Página Siete • S&P cambia la calificación de riesgo de estable a negativa • 27/05/2017

S&P señala que el persistente déficit en la cuenta corriente puede generar desequilibrios macroeconómicos. La calificadora prevé un crecimiento de 3,8%.
La calificadora de riesgo Standard & Poor’s (S&P) cambió de estable a negativa la perspectiva de la calificación de riesgo de Bolivia, según un reciente informe emitido en las últimas horas al que accedió Página Siete.
«S&P Global Ratings revisó la perspectiva de las calificaciones del Estado Plurinacional de Bolivia a negativa desde estable. Al mismo tiempo, confirmamos nuestras calificaciones soberanas de largo plazo en moneda local y extranjera de ‘BB’ y nuestras calificaciones de corto plazo en moneda local y extranjera de ‘B’ de Bolivia. La evaluación del riesgo de transferencia y convertibilidad se mantiene sin cambio en ‘BB’”, precisa el informe.
La calificadora de riesgo fundamenta que la perspectiva negativa refleja una probabilidad de al menos una en tres de que los persistentes déficit de la cuenta corriente de Bolivia contribuyan a generar desequilibrios macroeconómicos.
Esto debilitaría el perfil externo del país más allá de las expectativas actuales durante los próximos dos años, advierte.
Añade que los bajos precios de exportación del gas natural, junto con el modesto éxito del país para impulsar sus prospectos de producción de gas, pesan sobre su posición externa.
Además, señala que los continuos niveles elevados de gasto del sector público y un rápido y sostenido crecimiento del crédito interno en los últimos años podrían erosionar la posición externa todavía fuerte del país.
Según S&P, por tercer año consecutivo la combinación de los bajos precios de exportación del gas natural y la política del gobierno para sostener la inversión del sector público probablemente contribuya a que el déficit de la cuenta corriente se acerque a 5,3% del producto interno bruto (PIB) en 2017.
Para la calificadora, el tipo de cambio estable frente al dólar desde 2011 ha anclado las expectativas de inflación y ha contribuido a una importante baja en la dolarización en el país.
Sin embargo, observa que si el país avanza hacía una mayor flexibilidad cambiaria contendría las vulnerabilidades externas si persisten los déficit de la cuenta corriente y siguen bajando las reservas internacionales.
Standard & Poor’s destaca que las calificaciones de Bolivia aún reflejan su sólido balance externo, su bajo nivel de deuda y su perfil de deuda favorable.
También toma en cuenta la existencia de instituciones públicas en evolución del país, el bajo ingreso per cápita (que se proyecta supere los 3.300 dólares en 2017), y una dependencia fiscal y de las exportaciones de materias primas. El PIB de Bolivia creció 4,3% en 2016 (o 2,7% per cápita), a pesar de los menores ingresos provenientes de las exportaciones de energía.
«Esperamos que el crecimiento del PIB se ubique en torno a 3,8% en 2017 (o poco más de 2,2% en términos per cápita), sostenido por el gasto del sector público y que oscile entre 3% y 3,5% en los siguientes dos años, debido a los bajos precios de los commodities. Sin embargo, el crecimiento podría ser más alto si los precios del petróleo aumentan más allá de las expectativas actuales”, remarca S&P.
Dependencia gas
Ejecución La inversión en el sector de hidrocarburos ascendió a 725 millones de dólares en 2016, lo que representa una disminución desde los 1.500 millones de dólares en 2015, señala S&P.
Futuro El Gobierno proyecta invertir un total de 5.200 millones de dólares en el sector durante 2017-2020, tanto en exploración como en producción, precisa el informe.
Riqueza Un incremento en las reservas probadas de gas natural podría, al menos de manera parcial, compensar una caída potencialmente prolongada en los precios de los commodities, así como facilitar la estrategia del gobierno para la industrialización.
Oferta La producción de gas bajó en 4% en 2016.
Punto de vista
Alberto Bonadona Analista económico
Calificación muestra que aumenta el peligro de hacer inversión
«Esta calificación lo que hace es mostrar la relativa solvencia que el país tiene para pagar las deudas y qué perspectiva económica de crecimiento tiene Bolivia, y lo que dice S&P es que ésta ha rebajado porque nuestra economía no se ha diversificado.
Lo que se está mostrando es que Bolivia no tiene la mejor perspectiva en el futuro inmediato, porque no está ofreciendo una opción para mejorar su calificación.
Por lo tanto, el riesgo de hacer inversiones en Bolivia ha aumentado precisamente por esa falta de diversificación en la matriz productiva del país y, por otro lado, también se ha fallado en incrementar las reservas de gas, lo que hubiera paliado un poco la pérdida de valor del mismo.
Estas inversiones en el último tiempo se han reducido o han bajado de calidad, es decir, los inversionistas se mantienen pero se invierte cada vez menos y en áreas más seguras, dejando de lado las más provechosas para el país.
En estas circunstancias es complicado mejorar nuestra calificación de riesgo porque eso supone que nuestros índices industriales mejoren también.
Para lograr esto es necesario ampliar el espectro productivo y eso no es una tarea fácil, es un proceso continuo que requiere de un planeamiento y un seguimiento constante, pero esto no se está logrando con los proyectos que tiene actualmente el Gobierno.
Lo que nos dice la calificación de S&P es que Bolivia debería haber diversificado con la planta de urea de Bulo Bulo, lo cual aún no se logra, no han logrado industrializar el litio y así se suman los proyectos que aún no logran despegar y mientras tanto, seguimos dependiendo del gas, que ha bajado de precio y cuyos volúmenes actualmente están en duda”.
Desequilibrios pueden elevar vulnerabilidad a shocks externos
Los crecientes desequilibrios económicos, incluyendo los riesgos potenciales para el sistema financiero que se derivan del rápido aumento del crédito interno en los últimos años, podrían aumentar la vulnerabilidad del país ante shocks externos adversos, advierte el informe de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s.
Además, señala que un perfil monetario o externo más débil podría derivar en una baja de las calificaciones. En cambio, un ajuste a las políticas fiscales y monetarias podría contener un mayor deterioro del perfil externo de Bolivia y de su resiliencia económica.
Del mismo modo, un desempeño mejor al esperado en las exportaciones, especialmente debido a las mejores expectativas para la producción y exportación de hidrocarburos a largo plazo, podría sostener un crecimiento favorable del PIB, contener el déficit de la cuenta corriente y reducir los desequilibrios económicos. «Derivado de ello, podríamos revisar la perspectiva a estable”, precisa la calificadora de riesgo.
Dependencia
Según Standard&Poors, a pesar de los recientes esfuerzos por diversificar la economía boliviana el país aún depende del sector de hidrocarburos.
Las exportaciones de commodities representaron más de 75% del total, mientras que las de gas natural contribuyeron con alrededor de 30%, en 2016, desde más de 50% registrado en 2013.
En promedio, 47% de los ingresos del sector público (en la forma de regalías e ingresos fiscales) se derivó del sector de hidrocarburos durante 2010-2014, reduciéndose a 32% en 2016, añade el informe emitido el 25 de este mes por S&P.
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