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Aug 31 2021
31 agosto, 2021

RLIE hacia la COP26 Transición energética: ¿justa y sustentable para América Latina?

  • 04:00 PM
  • La Paz

RLIE hacia la COP26
Transición energética: ¿justa y sustentable para América Latina?

Fechas: martes 31 de agosto y jueves 2 de septiembre de 2021
Horario: 16:00-18:00 (Bolivia)

La Red Latinoamericana sobre las Industrias Extractivas (RLIE), con el objetivo de ampliar el debate en la sociedad sobre el papel, las alternativas y los posibles riesgos para América Latina en el escenario actual de transición energética global, te invita a participar de este ciclo de webinarios que se desarrollará en dos días: martes 31 de agosto y jueves 2 de septiembre de 2021, de 16:00 a 18:00 (hora Bolivia).

En estos eventos se abordarán los siguientes temas:

  • ¿La matriz energética regional es sustentable y socialmente justa? (Día 1)
  • Minerales y otros materiales críticos para la transición energética (Día 2)

Para participar de este ciclo de eventos, registrarse aquí: Día 1Día 2

Nota de Prensa
Rumbo a la COP26 ¿existe una transición
justa y sustentable en América Latina?

El último informe, de agosto de 2021, del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) alerta que las evidencias sobre los cambios recientes en el clima son generalizados, rápidos, en algunos casos irreversibles y se han intensificado de tal forma que no existen precedentes en miles de años.

En este escenario la Red Latinoamericana sobre las Industrias Extractivas (RLIE) y el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), con el apoyo del NRGI, organizan el debate virtual: Transición energética: ¿justa y sustentable para América Latina?, a desarrollarse en dos jornadas, la primera el 31 de agosto y la segunda el 2 de septiembre, de 16:00 a 18:00 (hora Bolivia). En las mismas se abordarán temas referidos a la transformación energética regional en el actual escenario de crisis estructural, profundizada por la emergencia sanitaria y los efectos desiguales del calentamiento global y las posibles implicancias en la economía de los países y en particular en los sectores de energía y minería.

El objetivo de estos espacios, con miras a la COP26 auspiciada por Naciones Unidas, que tendrá lugar en Glasgow, Escocia, en noviembre de este año, busca visibilizar y debatir sobre el paradigma de la “transición energética global” planteada como respuesta central para enfrentar el cambio climático y alcanzar el desarrollo sostenible. Se analizará la transición energética considerando las diversas miradas e intereses que son parte del estrecho vínculo entre el modelo de desarrollo, energía, recursos naturales y territorio.

Esta problemática se encuentra frente a un permanente debate de organismos internacionales e instituciones multilaterales que expresan que la crisis económica, la crisis climática y el escenario de reactivación económica podrían ser para América Latina “una ventana de oportunidades para plantear acciones y propuestas climáticas para una recuperación verde”, con el riesgo que esta propuesta verde sea una nueva agenda de extracción de recursos naturales que se expanda espacialmente e implique nuevos recursos energéticos y minerales,  ignorando la devastación generada por el desarrollo de agrocombustibles, hidroeléctricas y la minería.

A partir de este escenario, desde la sociedad civil se plantea la necesidad de construir una alternativa o “transición justa” y un “nuevo modelo energético” que enfrente al riesgo de un intercambio desigual de un nuevo ciclo de reprimarización de nuestras economías para la transición o transiciones de países industrializados liderada por las corporaciones y empresas.

Jornadas de debate

 Las jornadas de análisis contarán con la participación de expertos de Latinoamérica en materia energética y minera, quienes desarrollarán sus intervenciones bajo la interrogante de si la transición energética planteada es ¿justa y sustentable en América Latina?

El 31 de agosto se desarrollará la primera jornada con la temática ¿la matriz energética regional es sustentable y socialmente justa? En este espacio se analizará la evolución y situación actual de la matriz energética regional, que permitirá conocer la generación, la transformación y el consumo de energía en la región, además de avanzar en la lectura sobre la realidad de una posible transición energética de países caracterizados por menores emisiones históricas de carbono, pero dependientes de la renta de las industrias extractivas y con escaso desarrollo tecnológico. Este espacio será moderado por Javier Gómez, director ejecutivo del CEDLA, y participarán los investigadores Ana Lía del Valle Guerrero de Argentina, Juan Carlos Guzmán y Carlos Arze de Bolivia y Guillermo Koutoudjian, Director Interino de Integración, Acceso y Seguridad Energética de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE).

