Por Marcos Romero CIUDAD DE MEXICO, 7 (ANSA)- El principal desafío para el crecimiento económico es la inseguridad, por arriba de la inestabilidad financiera internacional y la política fiscal, entre otros factores.
Esta es la conclusión que arroja una encuesta con expertos levantada por el Banco de México (central), según la cual por primera vez en más de un año el tema de la criminalidad vuelve a colocarse en el centro de las preocupaciones de los especialistas como factor que puede frenar la economía.
El 20% de los interrogados opinó que la violencia derivada de la lucha contra las drogas supera a la inestabilidad financiera internacional (19%) como factor que podría impedir el crecimiento del producto interno bruto (PIB).
En la lista de elementos que podrían interponerse en este desarrollo figuran en segundo plano la debilidad del mercado externo (18%), la política fiscal (10) y la debilidad del mercado interno (9).
En cambio, otros temas que suelen figurar como temas de preocupación para los entendidos, como el tipo de cambio, el endeudamiento de las familias o el elevado costo del financiamiento interno, esta vez no fueron mencionados en forma prioritaria.
El año pasado, la encuesta entre especialistas colocó en los primeros lugares del elenco a la debilidad del mercado externo y el entorno económico mundial.
Las tasas de interés externas y la incertidumbre económica interna fueron ubicados con niveles de 5% en la nómina de retos principales que habrá de afrontar el país en los próximos meses.
También se colocan en un nivel secundario las presiones inflacionarias, la incertidumbre cambiaria, la ausencia de cambio estructural y la contracción de la oferta de recursos del exterior.
México creció el año pasado 1,2%, contra una expectativa oficial de entre 2 y 3%, después de superar una fuerte desaceleración que, de acuerdo con algunos especialistas, fue en realidad una «recesión suave».
Para el próximo año, el gobierno pretende un crecimiento de alrededor del 4% luego que el Congreso aprobó una serie de reformas estructurales, en ámbitos como el fiscal, energético, educativo y financiero.
El país está inmerso en una espiral de violencia luego que el gobierno del ex presidente Felipe Calderón declaró la guerra a los cárteles en 2007 y que arroja hasta ahora más de 100.000 muertos, 27.000 desaparecidos y unos 250.000 desplazados.
El centro de gravedad de la criminalidad se desplazó en los últimos meses de las ciudades de la frontera norte, a una amplia región del sur del país, colindante con las costas del Pacífico, en especial los estados de Guerrero y Michoacán.
En ésta última provincia, fuerzas federales lanzaron días atrás una poderosa ofensiva en este territorio donde florecen los cultivos de marihuana y amapola, los laboratorios clandestinos de droga sintética y el trasiego de otras sustancias.
El objetivo es para poner fin al caos que generó la creciente presencia del cártel de los Caballeros Templarios, que disputa la volátil zona con las bandas La Familia Michoacana y Jalisco Nueva Generación.
La crisis de seguridad en ese estado se agudizó con la aparición de los llamados Grupos de Autodefensa, que comenzaron a crecer como espuma para enfrentar a los cárteles y que el gobierno se vio a precisado a contener con el temor de que deriven en grupos paramilitares al estilo Colombia.
El costo de la inseguridad en México representa unos 215.000 millones de pesos (unos 18.000 millones de dólares), el 1,34% del Producto Interno Bruto (PIB), según expertos del Banco Nacional de México (Banamex), filial del coloso estadounidense de las finanzas Citigrup.
Una Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública levantada 2013 señala que nueve de cada 10 delitos en el país no se denuncian; uno de cada tres hogares fue víctima de algún ilícito y 6 de cada 10 ciudadanos considera que la inseguridad es la principal problemática del país. MRM-ADG/MRZ
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