Haciendo memoria colectiva del movimiento obrero boliviano

“Si pudimos resistir a las dictaduras militares, pudimos luchar contra ellas y pudimos derrocarlas, ¿cómo no poder hacer ahora (lo mismo) buscando la dignidad de la clase obrera?”[1]  (Grover Alejandro, exdirigente minero de la década de los setenta). A partir del relato que Alejandro hace de su lucha, constatamos que las luchas sindicales siguen vivas en la memoria colectiva de las y los exdirigentes del movimiento obrero boliviano. La experiencia de lucha del movimiento obrero “logró arrancar derechos al gobierno” y “estimuló el desarrollo de la conciencia política” (Poveda 2018) del movimiento estableciéndolo como una de las fuerzas sociales decisivas en el escenario político boliviano al cuestionar al sistema político tradicional en nombre de la sociedad boliviana desde una posición de independencia política como organización obrera y al lograr grandes reformas sociales que continúan beneficiando a la sociedad boliviana.

La memoria colectiva es un concepto que se vincula mayormente a la historia del trauma colectivo como el holocausto, guerras, dictaduras militares, masacres, exilio., etc (Arfuch, 2013). Si bien este concepto se emplea generalmente para tratar hechos traumáticos del pasado, la memoria colectiva también se emplea para recordar eventos reivindicativos de movimientos sociales y sindicales.

Descripción

La memoria es la vida. Siempre reside en grupos de personas que viven y, por tanto, se halla en permanente evolución. Está sometida a la dialéctica del recuerdo y el olvido, ignorante de sus deformaciones sucesivas, abierta a todo tipo de uso y manipulación. A veces permanece latente durante largos periodos, para luego revivir súbitamente. La historia es la siempre incompleta y problemática reconstrucción de lo que ya no está. La memoria pertenece siempre a nuestra época y constituye un lazo vivido con el presente eterno; la historia es una representación del pasado.

—    Pierre Nora, Les lieux de mémoire, vol. I: La République [traducción, Hobsbawm 1998]

 

“Si pudimos resistir a las dictaduras militares, pudimos luchar contra ellas y pudimos derrocarlas, ¿cómo no poder hacer ahora (lo mismo) buscando la dignidad de la clase obrera?”[1]  (Grover Alejandro, exdirigente minero de la década de los setenta). A partir del relato que Alejandro hace de su lucha, constatamos que las luchas sindicales siguen vivas en la memoria colectiva de las y los exdirigentes del movimiento obrero boliviano. La experiencia de lucha del movimiento obrero “logró arrancar derechos al gobierno” y “estimuló el desarrollo de la conciencia política” (Poveda 2018) del movimiento estableciéndolo como una de las fuerzas sociales decisivas en el escenario político boliviano al cuestionar al sistema político tradicional en nombre de la sociedad boliviana desde una posición de independencia política como organización obrera y al lograr grandes reformas sociales que continúan beneficiando a la sociedad boliviana.

La memoria colectiva es un concepto que se vincula mayormente a la historia del trauma colectivo como el holocausto, guerras, dictaduras militares, masacres, exilio., etc (Arfuch, 2013). Si bien este concepto se emplea generalmente para tratar hechos traumáticos del pasado, la memoria colectiva también se emplea para recordar eventos reivindicativos de movimientos sociales y sindicales.

¿Por qué mirar hacia atrás?

Según el sociólogo francés Maurice Halbwacks, el lenguaje es el marco a la vez elemental y más estable de la memoria, y ésta depende de él, confirmando que se recuerda a través de constructos sociales. En consecuencia la memoria colectiva, que es un esfuerzo concertado de un grupo de dar significado a eventos del pasado, tiene la flexibilidad de moverse entre el pasado, el presente y el futuro (Halbwachs 2002).

De este modo, y ahí radica su importancia, la campaña “Sindicalismo en Bolivia: debate sobre la Independencia Sindical y su vigencia” del CEDLA busca recuperar las experiencias de los[2] exdirigentes sindicales de ayer y hoy en un momento en el que el gobierno viene desplegando una serie de medidas para dividir y cooptar el movimiento obrero sindical; como puntualiza la maestra Gardenia Cortez, los dirigentes sindicales “…juegan los dos papeles; son dirigentes y a la vez forman parte del Gobierno”. Esta afirmación adquiere vital importancia en la campaña, ya que ésta busca destacar, por un lado, los logros del movimiento obrero y, por el otro, reflexionar sobre cómo enfrentar los desafíos actuales por los cuales atraviesa la entidad matriz. Es así que en el marco de esta campaña recogimos el testimonio de personas que participaron y protagonizaron la lucha obrera en Bolivia para que más allá de la historia del movimiento obrero nos contaran sus experiencias personales como militantes.