La segunda jornada se realizará el 2 de septiembre, en la cual se debatirá la temática: minerales y otros materiales estratégicos para la transición energética, en la que se expondrán investigaciones sobre tierras raras y niobio en Brasil, molibdeno en Chile y Perú, madera balsa en Ecuador y níquel en Bolivia, para avanzar en el debate sobre la situación y los riesgos de un potencial nuevo escenario de suministro de minerales y otros materiales determinados como estratégicos para la transición energética de economías industrializadas y materiales críticos o esenciales para el funcionamiento y desarrollo de su industria. Todo esto frente a la situación de las políticas nacionales de industrialización y desarrollo tecnológico de los sectores de minería y energía hacia una transformación económica y energética regional en América Latina y en cada país. Esta jornada será moderada por Juan Luis Dammert, director regional para América Latina de NRGI, y en las exposiciones participarán: Telye Yurisch de la Fundación TERRAM (Chile), Esteban Valle-Riestra del Grupo Propuesta Ciudadana (Perú), Júlio César Holanda de Ibase (Brasil), Paulina Zambrano del Grupo FARO (Ecuador) y Silvia Molina y Pablo Poveda del CEDLA (Bolivia).

Cada jornada virtual será transmitida por las plataformas de la RLIE y el CEDLA, las mismas que contarán con rondas de preguntas y un posterior debate sobre las distintas problemáticas planteadas en este evento.

La RLIE, conformada por 12 organizaciones de ocho países latinoamericanos, se propone ampliar el debate en la sociedad sobre el papel, las alternativas y los posibles riesgos para América Latina en el escenario actual de transición energética global, frente a la necesidad y las posibilidades de una transformación energética regional justa y sustentable, en un marco de crisis estructural profundizada por la emergencia sanitaria y los efectos desiguales del calentamiento global.

 

Organizaciones integrantes de la RLIE:
CEDLA (Bolivia), Fundación Jubileo (Bolivia), IBASE (Brasil), Fundación Terram (Chile),
Foro Nacional por Colombia (Colombia), CDES (Ecuador), Grupo Faro (Ecuador), Centro Fundar (México),
Grupo Propuesta Ciudadana (Perú), DAR (Perú), CooperAcción (Perú), CONGCOOP (Guatemala)

Día 1 • 31 de agosto de 2021

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Transición energética • Día 1 • Ana Lía del Valle Guerrero (Argentina)
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Transición energética • Día 1 • Carlos Arze (Bolivia)

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Transición energética • Día 1 • Guillermo Koutoudjian (OLADE)
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Transición energética • Día 1 • Juan Carlos Guzmán (Bolivia)

Nota de Prensa
América Latina debe dejar de depender de energía fósil
Para lograr una transición energética justa y renovable

El último informe, de agosto de 2021, del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) alertó que existe evidencias sobre los cambios recientes en el clima y bajo este enfoque se llevó adelante la primera jornada de debate sobre el tema de una Transición Energética ¿Justa y sustentable en América Latina?, donde  los expositores invitados a esta primera jornada, abordaron deferentes aristas que tiene este tema  complejo e importante; en el mismo evento coincidieron en la importancia de implementar una Transición Energética en la región.

En su intervención el Director Ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), Javier Gómez Aguilar, contextualizó la situación energética de la región en los tiempos de la pandemia del Covid-19, acotando que actualmente existe insuficiencia e incapacidad del sistema económico para transformar el consumo y explotación de energía. Agregó que los gobiernos en este periodo de emergencia profundizaron la explotación de recursos naturales para enfrentar la pandemia.

Futuro energético y geopolítica de los recursos y la tecnología

Ana Lía del Valle Guerrero, plantea “estudiar la matriz energética sudamericana en su proceso de transformación, situando como principal foco, la geopolítica de la energía”, aseverando que actualmente a nivel mundial, la matriz energética está en un momento de transformación o transición mucho más completa y compleja.

