BM • Conmoción como no se ha visto otra: la COVID-19 sacude los mercados de productos básicos

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  • La pandemia de COVID-19 ha repercutido en la oferta y en la demanda de productos básicos, teniendo efectos directos —derivados de los cierres de los negocios y las interrupciones de las cadenas de suministro—, e indirectos —como resultado del estancamiento del crecimiento económico—. Los efectos ya han sido considerables, en particular en el caso de los productos básicos relacionados con el transporte.
  • Los precios del petróleo se han desplomado y se espera que la demanda disminuya en una cantidad sin precedentes en 2020.
  • Si bien la mayoría de los mercados de alimentos están bien abastecidos, la preocupación por la seguridad alimentaria ha aumentado a medida que los países anuncian restricciones comerciales y realizan compras extraordinarias.

A medida que los países de todo el mundo hacen frente a la emergencia sanitaria de la pandemia de COVID‑19, los efectos económicos de la suspensión de casi toda actividad han repercutido inmediatamente en los mercados mundiales de productos básicos y es probable que sigan afectándolos durante los próximos meses.

Tal como se señala en la edición de abril del informe Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos), la pandemia ha afectado tanto a la oferta como a la demanda de productos básicos. Esos efectos son directos —resultantes de los confinamientos para mitigar la propagación del virus y la alteración de las cadenas de suministro—, pero también indirectos, pues la reacción mundial a la pandemia desacelera el crecimiento y conduce a lo que se prevé será la recesión mundial más profunda de los últimos decenios.

El verdadero impacto de la pandemia en los mercados de productos básicos dependerá de su gravedad, su duración y la forma en que los países y la comunidad mundial decidan responder a ella. La pandemia puede dar lugar a cambios permanentes en la oferta y la demanda de esos productos y, en especial, en las cadenas de suministro que los trasladan desde los productores hasta los consumidores de todo el mundo.



Los efectos ya han sido considerables, en particular en el caso de los productos básicos relacionados con el transporte. Los precios del petróleo se han hundido desde enero y han alcanzado mínimos históricos en abril, cuando algunos precios de referencia se han negociado en niveles negativos. Las caídas reflejan la fuerte disminución de la demanda y se han visto exacerbadas por la incertidumbre en torno a los niveles de producción de los principales productores de petróleo. Debido a los esfuerzos de mitigación, que han supuesto la limitación de la mayoría de los desplazamientos, se espera que este año la demanda de petróleo disminuya en una cantidad sin precedentes de 9,3 millones de barriles por día con respecto al nivel de 2019, que fue de 100 millones de barriles diarios. Se prevé que el precio del petróleo alcance un promedio de USD 35 por barril en 2020, lo que supone una fuerte revisión a la baja con respecto a la previsión de octubre, y un desplome del 43 % con respecto a la media de USD 61 por barril de 2019. Los precios del caucho natural y del platino, ambos muy utilizados por la industria del transporte, también han sufrido bajas.

Los recientes esfuerzos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y de otros productores de crudo por reducir la producción en respuesta a la caída de la demanda aliviarán en parte la presión sobre los mercados del petróleo. Sin embargo, a largo plazo, el acuerdo actual, en la medida en que suponga un respaldo para los precios, estará sometido a las mismas fuerzas —aparición de nuevos productores, así como procesos de sustitución energética y aumento de la eficiencia— que condujeron al colapso de anteriores acuerdos de la OPEP y otros pactos sobre productos básicos. En una sección del informe se examina la OPEP desde la perspectiva histórica de anteriores esfuerzos coordinados para gestionar los precios de determinados productos básicos.



Se prevé que los precios de la energía en general —que también incluyen los del gas natural y el carbón— se reducirán en promedio un 40 % en 2020 con respecto a 2019, si bien experimentarán un repunte notable el próximo año. Aunque los precios del gas natural han disminuido considerablemente este año, los del carbón se han visto menos perjudicados, ya que la demanda de electricidad se ha visto menos afectada por las medidas de mitigación.

La interrupción de la actividad económica ha afectado a productos básicos industriales como el cobre y el zinc, y se espera que este año los precios de los metales en general caigan. La desaceleración del crecimiento económico en China, que representa la mitad de la demanda mundial de metales, afectará a los precios de los metales industriales. Por otra parte, los precios del oro han aumentado, dado que los compradores han buscado seguridad frente a las turbulencias de los mercados financieros.

Los precios agrícolas están menos vinculados al crecimiento económico y solo han sufrido disminuciones menores en los primeros meses del año, con la excepción del caucho, que experimentó una fuerte caída, y del arroz, que aumentó debido al empeoramiento de las condiciones de las cosechas y a algunas restricciones comerciales. Se prevé que en 2020 los precios mundiales de los productos agrícolas se mantengan en general estables, ya que los niveles de producción y las existencias de la mayoría de los alimentos básicos se encuentran en máximos históricos.

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Un agricultor de arroz trabaja en el campo. © wanphen chawarung/Shutterstock

La mayoría de los mercados de alimentos están bien abastecidos. Sin embargo, la preocupación por la seguridad alimentaria ha aumentado a medida que los países anuncian restricciones comerciales —entre ellas prohibiciones de exportación de ciertos productos básicos— y realizan compras extraordinarias. Del mismo modo, la producción de productos básicos agrícolas, y en especial en la próxima temporada, podría verse afectada por las perturbaciones en el comercio y la distribución de insumos como fertilizantes, plaguicidas y la disponibilidad de mano de obra. Los desajustes de las cadenas de suministro ya han afectado a las exportaciones de productos perecederos como flores, frutas y hortalizas de algunos mercados emergentes y economías en desarrollo.

A pesar de que los mercados están bien abastecidos, las restricciones a las exportaciones podrían perjudicar la seguridad alimentaria de los países importadores. El Banco Mundial se ha unido a otras organizaciones en el llamado a la acción colectiva para que el comercio de alimentos siga fluyendo entre países.

El impacto de la pandemia de COVID-19 en los mercados de productos básicos en general puede dar lugar a cambios a más largo plazo. Los costos de transporte podrían ser más elevados debido a los requisitos adicionales para el cruce de fronteras. El aumento de los costos comerciales afectará en particular a los productos básicos agrícolas y alimentarios y a los textiles. Las decisiones de hacer acopio de ciertos productos básicos podrían afectar a los flujos comerciales y repercutir en los precios mundiales.

Los mercados emergentes y las economías en desarrollo que dependen de los productos básicos serán las más vulnerables a los efectos económicos de la pandemia. Además de las consecuencias sanitarias y humanas a las que se enfrentan, y de los efectos de la recesión económica mundial, la reducción de la demanda de exportaciones y la perturbación de las cadenas de suministro repercutirán en las economías de esos países.

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