Diario de Yucatán • El deporte es un medio para dar poder a las niñas
Quieren reducir con el fútbol la brecha de género
Por: AP
En un país como Bolivia, donde hay pronunciadas desigualdades de género, el fútbol femenino todavía está en pañales.
Pero en una escuela llamada Las Superpoderosas, niñas y adolescentes aprenden el deporte, que está ayudando a empoderarlas.
“En un partido de entrenamiento con varones no entras si no eres buena. Pero cuando puedes mostrar tus habilidades en la cancha te respetan. Todos somos iguales con la pelota”, dice Alba Alexandra Patzi, de 15 años, en una práctica en un barrio al sur de La Paz.
Las Superpoderosas comenzaron hace seis años y ahora el número de alumnas llega casi a un centenar.
Fue una iniciativa de Zdenscka Bacarreza y Carmen Pozo, dos de las primeras reporteras que cubrían fútbol en Bolivia.
“La sensación de sentirme libre con el balón es increíble. El fútbol no solo te enseña disciplina, te da confianza; yo creo que el fútbol empodera a las mujeres”, afirma Thiana Berdeja, de 15 años, a quien han convocado en dos ocasiones por la selección nacional Sub17, que dirige Bacarreza, su madre.
El esfuerzo de estas mujeres por promover valores en la enseñanza y práctica de un deporte dominado por hombres, incluso durante el encierro por la pandemia, le ha valido a Las Superpoderosas ganar el reconocimiento Football for Friendship, programa social promovido por el gigante energético ruso Gazprom.
Gracias a esa distinción, las ganadoras viajarán a Estambul para intervenir en la final de la Liga de Campeones, a finales de mayo.
Durante la pandemia, las alumnas siguieron practicando desde sus casas vía Zoom. “Implementamos prácticas creativas, hacemos bailes folclóricos para los calentamientos como la saya, una danza típica de los afrodescendientes”, señala Pozo, una de las directoras y entrenadoras de la academia.
En Bolivia hay escuelas de fútbol mixtas y Las Superpoderosas es una de las primeras exclusivamente femeninas. El nombre quiere reivindicar la fortaleza de las mujeres, según Pozo.
“De niña me cambiaba el nombre para jugar con los chicos en el barrio y para burlar a mis papás. Hemos avanzado un montón pero seguimos rezagados. Ahora los papás aceptan e incentivan”, dice Bacarreza.
“Las chicas se dan cuenta que con en el fútbol pueden acceder a becas, a mejores oportunidades”, subraya.
Pero el país aún carece de un torneo profesional, así que el fútbol femenino sigue siendo amateur. Las mujeres están muy lejos todavía de ganar un salario. Juegan porque aman el deporte. “Todavía juegan en parques, no hay un cuerpo técnico femenino”, agrega.
Pozo y Bacarreza se iniciaron en el periodismo deportivo cubriendo partidos de fútbol y entrevistando en los vestuarios en un tiempo cuando el oficio estaba dominado por hombres.
Con mejor desempeño que otras nacionales latinoamericanas, Bolivia ocupa el puesto 42 entre 153 países, de acuerdo con el informe sobre brecha de género global del Foro Económico Mundial. No obstante, la desigualdad de género se hace notoria en el mercado laboral.
Casi un 70% de la economía boliviana es informal y las mujeres cubren más del 80% de ese sector. Son vendedoras callejeras o tienen puestos fijos en los mercados, pero el gremio está dirigido por hombres, según el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario.
Las Superpoderosas se ven reduciendo esa desigualdad desde el fútbol.
“Nuestro objetivo es enseñar a las mujeres que la cancha y el balón es de todos”, destaca Pozo. “Al varón no le gusta pasar la pelota a las chicas, pero las cosas están cambiando. La magia del fútbol es dominar la pelota y meter un gol y eso atrae a hombres y mujeres”.
“Además, enseñas a romper barreras sociales con el fútbol. Todos jugamos sin importar tu sexo u origen social”, puntualiza.
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