victoria Mamani tiene 57 años y desde 2013 nunca había faltado a su trabajo doméstico por motivos de salud. Nunca tuvo la oportunidad de realizarse un estudio médico, hasta que llegó marzo de este año, cuando ya no pudo más con el dolor y un examen develó que padece cáncer de útero avanzado en fase tres.

La enfermedad había tocado su puerta a mediados de 2020, con dolores de estómago y espalda. Sin pensar en las consecuencias, la mujer siguió con las tareas múltiples en una casa de la zona Sur de La Paz. Es más, para evitar que la despidan y con su salud a cuestas aceptó trabajar cama adentro, lo que causó que se incrementaran sus horas laborales, cumpliendo limpiezas y cuidados estrictos por el coronavirus. Todo ello no significó un aumento en su salario.

Cuando la empleadora supo del cáncer la retiró, pero antes hizo que firmara una renuncia voluntaria, denuncia Verónica, su hija, quien apoyaba en la limpieza de ese domicilio y también fue despedida.

“He trabajado tanto en esa casa, me hacía lavar alfombras grandes y pesadas. A veces no comía todo por ganarme platita y ahora que necesito ayuda por mi enfermedad me ha cerrado las puertas sin darme un peso para curarme”, cuenta llorando Victoria postrada en la cama del dormitorio de su casa de adobe que está en Alto Calacoto, en el sur de la ciudad de La Paz.

La mujer de ojos tristes, claros y sollozos, que reflejan su sufrimiento, ha soportado ser maltratada y humillada porque era el único sustento de su familia, al tener a su esposo enfermo con diabetes y a sus hijos sin trabajo.

Doña Victoria en una parte de su casa. Foto: Mónica Huancollo.

El sueño de Victoria era construir su casa. Relata que su empleadora y el hijo de esta prometieron ayudarla a edificarla y renovar el muro. Esa era otra razón por la que calló el maltrato y el abuso de poder.

Arrepentida por todo su sacrificio, ahora clama por ayuda para vencer el cáncer, pues los Bs 7.000 que recibió por los nueve años de servicio doméstico y múltiple (Bs 777 por año), no le alcanzan para cubrir los más de Bs 25 mil que necesita para sus sesiones de quimioterapia y braquiterapia en un centro privado.

Pasan más de la mitad de su vida trabajando

Victoria no es el único caso, aunque no se tiene un número exacto, hay otras compañeras que luego de décadas de servicio fueron retiradas por el cáncer, algunas con males reumáticos o artritis, da cuenta la Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar de Bolivia (Fenatrahob).

También hay mujeres que por levantar objetos pesados sufrieron descensos de vejiga o matriz, otras tuvieron fracturas por accidentes que a veces suceden en una casa. Las curaciones salen de los bolsillos de las empleadas y sin el goce de una baja médica, detalla Marcela Mariaca, asesora legal del sector.

Al parecer, hay un desconocimiento y dejadez en derechos de salud, porque en los tres años que la abogada brinda el servicio gratuito en derecho laboral, ninguno corresponde a una demanda por daños a la salud.

“Desde 2018 estamos llevando de 25 a 30 procesos. Todos son por falta de pagos, beneficios sociales devengados o despidos injustificados. Son raros los jefes que pagan los gastos médicos de sus trabajadoras, esto también se debe a que hasta ahora ellas no cuentan con seguro social”, menciona.

Marcela Quispe, secretaria de organización de la Fenatrahob, revela que en el trabajo doméstico “no hay tiempo para descansar”, por eso, sus compañeras ponen en riesgo su salud.

“No puedes estar sentada, los empleadores te miran mal. Además, te contratan para una cosa, pero terminas haciendo todo. No puedes enfermarte porque eso podría ser motivo de despido”, reclama Marcela.

Ella, por ejemplo, sufre constantes dolores en los huesos y se le hinchan las manos por la artritis que padece a causa de más de 20 años de servicio doméstico, lo que implicaba estar siempre de pie, planchando, lavando con agua fría o caliente los trastes de un hogar.

En Bolivia 117.735 personas se dedican al trabajo doméstico; de esta cantidad 94,3 por ciento son mujeres y solo el 5,7 por ciento son hombres, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

El Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), define al trabajo doméstico a las tareas de limpieza, cocina, cuidado de niños o adultos con discapacidad, compras al mercado y otras que se realizan en un domicilio particular.

Victoria empezó con los quehaceres múltiples a sus 28 años, pero otras lo hicieron desde su infancia hasta ser adultas, lo que ha repercutido en su salud y en el padecimiento de males crónicos.

Juliana Maydana perdió la vista por una enfermedad neurodegenerativa. Mauricio Durán.

