ONU • La riqueza oculta de los millonarios alimenta la desigualdad

BBC Mundo

Marcelo Justo

Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y diversas estimaciones privadas reconocen que la desigualdad ha aumentado significativamente, pero se quedan asombrosamente cortos en su cálculo.

En 2006 la ONU halló que el 1% más rico del planeta poseía un 39,9% de la riqueza global, mucho más que lo que le tocaba al 95% de la población mundial.

En 2011, desde el sector privado, el «Global Wealth Report» (Estudio Global de la Riqueza) del Credit Suisse Research Institute halló que el 10% más rico tenía el 84% de la riqueza mientras que la mitad más pobre solo un 1%.
En los últimos años ha habido una explosión de estudios dedicados al tema, la mayoría con el nombre de «Global Wealth Report» que da un total de 236 millones de entradas cuando se lo busca en Google.
El tema está tan en el candelero que un libro de 650 páginas poblado de estadísticas sobre la desigualdad en los últimos tres siglos, «Capital in the 21st Century», del francés Thomas Piketty, se convirtió en un best seller en Estados Unidos.
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Sin embargo, según James S. Henry, ex economista jefe de la consultora McKinsey y profesor del Centro para la Inversión Internacional Sostenible de la Universidad de Columbia, tanto los cálculos de Piketty como los de organismos mundiales y privados subestiman la verdadera desigualdad mundial.
«Hay unos US$21 millones de millones ocultos en paraísos fiscales. Esta riqueza está en manos de una pequeña élite y no forma parte de las mediciones. El error de Piketty y de otras mediciones es que no valoran este factor que tiene un fuerte impacto en la desigualdad», indicó Herny a BBC Mundo.
Thomas Piketty

El libro de Piketty está entre los más vendidos en EE.UU.

Midiendo la desigualdad

Las mediciones sobre ingresos se establecen fundamentalmente a partir de las declaraciones impositivas, es decir, la riqueza registrada por el fisco.

En base a estas declaraciones se puede construir el coeficiente Gini que mide la desigualdad.

Este coeficiente va de 0 (igualdad total) a 1 (desigualdad absoluta).

En países con una estructura social más igualitaria como los escandinavos, el coeficiente es de 0,25. En países más desiguales, como algunas naciones africanas, alcanza el 0,6.

El estudio de Henry sobre la riqueza oculta («The Price off shore revisited») muestra las limitaciones de esta comparación cuando solo se toman en cuenta los datos visibles.

«La mitad de los US$21 millones de millones en depósitos en paraísos fiscales está en manos de las 91.000 personas más ricas del mundo, un 0,001% de la población mundial, que controla una tercera parte de toda la riqueza mundial. Esto nos permite calcular también que unas 8,4 millones de personas, es decir, un 0,14% de la población tiene el 51 % de la riqueza mundial», indicó Henry a BBC Mundo.

Los países con más desigualdad

El informe de Henry, basado en datos oficiales de cada país, de los Bancos Centrales mundiales (el Bank of International Settlements), el FMI y el Banco Mundial, analiza 139 países, la mayoría de ingresos medios-bajos.

Entre los 10 con mayor fuga de capitales en valores del 2010 se encuentran China, Rusia, México, Arabia Saudita, Malasia, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Venezuela, Qatar y Nigeria.
El impacto concreto que tienen sobre el cálculo de la desigualdad es claramente visible en un estudio específico sobre Argentina, «Fuga de Capitales III (2002-2012)», que halló un aumento del coeficiente Gini de 0,42 a 0,48 puntos una vez que se contabilizaban los fondos fugados a paraísos fiscales.
Mujer y bebé

América Latina es la región con el más alto nivel de inequidad del mundo.

Uno de los coautores de la investigación, el economista Jorge Gaggero, explicó a la BBC el impacto económico-social de este proceso.

