La banca internacional se hace más local

El País
El colapso financiero forzó a la banca internacional a replantearse sus negocios para reducir riesgos y evitar quedar expuesta a crisis fuera de sus fronteras. Este cambio en la manera de operar, que afectó principalmente a las entidades europeas, forma parte de un proceso que las hizo más locales y que les llevó a disminuir los préstamos directos a entidades en otros países.
Pero, como señala en un estudio el Fondo Monetario Internacional (FMI), no fue la crisis el único detonante del cambio. También influyó en el repliegue factores macroeconómicos, la regulación y la debilidad de los balances. De hecho, los relatores de este estudio señalan que los bancos mejor capitalizados son los que mostraron una mayor tendencia a mantener los préstamos transfronterizos.
La crisis financiera forzó a los grandes bancos en EE UU y Europa a limpiar sus balances y a desprenderse de activos que le creaban más problemas que beneficios, para concentrarse así en los negocios más estables. La presión de los supervisores y los nuevos requisitos de liquidez aceleró este cambio estructural, mientras la situación económica redujo a la vez el crédito.
Por lo general, los bancos internacionales redujeron en un 5% el número de sucursales y filiales que tienen en el extranjero en el periodo posterior a la crisis financiera. Se notó especialmente en los bancos europeos, como muestran las tablas del FMI, que toman como referencia a 64 países. El estudio cita a España como uno de los países que más incrementó las operaciones locales.
“La caída en la filiales en el extranjero es un reflejo de cómo los bancos internacionales estás reorientando sus operaciones hacia los mercados locales o en los que tienen una ventaja competitiva”, indican el Fondo. El repliegue de bancos europeos se notó especialmente en Asia, pese al crecimiento económico de la región.
A la vez que se experimentó una contracción durante los últimos años en este tipo de financiación entre entidades en diferentes países, los préstamos locales concedidos por filiales de bancos extranjeros se mantuvo estable. Este reenfoque de la actividad de los bancos, en principio, como señala el FMI, abrió un hueco para que otros bancos locales pudieran expandirse a nivel regional.
El análisis forma parte de estudio que acompañará el informe sobre la estabilidad financiera mundial, que se publica la semana que viene en la víspera de la reunión semestral del FMI en Washington. El equipo que dirige el español José Viñals se pregunta si el hecho de que la banca internacional sea más local la hace más segura. La respuesta es que puede ser un “arma de doble filo”.
El hecho de que los bancos se enfoquen más en los préstamos locales tiene un efecto positivo en la estabilidad financiera de los países anfitriones donde operan. Pero la contracción de la financiación transfronteriza, indica el FMI, puede “menoscabar” también algunas de las ventajas que aportan este tipo de transacciones a la inversión y, por tanto, al crecimiento económico.
De hecho, este repliegue tiene efectos opuestos en la estabilidad financiera. Por un lado, es cierto que los préstamos directos entre entidades en países diferentes eleva el riesgo de transmisión de las crisis y la volatilidad. Pero por otro lado, esta contracción reduce la diversificación del riesgo y de los grupos bancarios. Los bancos internacionales, apunta, están menos expuestos a crisis locales.
El Fondo insiste en la importancia de que los países sigan adelante con las reformas de la industria financiera, para hacerla más segura y mitigar los riesgos para la economía global. Pero al mismo tiempo pide a las autoridades que den con la fórmula para “aprovechar al máximo” las ventajas de los préstamos entre países, como la distribución del ahorro.
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