La investigadora argentina resaltó que hasta ahora las transiciones energéticas tenían periodos entre  40 a 130 años, con una fuente de energía, una tecnología y un país que dominaba, empero, en la actualidad se da el crecimiento simultáneo de hidrocarburos no convencionales junto al crecimiento de los recursos no convencionales renovables, que se han acelerado a una velocidad sin precedentes, y ya se habla de una transformación energética dual en camino a una transformación energética global.

Este hecho significa que existe un incremento en la generación de energía eólica y solar que da paso al uso de energías más limpias. Estas se incorporan en el sector de electricidad, sin embargo, el último informe IRENA del 2019, plantea la necesidad de combinar distintas posibilidades de energéticos como el uso del gas, energía solar y eólica, el petróleo entre otras, para alcanzar esta transición.

El contexto descrito por Ana Lía del Valle Guerrero, plantea que la demanda de transición surge a la par de los cambios en la sociedad, quienes presionan por el cuidado del medio ambiente, logrando que las empresas también se vayan abriendo al uso de la electricidad en reemplazo de la energía fósil, incluso que potencias como Estado Unidos y China cambien el uso de carbón por gas y lideren en tecnologías en energías eólica y solar.

En ese escenario, nos encontramos en un marco de capitalismo y neoextractivismo, donde las dependencias continúan. Si bien existe la posibilidad de alcanzar independencia energética y avances hacia energías más sostenibles, continuará la dependencia tecnológica y de algunos recursos estratégicos para la transición, aseveró la investigadora.

En ese marco, concluye que una transición energética debe ser justa por sus procesos, siendo colectiva e inclusiva, y por sus resultados, para garantizar que los beneficios y costos se repartan de manera equitativa entre actores e intergeneracional. Esta transición plantea desafíos para las políticas de los países y un enfoque más integrador y complejo que busque no solo mitigar el cambio climático, sino contribuir a mejorar la calidad de vida, evitar la pobreza energética y alcanzar la transición justa.

¿Adiós al desarrollo sostenible?

Para el investigador del CEDLA Juan Carlos Guzmán, quien expuso el tema “Matriz energética sudamericana ¿Adiós al desarrollo sostenible?”, afirmó que en la década de los ´70 el progreso estaba ligado a “exportación de recursos no renovables”, en los ´80 se habla de preservar el “medio ambiente” y consumir los recursos no renovables de forma racional y prudente, los ´90 se acuña el término “Desarrollo sostenible” es decir se esperaba cambio en las matriz energética, asociada al desacoplamiento entre el consumo de energía, crecimiento económico, calidad ambiental y mejora en la calidad de vida.

Guzmán explica que en Sudamérica la energía renovable se concentra en hidroenergía de megarepresas, productos de caña y leña que generan emisiones de dióxido de carbono. La participación es menor a la energía tradicional de los combustibles fósiles, lo que se explica por la demanda creciente del transporte, la exportación fuera de la región y por las pérdidas en la transformación.

En versión de Guzmán, el consumo de energía eléctrica de fuentes renovables creció en la región; pero es insuficiente para reemplazar al de origen fósil. Por tanto, si bien la región logró avanzar en productividad energética, en la cobertura de suministro energético a los hogares con importantes diferencias entre países, ha reducido sus emisiones específicas, pero no ha logrado avanzar en energías renovables.

En ese escenario, señala, que los gobiernos y la población en la región, parecerían no haberse percatado del desafío y problema al que nos enfrentamos, y esto está relacionado con el crecimiento del transporte resultado del proceso de expansión de las ciudades, como también por el sector industrial, en el que destaca el sector relacionado con la producción de materiales de construcción.

Es necesaria la integración regional para una Transición energética

Guillermo Koutoudjian, representante de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) sostuvo que no existe una “transición energética única”, según el experto, cada región tiene sus propias particularidades. En la actualidad el desafío para los países de la región es cuidar el medio ambiente, dejar de usar energías fósiles y utilizar energías más limpias para alcanzar su desarrollo económico.