«Si aceptamos que el stock fugado alcanza los US$400 mil millones de dólares, equivalente a 15 veces el nivel de reservas del Banco Central, el coeficiente de desigualdad salta de 0,42 a 0,48. Muchos piensan que en realidad la suma es aún mayor si se toman en cuenta las manipulaciones contables de empresas multinacionales y otros factores. Pero aún si nos limitamos a la cifra más ‘conservadora’, vemos que el salto que da la medición de la desigualdad neutraliza todos los avances logrados en una mejor distribución del ingreso por el crecimiento económico y las fuertes políticas sociales del período 2003-2010», indicó a BBC Mundo Gaggero.

El investigador, que es miembro fundador del capítulo de la ONG Justicia Fiscal en América Latina, señaló que en la región se visualiza un salto comparable en el coeficiente Gini de desigualdad cuando se toma en cuenta esta riqueza oculta.

«Aún sin contar la fuga de capitales América Latina es la región con el más alto nivel de inequidad del mundo. Contabilizando además esta fuga, la región confirma con creces ese triste privilegio», señala Gaggero.

La paradoja «americana»

Un ejemplo de este proceso en países ricos es la llamada «paradoja americana», analizada por Sam Pizzigati, del Institute for Policy Studies de Washington.

«Esta paradoja es la profunda desconexión que hay entre los datos que tenemos sobre la desigualdad de ingresos y desigualdad de riqueza. La de ingresos nos dice que ha habido un enorme crecimiento de la desigualdad entre los más ricos y el resto. Pero cuando analizamos la desigualdad de riqueza, vemos que la diferencia es ínfima», señaló a BBC Mundo Pizzigati.

Los datos más exhaustivos sobre ingresos salariales en Estados Unidos provienen de los estudios de Thomas Piketty y Emmanuel Saez que muestran que los del 1% más rico se duplicaron entre 1980 y 2010 mientras que los del 0,1% se triplicaron y cuadruplicaron.

Pero si uno mide la desigualdad de riqueza (el patrimonio de una persona, incluyendo depósitos, acciones, inmuebles, etc), se ve que en 1983 el 1% más rico tenía un 33,8% mientras que en 2009 tenía un 35,6%: el incremento de la desigualdad a este nivel es marginal.

«La explicación más lógica de esta diferencia es la riqueza oculta en paraísos fiscales. Si no, habría que pensar que esta gente se gasta $US 5.000 en cenas cada noche del año. No se puede consumir esa enorme diferencia de dinero. Está en algún lugar«

Sam Pizzigati, del Institute for Policy Studies de Washington

«La explicación más lógica de esta diferencia es la riqueza oculta en paraísos fiscales. Si no, habría que pensar que esta gente se gasta US$5.000 en cenas cada noche del año. No se puede consumir esa enorme diferencia de dinero. Está en algún lugar», explica Pizzigati.

Algunas objeciones

Los más férreos defensores de un neoliberalismo a ultranza señalan que no existen la «fuga de capitales» o los «paraísos fiscales».

Según esta concepción, el capital no se fuga porque su dueño tiene derecho a colocarlo donde más le convenga. El paraíso fiscal es simplemente la existencia de estados que ofrecen mejores condiciones para un determinado depósito o inversión.

Una segunda crítica se centra en el cálculo del dinero que se encuentra en los llamados paraísos o guaridas fiscales (el término «paraíso fiscal» proviene de una traducción errónea: el original en inglés es Tax Haven (guarida fiscal) confundido por homofonía con «Tax Heaven» (paraíso en inglés).

«No cabe duda que hay grandes sumas ocultas, pero cuando se trata de tanto dinero uno se pregunta qué se está haciendo con todos estos fondos. Los paraísos fiscales serían mucho más ricos de lo que son», señaló a la BBC John Whiting exdirector de política impositiva del Chartered Institute of Taxation del Reino Unido.

Desde esta perspectiva, no se cuestiona el concepto de «guarida o paraíso fiscal» sino la cantidad de fondos que se encuentran allí y su circulación.

Pero más allá del debate sobre el monto total, está claro que una vez que se incorpora el concepto de «Guarida o Paraíso fiscal» (y el consenso global es que son una entidad incuestionable) la desigualdad mundial es más profunda y preocupante que lo calculado hasta el presente.

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