Juliana Maydana es fundadora, junto con Basilia Catari, Delfina Mamani, Justina Bernal María Condori y Santusa Choque, del primer Sindicato de Trabajadoras del Hogar de Sopocachi, que luego dio pie a la creación de otros gremios y a la nacional.

Tenía nueve años cuando su padre la trasladó de su pueblo, Tiwanaku, a la ciudad de La Paz, para que «ayude” a una pareja de esposos. Luego atendió a otras familias, incluidas una holandesa. A esta última agradece la responsabilidad y disciplina que le inculcaron, además de que fue la primera familia que le otorgó derechos laborales.

Conoce muy bien el desamparo al que fueron expuestas sus compañeras y los problemas de salud que las aquejan debido, en su mayoría, a la explotación laboral, que no es de ahora, sino de siempre.

Las mismas fundadoras del Sindicato quedaron casi en el olvido. Por ejemplo, Basilia Catari murió en enero de este año por diabetes. Retirada del oficio por su lucha, los últimos años de su vida terminó vendiendo refrescos en las calles sin un puesto fijo, sola sin hijos y sin derecho a una jubilación, comenta Juliana.

Juliana por una enfermedad neurodegenerativa perdió la vista progresivamente hasta quedar ciega. Ahora asiste a terapias y realiza fisioterapias por su padecimiento.

“Las trabajadoras del hogar no teníamos derecho a nada. Comíamos las sobras a veces y otras ni siquiera había alimento para nosotras. Las que eran madres no gozaban de los 45 días de permiso antes y después del parto. Ahora hay más derechos, pero se siguen cometiendo atropellos y eso me da pena”, afirma.

Juliana Maydana muestra una foto de las primeras reuniones del sindicato en el que estaba su amiga Basilia. Foto: Mónica Huancollo.

Con todo esto el trabajador doméstico no es nada alentador, considerando que “es uno de los oficios más antiguos que se origina en la época de la esclavitud y de otras formas de servidumbre conocidas en la historia”, apunta el informe de las Trabajadoras Remuneradas del Hogar en América Latina y el Caribe frente a la crisis del Coronavirus de la Cepal, ONU Mujeres y la OIT.

Tampoco existe informe completos sobre la situación de salud de las trabajadoras del hogar, luego de que La Brava consultó a la Defensoría del Pueblo y al Cedla.

Seguro de salud, una conquista que pocas disfrutarán

La Ley 2450, promulgada el 9 de abril de 2003 y que regula el trabajo del hogar, otorga derechos laborales, entre estas la afiliación a la Caja Nacional de Salud (CNS) para que sean atenidas en los diferentes policlínicos.

Luego de 18 años de espera, Leida Alonzo Rojas, principal ejecutiva de la Fenatrahob, informa que se trabajaron en comisiones con el Ministerio de Trabajo y la Central Obrera Boliviana (COB) para redactar el proyecto reglamentario del seguro de salud y que es probable que el presidente Luis Arce lo apruebe este mes, como les prometió.

El seguro de salud será cancelado con el 10 por ciento de aporte patronal, como establece la Ley de Seguridad, apunta la asesora legal de la Fenatrahob, pero el beneficio será para aquellas que ganen el salario mínimo nacional, es decir, Bs 2.122.

De acuerdo con datos de 2020 del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), elaborados con base en el INE, en Bolivia unas 72.975 mujeres trabajadoras del hogar tienen un promedio de ingresos de Bs 1.963, salario por debajo del mínimo nacional que no contarán con un seguro médico.

La principal dirigente del sector reconoce que no todas podrán acceder a este beneficio, peor ahora cuando se registraron varios despidos injustificados y reducciones de los sueldos por la pandemia.

El director de Previsión Social del Ministerio de Trabajo, Miguel Albarracín, explica que no se descontará ni un peso de las mujeres o varones que realizan labores domésticas para el seguro médico, como lo ordena la norma de seguridad social de corto plazo.

El proyecto es revisado por técnicos de la Autoridad de Supervisión de la Seguridad Social de Salud, del Ministerio de Salud y de la CNS. Luego debe pasar a la Unidad de Políticas Sociales y Económicas (Udape) sino existe ninguna observación pasará el Ejecutivo y podrá ser promulgado, ese es el compromiso, afirma el director de Previsión.

Para Juliana contar con este reglamento es una conquista que constó sacrificios, sobre todo a las fundadoras, quienes desde 1984 hasta la aprobación de la Ley 2450 lucharon para que las compañeras gocen de una atención médica gratuita como cualquier trabajador en el país.

Fuente: https://revistalabrava.com/males-cronicos-la-carga-de-las-trabajadoras-del-hogar-tras-anos-de-servicios/?fbclid=IwAR3IvK9JLJpB2LLrTdpzh6EKn5OhKuWehspuQQqiBTcpclgm6Rb1bchalJI