En el balance energético de 2019, señala Koutoudjian, la producción de energía primaria está en un 70% basada en hidrocarburos destinada a diferentes usos industriales y residenciales. El desafío ahora es abandonar este sistema para pasar a sistemas más limpios. Comparando con la matriz energética global, la región está en una situación privilegiada en términos de energía renovable alcanzando al 30% de la energía que se produce.

El analista de OLADE aseveró que cada región tiene particularidades para la transición energética, pero esta no es única, cada país transita hacia una geopolítica de la energía del siglo XXI en la que se tiene que tomar atención al financiamiento económico con el que la región cuenta para dicha transición y los recursos que tiene los países para desmontar la actual matriz energética, por ello el cambio en cada región es diferente y marcha a distintas y diferentes velocidades.

“Las normas de eficiencia energética” son muy importantes, En la región están bien planteadas y nos permite trabajar en mejorar la eficiencia energética. “Bolivia no tiene leyes ni proyectos, a diferencia del resto de países de la región, para diseñar programas sectoriales y reducir el consumo de energías no limpias”, señaló Koutoudjian.

También se tiene que considerar, dice el experto, que el paso a energías más limpias puede generar un impacto en la economía de los trabajadores por lo que se tiene que tratar de minimizar este impacto del cambio para no afectar los empleos que dependen de esa producción. En ese contexto, las transiciones deben ser inclusivas y justas, avanzando paulatinamente, evitando afectar regiones y en especial al sector de los trabajadores.

En la actualidad la innovación tecnológica permite con las energías renovables, abundante en América Latina y Caribe, que exista espacio para esas energías y mediante electrolisis, producir hidrogeno verde para reemplazar combustibles fósiles, además tratar de insertarse a nivel internacional con un producto que podría ser industrializado y llevarlo a mercados mundiales.

La generación de gases de efecto invernadero es también motivo de atención para la OLADE que identifica que los actuales compromisos no permiten acercarse a la meta del Acuerdo de Paris de reducción de emisiones para no superar los 2o C, concluyó el experto.

La matriz energética de Bolivia es la menos sustentable de la región

El investigador del CEDLA, Carlos Arze, en su ponencia “Contradicciones de la política energética en Bolivia: el caso de los subsidios”, planteó que en el país existe un deterioro ambiental generado por las emisiones de CO2 y se cuenta con una matriz energética que es la menos sustentable de la región. Esto es resultado del modelo económico vigente que implica el incremento del consumo de combustibles fósiles y la deforestación acelerada asociada con la urbanización y en especial con la ampliación de la frontera agrícola, incluida la destinada a habilitar cultivos para la producción “verde” de biocombustibles, además, las políticas públicas expresan la intención de avanzar sobre la Amazonia como nueva fuente de recursos para el crecimiento económico.

Según el investigador, el 2019 el transporte consumió el 82% de la oferta de combustible líquidos y el 69% del total, cuando se incluye al gas natural. Además, el parque automotor se incrementó a 115 mil vehículos por año durante la última década -este crecimiento se debe a las importaciones y contrabando de vehículos- pasando de 1,08 millones a 2,1 millones, resultado de un proceso de desinstitucionalización y una política que ha alentado esta situación como una forma de consolidar una alianza política con grupos sociales de la mano de una visión de modernidad en determinados sectores y la transformación de la estructura social con el surgimiento de las nuevas clases medias.

Frente al déficit en la provisión de combustibles que alcanzó el 2019 al 71% en el caso de diesel y 36% en el caso de gasolina, la solución se dio a partir de la importación de estos combustibles, que incluye la subvención. El 2011, el 9,2 % de los ingresos corrientes del gobierno fueron destinados a la subvención de estos combustibles y el 2012 se destinó alrededor del 3% del PIB, el nivel más alto alcanzado como proporción del PIB. Estas políticas son la continuidad de la política que se inicia el 2004 y la orientación se mantiene hasta ahora generando costos muy elevados para el estado.  El 2012, además, se incorporó un incentivo a las empresas productoras de hidrocarburos como parte de una política de solución para incrementar la oferta.

