Los planes de Aranguren para YPF y Vaca Muerta

El designado ministro de Energía tiene una estrategia que será clave para el futuro de la región. Qué pasará con Galuccio.
El nuevo ministro de Energía y Minería de la Nación es un hombre muy conocido en la región.
 
Juan José Aranguren es ingeniero químico de profesión, con un posgrado en Sistemas realizado en la UBA. Sus primeros y grandes pasos los dio en Shell, hace casi cuatro décadas. Desde el 2003 fue presidente de la firma angloholandesa con base en el país y, al mismo tiempo, vicepresidente del área de Suministros y Distribución para América Latina.
 
Fue el enemigo público número uno del matrimonio presidencial y perseguido por años por el entonces temido secretario de Comercio Guillermo Moreno. Su pecado: criticar la política intervencionista de la administración central, que frenaba el desarrollo de la actividad, y hablar de la inflación que carcomía los cimientos del modelo. Sufrió en todo ese tiempo decenas de causas penales en su contra iniciadas por el gobierno, una práctica comúnmente usada por los Kirchner para encuadrar a los empresarios que intentaban levantar la voz frente a los atropellos económicos.
 
Respetado por los gobernadores Jorge Sapag y Alberto Weretilneck, incursionó a través de Shell con fuertes inversiones en la región. Fue un crítico de ciertas políticas aplicadas en YPF tras su nacionalización, pese a tener un respeto profesional muy elevado por el CEO de la empresa, Miguel Galuccio.
 
En Río Negro y Neuquén esperan con ansiedad que Aranguren dé los próximos pasos en materia de política energética y, en especial, ver qué relación mantendrá con las autoridades de la empresa insignia a nivel nacional.
 
Una alta fuente del gobierno que asumirá el 10 de diciembre dio una serie de pautas que definirían los trazos gruesos de la línea a implementar en este segmento tan importante de la economía nacional.
 
• Dentro del paquete de medidas económicas que llegarán al Congreso una vez que asuma el presidente Macri, muchas tendrán que ver con la necesidad de incentivar la producción de gas y, en menor medida, petróleo para poner nuevamente en marcha la industria hidrocarburífera y frenar el drenaje de divisas que generan las importaciones.
 
• Se mantendría -por lo menos en lo que al mediano plazo se refiere- el valor del barril criollo, para no generar alteraciones en el mercado laboral de las provincias hidrocarburíferas.
 
• Se iría a una corrección progresiva de las tarifas públicas, profundizando la estrategia de concentrar los subsidios en la demanda y no en la oferta, como se ha venido haciendo.
 
• Se volverían a abrir las fronteras a las inversiones, una vez levantado el cepo al dólar y regularizado el mercado cambiario. Vaca Muerta es un área estratégica para el desarrollo del gas y hacia allí se intentará orientar ese posible flujo de divisas.
 
• Se evalúa realizar una auditoría sobre YPF para contar con todos los datos de la empresa y su trabajo desde la estatización hasta la fecha. Se respetarán los programas ya iniciados por la empresa.
 
• Ante la pregunta de la continuidad de Galuccio al frente de YPF, la fuente consultada aseguró: «Será una decisión del presidente Macri».
 
• Desde el ministerio se impulsará poner a disposición todas las demandas de la Justicia en materia de contratos, en especial los vinculados con la importación de gas por YPF a través de Enarsa, empresa que tiene poco futuro dentro de la gestión Macri.
 
• La idea de la nueva cartera es impulsar una YPF competitiva a nivel internacional, buscando una dinámica que hoy la empresa argentina no logra encontrar. «Hay muchas Vaca Muerta en China, en Ucrania, en Sudáfrica, en Colombia… y si no hacemos atractiva la nuestra los capitales irán por otro lado», supo decir Aranguren a la revista especializada «Apertura» esta semana.

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