La memoria colectiva a través de los testimonios de exdirigentes

En su libro trascendental Los marcos sociales de la memoria, Halbwachs describe la “aparición de los grupos colectivos olvidados y excluidos” (Verón 2011, 59). Estos grupos comienzan a contar sus historias y experiencias personales con la esperanza de que éstas sean reconocidas en la historia. Cuando se les presentó el objetivo de la campaña a los miembros de la Confederación Nacional de Jubilados y Rentistas de Bolivia —en lo sucesivo CNJRB—, éstos expresaron inmediatamente un enorme interés en participar. Como señala Giovanna Hurtado, investigadora del CEDLA, aunque sean jubilados y rentistas, “los exdirigentes continúan siendo un actor activo en otras demandas como la defensa del sistema de salud pública y de la seguridad social de corto plazo”. Contrariamente a lo que muchos pensarían, para ellos la lucha no ha terminado porque siempre va haber un grupo marginalizado por las instituciones que necesita ser reivindicado.

Otro concepto importante acuñado por Halbwachs, de gran relevancia para la memoria colectiva, es el “marco social” que se refiere a un “cuadro de la memoria” donde se “representa una condición espacial y temporal relacionada con el pasado de un grupo social” (Ibid). Si aplicamos esta teoría al caso boliviano y más particularmente, a la situación de los exdirigentes, el recordar es un acto a través del cual los obreros, mineros, fabriles, maestros, entre otros, sitúan en un tiempo (década de los cincuenta, sesenta, setenta, etc.) y en un espacio pasado (las minas, empresas, lugares de marchas, Bolivia) sus luchas sindicales, sociales, económicas y por los derechos humanos, etc, que tienen para ellos un significado en el presente. En este sentido, podríamos identificar varios “cuadros de la memoria” en Bolivia. Estos podrían incluir: las luchas clandestinas por la democracia en los tiempos de las dictaduras militares en los cuales la actividad sindical era prohibida, así como la ocupación militar de las minas, las huelgas de hambre de las cuatro mujeres mineras de la Mina Siglo XX que reconquistan las libertades sindicales, las luchas de reivindicaciones sociales, las huelgas universitarias, la marcha por la vida, la relocalización minera, las luchas en torno a la guerra del gas, entre otros.  De la lectura en conjunto de los testimonios sobresale un cuadro de la memoria en particular: las asambleas. Para Ascencio Cruz, exdirigente minero de la mina Siglo XX, antes se practicaba ampliamente la democracia sindical, es decir el derecho de discrepar ideas en las asambleas…en el accionar cotidiano de la lucha. En cambio ahora,… los dirigentes están orientándose a callar la disidencia y la protesta iniciando procesos a los compañeros.

A modo de conclusión…

Los testimonios ofrecidos por los exdirigentes, por un lado, demuestran cómo procesos de memoria tienen el potencial de reformular relaciones políticas al rechazar narrativas que dejan de lado la autorreflexión y autocrítica del movimiento y, por el otro, tienen la capacidad de ofrecer narrativas motivantes a la sociedad en general. Exdirigentes como Grover Alejandro y Ascencio Cruz, entre muchos más, son ejemplos vivientes y vibrantes del movimiento sindical boliviano. Para ellos, el contar sus historias y experiencias les permite reconocerse en ellas tanto en el plano individual como colectivo. Más allá del panorama actual, es innegable que estos forjadores del movimiento obrero tienen mucho que enseñarnos y por eso es importante hacer memoria colectiva para que “la memoria de carácter comunicativo” de la cual habla el historiador francés, Pierre Nora, no deje “de existir cuando se muer[a]n sus portadores…” (Shuster 2010, 31) y para que, como dicen los miembros de la CNJRB, su conocimiento se traslade a las nuevas generaciones de dirigentes sindicales.

Bibliografía

    • Arfuch, Leonor. (2013). Memoria y autobiografía. Exploraciones en los límites. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
    • Halbwachs, Maurice. (2002). Fragmentos de la memoria colectiva. Atenea Digital. 2, 1- 11
    • Poveda, Pablo. (2018) “Sindicalismo en Bolivia: debate sobre la Independencia Sindical y su vigencia”. CEDLA: Alerta Laboral No 80”.
    • Schuster, Sven. (2010). Colombia: ¿país sin memoria? Pasado y presente de una guerra sin nombre. Revista de Estudios Colombianos. (36): 30–49.
    • Verón, Alberto. (2011). Memoria, violencia y progreso: rostros ocultos de un país. Revista Anthropos: Huellas del Conocimiento. N_º230: (57-70).

 

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[1] Todos los testimonios en este artículo hacen parte de entrevistas realizadas a exdirigentes del movimiento obrero boliviano en el marco de la campaña “Sindicalismo en Bolivia: debate sobre la Independencia Sindical y su vigencia” 2018.
[2] Para no sobrecargar el texto, las palabras de tipo masculino aplicadas a las personas se refieren a hombres y mujeres.

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