El fondo de la política en relación a las subvenciones muestra una concepción ambigua y cambiante, el 2006 se señalaba que las subvenciones son una muestra del fracaso de la política neoliberal resultado de la imposibilidad de desarrollar una política energética que garantice la provisión de combustibles para las actividades económicas, se incorpora las subvenciones como medida opuesta a la liberalización. El 2010 es el momento importante en el intento de levantar los subsidios como parte de la política pública, pero se presente esa medida como medida necesaria, populista y presentada como estatista y necesaria. El 2012 el gobierno presenta a la subvención como medida antiinflacionaria. En el 2014 se declara como mecanismo redistributivo, demostrando la contradicción permanente y su utilización como medida electoral.

El 2006 el Plan Nacional de Desarrollo del MAS plantea el cambio de la matriz energética con una medida inicial que es la producción de biocombustibles, sin embargo, en la actualidad la base energética de Bolivia enfrenta un escenario de reducción de reservas de gas y petróleo que no le permite comprometerse con Brasil y Argentina. El 2021 el gobierno de Bolivia está orientando a algunas medidas: reactivación de campos maduros y generación de biocombustibles a partir de biodiesel y para ello tiene que ampliar la frontera agrícola hacia la amazonia, la importación de crudo para reducir los márgenes del subsidio, la electromobilidad e intentos de introducirse en la producción de litio, todas medidas ante la reducción de venta de gas.

Para el investigador del CEDLA, Bolivia debería tener una política integral en su modelo económico para equilibrar a los sectores extractivos con los renovables para tener un desarrollo integral.

www.redextractivas.org
www.cedla.org

Día 2 • 2 de septiembre de 2021

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Transición energética • Día 2 • Silvia Molina (Bolivia)
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Transición energética • Día 2 • Paulina Zambrano (Ecuador)

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Transición energética • Día 2 • Esteban Valle-Riestra (Perú)

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Transición energética • Día 2 • Pablo Poveda (Bolivia)

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Transición energética • Día 2 • Telye Yurisch (Chile)
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Transición energética • Día 2 • Júlio Holanda (Brasil)

Nota de Prensa
Minerales críticos y estratégicos definen el papel
de América Latina en la transición energética

Las consecuencias del cambio climático en América Latina y el mundo se están acentuando, así lo refleja el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Por ello, es importante debatir sobre la transición energética en la región en el marco de los riesgos y las oportunidades que se plantean con los minerales críticos y estratégicos, para que la forma de inserción en la economía mundial de la región no sea solo para el suministro de materias primas, exacerbando las formas de producción capitalista, sino porque también implica que la transición energética tiene que darse en América Latina.

Estos fueron algunos de los temas abordados en la segunda jornada del debate virtual “Minerales y otros materiales estratégicos para la transición energética”, organizado por la Red Latinoamericana sobre las Industrias Extractivas (RLIE) y el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), en la que se expuso la relevancia que tienen los nuevos minerales presentes en la región para un cambio de matriz energética.

Juan Luis Dammert, director regional para América Latina de Natural Resource Governance Institute (NRGI), quien estuvo a cargo de la moderación, remarcó la importancia de un evento de este tipo con miras a la COP26 y frente a las evidencias de que el cambio climático es un problema urgente, y que la reducción de gases de efecto invernadero y el paso a otras formas de energía requiere ser abordado por los países de América Latina.

¿Qué es un mineral crítico?

La Unión Europea y Estados Unidos —no hay una definición concreta en el caso de China— consideran dos aspectos para definir si un mineral es crítico, explicó Silvia Molina, investigadora del CEDLA, en su ponencia “Minerales críticos en la geopolítica del cambio climático”. El primero, su importancia para la seguridad económica y nacional tanto de la Unión Europea como de Estados Unidos. Es decir, estos bloques analizan la asignación de las materias primas a sus usos finales sobre la base de aplicaciones industriales y las consecuencias que podría significar cualquier ausencia o paralización de su suministro para la economía del país o la seguridad nacional.

