El Mundo • Trabajadores reciben bajas remuneraciones

La economía nacional va en detrimento, los expertos señalan que el desempleo se incrementó y que el problema está en aumento, ante esta situación las personas buscan sus propios modos de enfrentar esta situación y salir adelante. Inflación, deflación, crisis, desempleo, son términos muy utilizados por los economistas para explicar los fenómenos económicos actuales, sin embargo, un poco más allá de lo dicho en cifras y cuadros estadísticos, están las vidas que éstos reflejan, personas reales que enfrentan problemas sociales y financieros, mismos que a diario se traducen en noticias anunciadas por diferentes medios de comunicación. Semanas atrás se publicó un informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), el documento develó que en Bolivia al menos el 77 por ciento de las mujeres percibe un ingreso salarial inferior a Bs 1.288 por mes, para una familia con 4 miembros promedio, monto mínimo para cubrir el precio de la Canasta Normativa Alimenticia (CNA), datos que se recogieron hasta marzo del 2008. Parte del informe indicaba que al menos dos terceras partes de los trabajadores del país perciben menos de 1.288 bolivianos, es decir, no tienen el dinero necesario para la compra de alimentos. El Mundo salió a los barrios y pudo comprobar que la realidad en ocasiones impacta más fuerte que las estadísticas. En proximidades del barrio El Dorado, vive Margarita Gutiérrez, la precaria casita de madera en el centro del terreno, rodeada de árboles frondosos, la madre de una familia de cinco miembros lleva 31 años trabajando en servicios de limpieza, labor por la que percibe un salario de no más de 600 bolivianos. Para solventar los gastos alimenticios, ella conjuga esfuerzos con su esposo, quien tiene ingresos de 1.600 bolivianos monto con el que consiguen costear gastos de transporte, comida, ropa, estudios de sus dos hijos y una cuota mensual de 50 dólares para el terreno en el que viven. “Yo también trabajo con la revista Avón para conseguir un ingreso más y ayudar con los gastos, hay que hacer malabares para que alcance”, cuenta Margarita. Su madre, mujer de 80 años de edad, también ayuda con un trabajo eventual, ella plancha dos veces por semana y a cambio de ese trabajo le pagan 40 bolivianos por los dos días, Margarita, admite que el apoyo no deja de ser considerable. Las actividades que las personas adoptan para salir o hacer frente a la recesión económica son diversos, el comercio informal es uno de las más comunes, en los barrios alejados de la ciudad, especialmente en aquellos donde aún no se cuenta con un mercado fijo, sea por la poca demanda de quienes viven en las proximidades o simplemente porque el municipio no ha destinado terrenos o recursos. Una modalidad muy frecuente dentro del comercio informal de los barrios son las ferias ambulantes, en ellas el intercambio económico es vital para quienes la componen, muchas veces ese trabajo es su única fuente de ingreso. Seledonio Trujillo, se levanta todos los días de su vida antes de las cuatro de la mañana, hora en la que ya debe estar presente en el mercado Abasto, para conseguir la fruta que vende el resto del día, su jornada de trabajo comienza muy temprano y termina cerca de las diez de la noche. Son diez años que Trujillo vive de vender frutas, comenzó invirtiendo cien bolivianos, afirma que cuando inició ese monto le alcanzaba para comprar buena cantidad de naranjas y llevarlas a los barrios. Actualmente invierte alrededor de dos mil bolivianos, que traducen una ganancia de 100 bolivianos aproximadamente, de donde descuenta los gastos de reparación de su camioneta, comida, y diesel. “Ahora es más difícil vender fruta, sólo compra la gente que tiene plata, los precios suben y la gente cada vez compra menos, a veces se frega la movilidad, o el clima está feo y en vez de ganar uno sale perdiendo”, comentó Trujillo. Para mayor información haga click aquí

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