La Jornada • Jóvenes en El Alto: Más estudio, menos trabajo • 07/03/2016

Las investigadoras del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), Silvia Escobar de Pabón y Giovanna Hurtado Aponte, sobre los jóvenes, la educación y el trabajo en la ciudad de El Alto señalan que como toda ciudad joven, El Alto ha tenido como fuente de su crecimiento demográfico a los grandes flujos migratorios, originados en su entorno rural, en los centros urbanos del Altiplano y en la propia ciudad de La Paz, que se dirigieron a esta urbe con la expectativa de encontrar oportunidades de trabajo.

Luego de haber alcanzado un ritmo de crecimiento demográfico de 9% anual hasta los noventa, hoy el aumento de su población es más pausado, similar al promedio urbano nacional (2,3%).

La evolución de la población joven en El Alto, que comprende a las personas de 15 a 24 años, ha seguido la misma tendencia. Según el último censo, la población joven de esta ciudad es de 182.000 personas que conforman el 21,5% del total, con una relación de 93 hombres por cada 100 mujeres. Actualmente, se encuentra entre las ciudades más expulsoras de jóvenes en transición a la vida adulta (20 a 24 años), los que se ven obligados a buscar oportunidades laborales y de vida en otros lugares del país, pero cada vez más en el exterior.La escolaridad de los jóvenes avanza lentamenteDebido a la importancia que la educación adquiere como vehículo de movilidad social, los jóvenes y sus familias realizan grandes esfuerzos para mejorar sus niveles de escolaridad que se han traducido en una leve variación en el promedio de años de estudio hasta 11,4 en estos últimos años. Esto se debe a que todavía enfrentan problemas de desigualdad en su acceso y permanencia en el sistema educativo, más allá de los que se presentan en la calidad.Las investigadoras explican que si bien la mayor parte de los adolescentes (15 a 19 años), ha aumentado su permanencia en el sistema educativo, los jóvenes de 20 a 24 años alcanzan una media de 12,7 años de estudio, apenas por encima del equivalente al bachillerato. Se ha comprobado que después de concluir la secundaria, solo la mitad de los jóvenes continúa en el sistema educativo formal (nivel técnico, superior o universitario) y esta proporción disminuye al 25% entre los que pertenecen a hogares con menor nivel socioeconómico. Además, la proporción de jóvenes que logran obtener titulación en la educación superior es extremadamente baja –uno de cada tres que asiste a este nivel– con una composición de seis hombres por cada mujer.En el Alto, la demanda de trabajadores se dirige principalmente a los adultos portadores de experiencia antes que a los jóvenes y, dentro de este grupo, se prefiere contratar a los que alcanzaron el bachillerato, para la realización de tareas que solo exigen conocimientos y habilidades básicas. De hecho, la tasa de ocupación de los jóvenes con educación superior (completa o incompleta) siempre es menor a la que presentan los bachilleres, de manera que el desempleo juvenil es más alto entre aquellos que cuentan con mejores credenciales educativas.Por lo tanto, la baja retribución que tienen los logros educativos de los jóvenes en el mercado laboral, aparece muchas veces como un desincentivo para su permanencia en el sistema educativo. No obstante, los jóvenes buscan responder a los perfiles que demanda el mercado de trabajo a través del aprendizaje y desarrollo de habilidades y destrezas específicas en áreas tales como: computación, idiomas, instalaciones en obras de construcción, artes musicales, secretariado, corte y confección y ventas, entre otras, en el ámbito de la educación no formal.Uno de cada seis adolescentes y uno de cada tres jóvenes de 20 a 24 años ha realizado algún curso de capacitación en los últimos cinco años. Consultados sobre los beneficios que este aprendizaje les habría reportado, la mitad señala “para nada todavía”. De continuar estas tendencias, los jóvenes continuarán siendo los más afectados por el desempleo y el subempleo por cuanto muchos ocupan puestos de trabajo que no hacen uso pleno de sus conocimientos y capacidades.El difícil tránsito desde la escuela al trabajoEn versión de Escobar y Hurtado, contar con un ingreso propio o con uno que permita contribuir con su trabajo al ingreso del hogar, se convierte en una necesidad apremiante para gran parte de los jóvenes. Es por esta razón que comienzan a trabajar a muy temprana edad, y generalmente lo hacen en forma simultánea a la asistencia escolar (seis de cada diez inician su vida laboral antes de cumplir los 15 años).Esta temprana inserción en el mundo del trabajo llega a determinar el tipo y la calidad de los empleos a los que acceden durante el resto de su vida activa, a pesar de los grandes esfuerzos que hacen para mejorar su educación. Enfrentados a un mercado de trabajo con baja capacidad para generar empleos y mejorar su calidad, los sueños y las expectativas que tanto los jóvenes como sus familias han ido alimentando pocas veces se cumplen.Las primeras inserciones laborales, marcan de una u otra manera su trayectoria laboral y esto se repite de generación en generación. Debido al atraso tecnológico de su base económica, los requerimientos de fuerza laboral en el municipio son principalmente para cubrir puestos de trabajo que requieren bajas calificaciones para su desempeño. Entonces, cabe preguntarse, ¿para qué estudian los jóvenes de El Alto, si no podrán encontrar empleos acordes a su nivel de formación?, al menos no en su municipio de residencia. Y quizás esta sea la razón por la que un importante número de ellos busca emplearse en otras ciudades mantienen la expectativa de salir del departamento o del país.Los jóvenes que ni estudian, ni trabajanLa importancia que en los últimos años ha cobrado el grupo los jóvenes que ni estudian ni trabajan –que ha recibido el denominativo de NI-NI– ha venido generando preocupación por la marginación que sufren de los principales mecanismos de integración social: la escuela y el trabajo.El fenómeno de los NI-NI afecta a uno de cada 10 jóvenes en El Alto. Son 20.820 personas, con las siguientes características: i) la mayoría tienen entre 20 y 24 años, cuando más necesitan lograr su independencia económica porque están próximos a constituir sus propios hogares; ii) son generalmente jóvenes de clases medias, pues los más pobres no pueden darse el lujo de permanecer inactivos cuando ya no estudian; iii) son mayormente mujeres que no han podido encontrar trabajo y dejan de buscarlo, refugiándose en las tareas del hogar, como única opción a falta de condiciones para estudiar o trabajar; iv) la mayoría tiene un nivel educativo equivalente a la secundaria completa o más.La falta de oportunidades sería la causa para que no estudien ni trabajen. Esto, simplemente muestra la exclusión de la que son objeto en un marco de ausencia de políticas públicas efectivas de promoción de la juventud, un aspecto que lleva a la reproducción generacional de la pobreza, además de suscitar el desaprovechamiento social de sus capacidades y potencialidades para contribuir al desarrollo del municipio.

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