El segundo aspecto, indicó Molina, está vinculado a las condiciones de suministro de estos minerales y los riesgos de su interrupción. Es decir, examinan la concentración del mineral o material dentro del bloque, qué tan imprescindibles o irremplazables son para la fabricación de productos y, si esos minerales provienen de otros países, cómo está la situación de gobernanza en los países proveedores.

Dentro de estos minerales están, por ejemplo, el litio, el cobre o el cobalto, entre los más conocidos, pero también el molibdeno, el niobio, el níquel, etc., que se utilizan para el desarrollo industrial de baterías, células fotovoltaicas, entre otros, cuyo uso está orientado a la generación de energía limpia, para la electromovilidad y el desarrollo de la industria, de la comunicación, inclusive, el desarrollo de tecnología espacial.

Minerales críticos, transición energética y geopolítica

La transición energética implica ir abandonando gradualmente los combustibles fósiles por otro tipo de energía, como la renovable, sobre todo la eólica y solar, que, para Molina, va demandar una gran gama de minerales y también nuevas zonas de explotación de los mismos. Entonces, la importancia de estos nuevos minerales y el acceso a ellos será determinante para la matriz energética de los países industrializados. Por tanto, se avizoran influencias internas y externas que van de la mano de intereses estratégicos y políticos que estarán presentes en regiones de explotación de recursos, y que configuran nuevos escenarios geopolíticos vinculados a la crisis climática presente y las respuestas que se dan en el escenario mundial.

Molina agregó que se tienen que analizar también elementos que tienen estrecha relación con esta transición energética y de minerales, por ejemplo: la economía mundial en su relación con la revolución digital y su dirección hacia la cuarta revolución industrial asociada a la “fábrica inteligente” y un “nuevo modelo de negocio”. Otro tema a tomar en cuenta son los escenarios de reactivación económica que contradicen las pretensiones de reducción de emisiones globales y que nos está llevando a profundizar los patrones de acumulación, la forma de inserción en la economía mundial como región de suministro de materias primas, exacerbando las formas de producción capitalista, que significan un intercambio desigual y las posibilidades de un nuevo ciclo de reprimarización y rentismo para la transición, o transiciones de países industrializados, liderada por las corporaciones y empresas. Por tanto, “nos encontramos en un mundo más complejo que el dominado por los combustibles fósiles”, puntualizó la investigadora.

América Latina: ¿zona de sacrificio para una transición energética?

Juan Luis Dammert señaló que esto no debe ser así: la región no debe convertirse en una zona de sacrificio para que se dé la transición energética, y agregó que “eso implica mejorar estándares, pero también implica que la transición energética ocurra en nuestra región, porque si nosotros ponemos los materiales, pero seguimos utilizando energía contaminante, nada de esto tendría sentido. Entonces, la agenda es muy grande”.

Asimismo, destacó que “no hay nada que haga suponer que la transición energética, y el desarrollo de proyectos vinculados con la transición energética, tiene que ser cualitativamente mejor en términos de gobernanza, en términos de impactos ambientales, en términos de impactos sociales. (…) En nombre de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que claramente no es un problema generado por América Latina (el calentamiento global), podríamos generar otro tipo de impactos territoriales que pueden ser ciertamente muy graves, vinculados con la disponibilidad de agua, con la deforestación, con impactos sobre la biodiversidad y se pueden repetir todos los problemas de opacidad, de malos negocios para los países, etc., en este tipo de iniciativas”.

Nota de Prensa
Minerales críticos y estratégicos en América Latina: cinco estudios
muestran su relevancia para la transición energética

El litio, el cobre o el cobalto son los minerales más conocidos, sin embargo, existen otros como el molibdeno que se produce en Chile y Perú, el niobio y las tierras raras en Brasil o el níquel en Bolivia, como también otro tipo de materiales estratégicos, por ejemplo, la madera balsa en Ecuador, que también están vinculados a la transición energética y cuya participación en este proceso no es tan conocida como en los primeros tres casos.

Este fue uno de los principales aportes de la segunda jornada del debate virtual “Minerales y otros materiales estratégicos para la transición energética”, organizado por la Red Latinoamericana sobre las Industrias Extractivas (RLIE) y el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), en la que se expuso, a través de cinco estudios de caso, la relevancia que tienen los nuevos minerales y los materiales estratégicos presentes en la región para un cambio de matriz energética.

