LosTiempos•Permisos machistas

 

Columna
Publicado el 06/08/2019
 

Los 6 de agosto son oportunidades de oro para pensarnos y repensar el futuro que queremos para el país que habitamos. Podrían servir, en estos espacios de opinión, para destacar los 13 años de rencor que se han desatado y han logrado enfrentar entre sí a los bolivianos.

Inclusive servirían para acentuar los índices de pobreza multidimensional que asolan a Cochabamba, La Paz y Oruro y que, según el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), hasta 61 de cada 100 bolivianos son pobres multidimensionales.

Sin embargo son datos fríos, que sirven para elaborar una catarsis, o para elevar los índices de indignación colectiva; pero al día siguiente pasamos la página y volvemos a la loca carrera diaria por la subsistencia.

Es ahí donde prefiero detenerme, en la cotidianeidad. Hace poco escuché a una mujer que decía “Mi marido sólo me da permiso una vez a la semana para ir a ver a mis papás”. También viene a mi memoria a otra que explicaba a sus amigas que no tiene un perfil en Facebook porque su marido no le da permiso para tenerlo.

Podríamos exclamar que eso es el colmo del machismo y que a pesar de vivir en pleno siglo XXI, lleno de grandes desarrollos y avances tecnológicos, en realidad estamos viviendo en una época de oscurantismo neo tecno medieval.

Empero nada tiene que ver la tecnología con el tema, sino las mañas y manías que tiene la violencia para manifestarse. 

Hemos aprendido que la violencia doméstica se presenta de varias formas. El epítome de ella es el asqueroso y execrable feminicidio.  Pero de igual forma está la violencia solapada que mezcla repulsivamente machismo, economía, baja autoestima y relaciones tóxicas.

Una mujer dependiente de su esposo, con ningún ingreso económico, con la autoestima por el suelo, que piensa que lo que hace es por el bienestar familiar y que se sacrifica en aras de la paz doméstica para no discutir y terminar en una pelea campal, entre otros factores, es una mujer que contribuye a que el círculo vicioso del machismo se preserve ad infinitum.

Por eso este 6 de agosto, en lugar de desearle feliz cumpleaños a la patria o de recordarle a los gobernantes de turno cuáles son sus deberes, es preferible enterrar al machismo, identificar patrones de comportamiento, crear nuevos hábitos, impedir el desarrollo de malas relaciones y dejar de creer(se) el cuento de la media naranja. Somos seres completos y sólo quien está y tiene paz interior, podrá tener una relación saludable.

 

La autora es máster en comunicación empresarial y periodista

https://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20190806/columna/permisos-machistas?page=26