Erbol • En el Beni se están produciendo cambios en la producción agrícola y ganadera
Amazonía en la mira
CEDLA
La producción maquinizada para la producción agrícola y el cultivo de pastos se ha intensificado en el último tiempo en el departamento del Beni. Y si bien empresarios y algunos sectores campesinos participan activamente de este proceso, las comunidades indígenas y algunas comunidades campesinas parecen estar, hasta el momento, al margen del mismo.
Esta información se recoge de los reportes periodísticos del ciclo de programas “Amazonía en la mira” del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), realizado en colaboración con seis radios de la red Amazónica y difundido por la red ERBOL.
Distintos programas gubernamentales orientados a la ampliación de la frontera agrícola en la Amazonía boliviana y la aprobación del nuevo Plan de Uso del Suelo (PLUS) del Beni han despertado expectativas entre los productores agropecuarios del departamento.
“En los últimos años, la producción de granos en el municipio de Riberalta ha sufrido transformaciones ya que se ha cambiado la forma tradicional de realizar los chacos con la utilización de maquinaria”, señala el reporte del periodista Manfredo Sánchez, de radio San Miguel de Riberalta. Asimismo, remarca que, por ejemplo, en la comunidad campesina 26 de Octubre, compuesta mayoritariamente por migrantes del interior, “cerca de 90 hectáreas de tierras han sido preparadas mediante la mecanización para los cultivos de arroz y frejol con semillas certificadas entregadas a principios del presente año”.
Acerca de este proceso, la comunaria Vivian Polomeque, entrevistada por radio San Miguel, dice: “Al inicio se ha utilizado la oruga para el desmonte porque era barbecho alto y no se podía ingresar con la maquinaria agrícola. Posterior a ello, ya hemos utilizado la máquina agrícola que es lo que prepara el terreno para el cultivo del arroz. Las maquinarias fueron alquiladas”.
En el municipio de Reyes también se está dando este proceso de maquinización. En su reporte, el periodista José Antonio Gómez de radio Ritmo confirma el uso de maquinaria agrícola en comunidades de esta zona. “La respuesta que tuvimos por parte de las comunidades fue muy buena, con la visión más amplia de ellos, de producir a más escala, ya no quedarse ahí con media hectárea, sino ya producir para vender sus productos a diferentes municipios de la provincia Ballivián”, comenta al respecto Olga Montero, funcionaria del Corregimiento de Reyes de la provincia Ballivián.
En Guayaramerín, la situación es distinta. El secretario de la Central Única de Trabajadores Campesinos de Guayaramerín, entrevistado por Dorian Arias de Radio Bambú, revela que en esa zona los campesinos están al margen del proceso de maquinización de la agricultura. Este dirigente considera que “no podemos ampliar la producción pues lo hacemos de manera manual o artesanal. Por eso necesitamos el apoyo mecanizado para poder producir en mayor cantidad y poder mirar más adelante en el futuro, especialmente ahora que ya hemos hablado y hemos visto la aprobación del PLUS”.
Los ganaderos y la mecanización
Pero la maquinaria agrícola también viene siendo utilizada por los empresarios ganaderos. En efecto, Marcelo Hurtado Novoa, hasta hace poco tiempo presidente de la Asociación de Ganaderos de Reyes, afirma que: “El ganadero se ha visto en la necesidad de utilizar maquinaria y de introducir pasturas mejoradas” para modernizar la producción ganadera. Pero también para diversificar sus predios y utilizar barbechos para la producción agrícola. “Estamos queriendo utilizar estas áreas en la agricultura, para sembrar arroz, maíz, caña. Se trata de la ganadería mixta que se pretende modernizar”, añade Hurtado.
Otro ganadero entrevistado por radio Bambú de Guayaramerín, Johny Guardia Datzer, plantea que: “Comparado con la ganadería tradicional, ahora ha mejorado bastante la genética, se ha ido sembrando pastizales en donde antes eran montes, pagando su multa y haciendo reforestación. Aquí, la mayoría de los ganaderos tienen la cría en la provincia Yacuma, provincia Mamoré, y traen acá, a la provincia Vaca Díez para hacer la recría o el engorde”.
¿Qué pasacon los pueblos indígenas?
En San Ignacio de Moxos, “tanto chimanes, yuracarés, mojeños y movimas, aplican un sistema de multicultivo en sus chacos, combinando arroz, maíz, plátano y yuca entre los principales”, informa la periodista Carmen Casanovas de Radio Mátire. Al respecto, Ronald Sabi, dirigente de la TCO Mojeño Ignaciano (TIMI), señala que “en el territorio hay producción para alimentar a la familia y después, lo que sobra, es para la comercialización”.
Por su parte, Juan Carlos Mejía de la Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CPEMB)sostiene que la ganadería para estas comunidades es importante “porque se benefician con la carne y la leche”. Sin embargo, también indica que están pensando en desarrollar “módulos ganaderos de doble propósito para destinar una parte al mercado”.
Unas transformaciones sobre las que hay que debatir
Enrique Ormachea, investigador del CEDLA,observa que este nuevo escenario que se viene presentando en el Beni plantea varios aspectos que deben ser debatidos. Así, por ejemplo, señala que “si bien tanto empresarios como campesinos consideran que el desarrollo de la agricultura mecanizada llevada a cabo en barbechos evita un mayor avance de la agricultura sobre bosques primarios, se debe reconocer que el importante crecimiento de tierras en barbecho que presenta el Beni en los últimos años obedece, justamente, a una práctica agrícola migratoria como efecto del rápido deterioro de tierras que no son aptas para la agricultura. La acidez de buena parte de las tierras del Beni nopuede ser ocultada”.
Por otro lado, indica que la participación de sectores campesinos en la producción mecanizada de granos a mayores escalas “no debería sorprender a nadie, pues sectores diferenciados de campesinos suelen participar, como ocurre en Santa Cruz, en los procesos de desarrollo de la agroindustria capitalista, mientras los campesinos más pobres más bien sufren las consecuencias del mismo por la pérdida de sus tierras o por su conversión en peones agrícolas sin derechos laborales”.
En este sentido, Ormachea sostiene que “serán fundamentalmente los campesinos pobres y los pueblos indígenas del Beni los que pueden ser severamente afectados por este proceso de expansión de la frontera agrícola y por la total ausencia de apoyo estatal que sufren para potenciar sus proyectos de desarrollo”.