Situación y perspectivas de la producción chilena de molibdeno

Telye Yurisch, de la Fundación TERRAM (Chile), remarcó que los países se están comprometiendo en la reducción de gases de efecto invernadero y promoviendo un nuevo paradigma verde global, proceso en el que Chile está posicionado estratégicamente porque es una región “polimetálica” que produce cobre, litio, molibdeno, plata, renio, tierras raras, cobalto y otros metales, ubicándose como un proveedor estratégico de minerales para los centros industriales globales. Al mismo tiempo, esta situación genera un peligro para Chile y los países de la región porque expresan un problema de gobernanza y nuevos procesos de profundización del extractivismo, acentuando la presión sobre los territorios y las comunidades.

El mercado mundial de molibdeno se concentra en cinco países (China, Chile, México, Estados Unidos y Perú) que tienen las principales reservas mundiales de este mineral, es decir, 18 millones de toneladas en el mundo, de las que el 46% está en China. En los casos de Chile y Perú, el molibdeno se obtiene como subproducto de la explotación de cobre.

El principal consumidor de molibdeno es China que concentra el 40% de la demanda mundial. Además, posee el 45% de las reservas mundiales y su producción es el 41% de la global, posicionándolo en un lugar privilegiado y dándole un poder de mercado a partir de su planificación estatal, “cualquier decisión que tome China en cuanto a su producción o consumo, va a afectar el comportamiento de precios”, explicó Yurisch.

Desafíos de la producción de molibdeno en Perú

Esteban Valle-Riestra, del Grupo Propuesta Ciudadana del Perú, indicó que será más frecuente hablar de los minerales críticos y de los desafíos de los países que los producen. El molibdeno está presente de manera transversal en energía renovable, en especial en la fabricación de turbinas eólicas, tuberías para centrales hidroeléctricas para paneles solares y energía geotérmica, lo que es una oportunidad para invertir en el desarrollo de los países que tienen reservas, y significa también nuevos desafíos.

Perú, con el 15% de las reservas mundiales de molibdeno, podría tener un rol muy importante en la cadena de suministro. Actualmente, el principal mineral de exportación en el país es el cobre y, en las últimas dos décadas, hay un aumento sostenido de la explotación y exportación, y, por ende, también del molibdeno, puesto que es un subproducto de la explotación del cobre, explicó Valle-Riestra.

El investigador reveló dos aspectos importantes: Perú no tiene la capacidad instalada de procesar este mineral, por lo que es exportado a Chile, Estados Unidos y China. Sin embargo, existe una ventaja comparativa con los otros países, y es que este mineral, en Perú, se puede producir a un costo muy bajo.

La producción de molibdeno en el Perú está en manos privadas, presenta problemas de gobernanza y deficiencias en los siguientes aspectos: certificación ambiental, administración de justicia, orden público y la renta minera.

Tierras raras y niobio, ¿potencialidad económica para la transición verde?

El biólogo Júlio César Holanda, de IBASE del Brasil, enfatizó que en su región (Brasil) existen pocos estudios sobre los minerales de tierras raras y el niobio, pero son de interés para la industria de energías renovables. Las tierras raras se encuentran en muchos países, como China, Australia, Canadá, Estados Unidos, India, Malasia, Rusia y Brasil. Sin embargo, China lidera la producción mundial con el 90%, posee las mayores reservas del mundo y tiene un papel significativo en el mercado mundial.

Las tierras raras son abundantes y el universo de su aplicación es muy amplio. La demanda ha crecido significativamente en los últimos años para la industria eólica, imanes permanentes y la fabricación de automóviles eléctricos. Las tierras raras son difíciles de extraer en volúmenes económicamente viables. Actualmente, en Brasil se cuenta con estos minerales en diferentes regiones y desde el 2014 se estableció el Programa de Apoyo para el desarrollo de minerales de tierras raras, con el fin asegurar el dominio científico y tecnológico de todas las áreas de producción.

