Los Tiempos • Proyección: ingresos de gas boliviano caerán en 36% en 2020 y 82% en 2025
Por: Josué Hinojosa / Los Tiempos
La tendencia decreciente de la producción de gas natural en Bolivia y la caída del precio internacional del petróleo ponen al sector hidrocarburos en un preocupante escenario. Según proyecciones elaboradas por Gas Energy Latin América (GELA), es posible llegar a un déficit energético a partir de 2025, es decir, que las importaciones sean mayores que las exportaciones.
El déficit energético pondría en riesgo, incluso, el pago del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y regalías.
Un análisis elaborado por esta consultora refleja que los ingresos por exportación de gas en 2019 llegaron a 2.580 millones de dólares, mientras que las importaciones de combustibles (diésel y gasolina) alcanzaron los 1.426 millones.
Por similares conceptos, en 2020 prevé ingresos de 1.664 millones y egresos de 558 millones, lo que representa una reducción del 36 por ciento en el valor de las ventas con relación al 2019.
En 2025, considerando un precio promedio del barril de petróleo de 45 dólares, proyecta ingresos por venta de gas próximos a los 465 millones y egresos por importación de combustibles de al menos 1.019 millones.
Para Álvaro Ríos, analista en hidrocarburos y socio director de GELA, estas cifras son preocupantes porque hacen referencia a un déficit energético a partir de 2025, cuando las importaciones superen con 555 millones de dólares a las exportaciones.
“Este déficit energético va a mermar dólares para el país, pero lo que es peor no va a haber con qué pagar el IDH, no va a haber con qué pagar regalías, porque la producción de gas está cayendo dramáticamente, la producción de petróleo y condensado también y, por lo tanto, no va a haber qué refinar”, explica Ríos.
De momento, Bolivia tiene un superávit energético que llegó a su punto alto en 2014, cuando las exportaciones de gas llegaron a 2.911 millones de dólares y las importaciones de combustibles a 1.110 millones. En opinión de Ríos, a partir de 2015 surge una tendencia decreciente del superávit energético, lo que amerita tomar medidas radicales desde 2021 con el nuevo Gobierno.
El especialista propone una profunda reactivación del sector, sobre todo en exploración para reactivar la producción gasífera y petrolera. Destaca la potencialidad que tiene el país, pero considera que el sistema impositivo, la estructuración y la forma como está organizada YPFB requieren una reforma.
Datos de GELA muestran que actualmente hay cuatro pozos exploratorios que se encuentran en perforación (Ñancahuazú X1, Boicobo X1, Sopotindi X1 y Caranda X1005) y que se tiene programado iniciar la perforación de otros seis entre 2021 y 2022. Sin embargo, Ríos señala que de seis pozos exploratorios al menos cuatro resultarán negativos y se debe “cruzar los dedos de las manos y los pies” para que los otros dos salgan positivos.
Por su parte, Carlos Arze, investigador senior del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), en ocasión del “Seminario: Hidrocarburos en América Latina-Retos para superar la dependencia”, dijo que la caída de la producción surge porque la norma boliviana, a partir de la nacionalización de los hidrocarburos, no establece la obligatoriedad de reemplazo de reservas por parte de las empresas operadoras.
En consecuencia, las inversiones se concentraron en la explotación y no en exploración. Datos presentados por Arze reflejan que, entre 2006 y 2013, el 74 por ciento de las inversiones anuales fueron destinadas a explotación, mientras que entre 2014 y 2019 el 60 por ciento.
CAMBIOS EN YPFB Y SUBSIDIARIAS
Entre las estrategias que contempla la Agenda de Reactivación de Hidrocarburos, elaborada por el Ministerio de Hidrocarburos, YPFB y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), se incorpora la necesidad de cambios estructurales en la estatal petrolera y sus subsidiarias.
Según un boletín del Ministerio de Hidrocarburos, los cambios en dichas empresas deberán ser respaldados por adecuaciones en la normativa vigente, misma que no corresponde a las condiciones actuales del sector en Bolivia y en la región, cuya principal característica es la lenta recuperación de las actividades productivas.
La agenda establece que es imprescindible la recuperación de reservas y producción de gas para cumplir los contratos de exportación.