La COB histórica está ‘en proceso de burocratización’

‘Burocratización sindical’  y ‘desideologización’ son las dos nociones afines con las que analistas describen la situación actual de la Central Obrera Boliviana (COB), un organismo que ha sido fundamental para la recuperación de la democracia y para impedir medidas impopulares

La Razón / Suplemento Animal Político / El punto sobre la i / Ricardo Aguilar Agramont / La Paz / 26 de mayo de 2013

Después de 16 días de una huelga general, en demanda de una mejora de las rentas de jubilación, llamada por la Central Obrera Boliviana (COB) y su desmovilización por 30 días, resta reflexionar sobre el presente de esta institución —única en su género en toda la región—, considerando su pasado y los hitos logrados como actores activos en la política boliviana.

Tanto Remberto Cárdenas como el economista e investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) Carlos Arze ven que la COB está en un proceso de “burocratización sindical”, aunque el primero prefiere llamar al fenómeno “desideologización”.

Ligando el pasado inmediato con uno más lejano, Arze dice que lo demostrado en las últimas movilizaciones de los asalariados “es la prueba de que los métodos de los trabajadores siguen vigentes”.

En el sindicalismo y en la dirección de los sindicatos —explica— siempre ha habido un carácter cíclico: “a mayor radicalización de las bases, las dirigencias, a pesar de sus ideas, han tenido que adoptar decisiones radicales con perfiles revolucionarios”, mientras que cuando “hay una debilidad de las bases”, las burocracias se liberan y actúan según sus deseos sin hacer caso a quienes representan: “eso es la burocratización sindical” y se muestra específicamente en la cercanía de las cabezas de la COB con el Movimiento Al Socialismo (MAS), lo cual “no impide” que las bases “tengan autonomía” para movilizarse.

Esta última movilización “reivindicativa”, según Cárdenas, se desarrolló a “media máquina” porque hubo “presiones” para evitarla. “Estoy en condiciones de afirmar que antes y durante la movilización, algunos dirigentes, y en primer lugar el ejecutivo de la COB (Juan Carlos Trujillo)  vinculado al MAS, han tenido diálogos reservados con el Gobierno para analizar la situación y evitar lo que sucedió”, afirma en referencia, en otros términos, a la “burocratización sindical” que caracteriza Arze.

Así, Cárdenas, con experiencia en la militancia política, habla de la “desideologización y despolitización de la dirigencia y las bases de la COB”. “Los mineros abandonan ideas revolucionarias, por ejemplo, la nacionalización de las minas. Asumieron otras. Me consta que algunos dirigentes creen que la nacionalización es inconveniente”; no plantean que “se nacionalice San Cristóbal”. Antes —apunta— estaban con la tesis socialista, ahora no tienen ninguna tesis o aceptan que la nacionalización es “comprar acciones de una empresa, como lo ha hecho este Gobierno”.

Según su análisis, la COB no sabe qué plantear frente a un Gobierno que “no es popular” (sino “de los campesinos medianos”) porque “tienen temor de que puedan servir a la derecha o al imperialismo”, a eso “llamo desideologización”.

Adicionalmente —dice— han adoptado ideas “extrañas al movimiento obrero, defendiendo planteamientos de los patrones; por ejemplo, rechazando la nacionalización creyendo que van a perder sus empleos o van a ganar menos”.

Lo que hoy se ve —retoma Arze— “es una rémora, un lastre” en los sectores dirigenciales que han renunciado totalmente de las posiciones revolucionarias. “Ésta es la expresión más cruda de eso: se les cayó el mundo el 89 (la caída del Muro de Berlín) y están buscando una nueva burguesía progresista”. Según reflexiona, los sindicalistas la habrían encontrado en los “campesinos ricos” y los cooperativistas “que están gobernando”.

Los mecanismos “que han creado” hacen que se reproduzcan eternamente y puedan reelegirse indefinidamente. “Pese a esa burocratización, esta movilización (por la mejora en las rentas para los jubilados), su persistencia y la dureza con que ha enfrentado al Gobierno está demostrando que las bases están dispuestas por luchar por sus intereses y derechos”, analiza.

Hitos. Muchas son las luchas emblemáticas de la COB. Un logro que pervive hasta la actualidad, y por el que se diferencia de los sindicatos de toda América del Sur, es haber permanecido como el único ente que representa a los trabajadores. En los países vecinos hay diferentes instituciones gremiales específicas y no existe una que las aglomere.

Para mencionar algo más específico, habrá que recordar que lo que luego sería su núcleo principal, es decir, los mineros, “lograron insertar los cambios más importantes con la revolución nacional del 52 y convertirse en un poder dual con el Estado”, señala Arze.

Lo “más importante” que ha logrado la COB, de acuerdo con Cárdenas, es derrotar a gobiernos de facto. Hay huelgas de la COB que han derrotado al militarismo; como por ejemplo en 1970, la “intentona” encabezada por el general Rogelio Miranda contra Alfredo Ovando. “Los trabajadores lo impidieron junto a algunos militares comandados por Juan José Torres”.

Luego, estos sectores hicieron una “alianza rarísima” (la Asamblea Popular) y “llena de desconfianzas” entre militares y trabajadores, afirma. Según Arze, la Asamblea Popular estuvo en los umbrales de llegar a ser un “cambio revolucionario profundo”.

“Tal vez” —duda Cárdenas— la victoria “más líquida” fue la derrota del golpe de Alberto Natusch Busch en 1979. Otro ejemplo que cita es la “huelga política” contra el golpe de Luis García Meza, aunque no logró sus objetivos de derrocarlo. “Ése es el caudal político más importante de la COB, además el haber logrado mantener la unidad orgánica que tiene hasta hoy a diferencia de los sindicatos de Latinoamérica”

La presencia de la COB y los sindicatos afiliados ha sido primordial para impedir, con su resistencia, que ciertos gobiernos tomen algunas medidas reaccionarias que empeoraban la situación del conjunto de la población en muchas ocasiones durante la democracia.

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