Holanda explicó que el niobio es un mineral con características de explotación similar a las tierras raras y es importante porque “reduce el peso del acero y lo hace más flexible y liviano, es atractivo para diversas industrias y, en la actualidad, para mayor tiempo de vida de baterías y en la industria eólica”. Agregó que este metal raro concentra su explotación y producción en Brasil y Canadá. Según datos del Servicio de Geología de los Estados Unidos, Brasil tiene las mayores reservas estimadas del mundo con un 94% del total.

De las tres principales empresas mineras que explotan niobio, dos son extranjeras y solo una tiene capital mayoritario brasileño. Estas son: CBMM (China, Japón Corea), Minsur-Perú y CMOC-China. La participación de este mineral en la producción de minerales comercializados por Brasil es muy pequeña en relación al total y es importante considerar que el costo de explotación es alto, se trata de un mineral sustituible y que la industria emplea en pequeñas cantidades.

En ese marco, y frente a la demanda de determinados minerales, Holanda plantea: “¿nos dirigimos hacia una transición verde o a la expansión de la extracción?”, resaltando que no existen planes y políticas nacionales que se dirijan hacia una transición energética.

El níquel en Bolivia: diversidad de actores en la disputa territorial

El investigador del CEDLA, Pablo Poveda, explicó que las propiedades del níquel establecen que su uso es muy amplio y el principal en la siderurgia, pero también tiene un futuro estratégico en las baterías de níquel-litio y su demanda mundial lo proyecta al 2050 en un mercado creciente y dinámico liderado por China. En cuanto a las reservas, el escenario se plantea crítico hacia el futuro por el abastecimiento de este mineral.

En Bolivia, el níquel está presente en la región geológica del Precámbrico, específicamente en la zona de Rincón del Tigre que se encuentra en la faja polimetálica de Sunsas, en el departamento de Santa Cruz. Exploraciones realizadas entre 1976-1986 dieron como resultado que Rincón del Tigre posee grandes depósitos de minerales con más de 50 millones de toneladas de níquel, con leyes mayores al 1%, lo que significaría un valor de las reservas de 10 mil millones de dólares.

En esta región también están presentes intereses económicos opuestos a la minería como es el avance de la frontera agrícola hacia la Chiquitania, y la presencia de territorios indígenas. La región de Rincón del Tigre se encuentra dentro del área protegida de San Matías y junto a la reserva del Tucabaca, ambas en riesgo permanente por el asecho de empresas privadas dedicadas a la explotación de minerales.

Actualmente, en Bolivia no existe inversión en exploración en minería. Por otra parte, no existe una política energética hacia la transición energética y tampoco destinada a mejorar el bienestar de la población, está condicionada al carácter histórico de la economía primaria exportadora que obtiene rentas de la explotación de los recursos naturales de acuerdo a las necesidades del desarrollo económico y tecnológico del capitalismo mundial.

La madera balsa, material clave en la transformación de la matriz energética de China

La investigadora Paulina Zambrano, del Grupo FARO del Ecuador, resaltó que los compromisos adquiridos en el acuerdo de París incentivan a los países a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para migrar a energías limpias, como la eólica. China es el líder en la producción mundial de energía eólica con el 44%, seguido por Estados Unidos, que contribuye con el 15%, luego se ubican India, España y Suecia.

En ese marco, la madera balsa “es materia prima en la producción de las aspas de los molinos usados en la generación de energía eólica, siendo un insumo principal junto con la fibra de vidrio y el epoxy”, señaló Zambrano. Esto ha generado el incremento exponencial de las exportaciones entre 2010 a 2020 y la subida de precios en el mercado internacional, resultado principalmente de la demanda de China, país que ha generado una serie de incentivos para la energía eólica y colocado a Ecuador como el mayor exportador de madera balsa. El resultado es que los bosques nativos sean reemplazados por madera balsa y se presenten otros impactos ambientales y sociales, según Zambrano.

En Ecuador, no hay inversiones en energía eólica desde el 2013, lo que muestra que la explotación creciente de madera balsa no guarda relación con una política de transición energética del país y no es parte de la planificación del sector en un contexto de conflictividad e impactos sociales y ambientales, enfatizó la investigadora.