El Diario • Tasa de desempleo continúa en ascenso y Estado hace muy poco para remediar

• Según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas, hasta el 2009 había más de 202 mil desempleados en Bolivia.

Entre julio del 2008 y julio del 2009 la tasa de desempleo abierto se elevó del 10,2% al 11,0%, es decir en 0,8%. El aumento del desempleo fue mayor entre los hombres, pasando del 7,6 % al 8,9%, mientras que entre las mujeres siguió siendo alto y permaneció en un nivel del 13,3% con una ligera variación en comparación con la gestión 2008, según información oficial.

El número de desempleados en las ciudades de La Paz, El Alto, Santa Cruz y Cochabamba se incrementó en 25 mil, alcanzando las 202,336 personas hasta julio de 2009. Esta tendencia en la gestión 2010 no ha variado porque en el país no hay empleos dignos prometidos por el Gobierno, sino que se ha aumentado el empleo informal que alcanza a un 55%, incluso se menciona una cifra mayor que llegaría al 80 %.

En las gestiones 2008 y 2009, La población más escolarizada registró una mayor tasa de desempleo. Entre los que han alcanzado el nivel superior de educación la tasa llega al 13% y entre los que han pasado por la secundaria alcanza al 11,6%. Las razones para ello tienen que ver con que en los últimos 10 años no hubo una modernización del aparato productivo ni, por tanto, una consecuente expansión de la demanda de mano de obra calificada.

Además, la inserción ocupacional de los trabajadores con mayores calificaciones se ha caracterizado por el predominio de formas de contratación eventual o temporal que provocan una alta rotación laboral.

CRISIS ECONÓMICA

A poco tiempo de haberse manifestado la crisis internacional, sus efectos se trasladaron a la economía boliviana a través de diferentes mecanismos, entre los cuales destacan la caída en la demanda de las exportaciones, de los precios de las materias primas, la reducción de los ingresos por concepto de remesas del exterior y la disminución de la inversión privada nacional y extranjera.

Estas nuevas condiciones gestadas por la crisis se sumaron a factores preexistentes para incidir en un menor del ritmo de crecimiento económico, que pasó de 6,5% el 2008 a 3,4% el 2009, influido por el comportamiento declinante de las actividades productivas intensivas en mano de obra como la minería, construcción transporte, comunicaciones y la manufactura, además de petróleo y gas natural.

El saldo fue la caída en la demanda de trabajo, en particular, en el sector empresarial, el aumento de la tasa de desempleo, de la precariedad laboral y, por primera vez en el curso de la década, de la ocupación en el llamado sector informal urbano. Sobre la creencia de que la crisis afecta a todos por igual, la realidad muestra que la misma afecta de forma más pronunciada a los trabajadores.

INGRESO

Hasta fines de 2008 la parte del ingreso disponible del que se apropian los trabajadores disminuyó hasta apenas al 25% mientras siguió aumentando la participación de la ganancia empresarial hasta el 55%, más del doble de lo que obtienen los trabajadores asalariados en el país.

Esto confirma que ha recrudecido la explotación del trabajo, es decir, que el mantenimiento o restauración de las tasas de ganancia en fases de crisis se da a expensas de la flexibilidad laboral y del pago de remuneraciones muy por debajo del valor de la fuerza de trabajo, sostiene el informe oficial.

La información disponible en el 2009 permite verificar que a pesar de la tendencia a eliminar una parte del trabajo eventual, con el que generalmente se asocian las peores condiciones de trabajo, los indicadores de la calidad del empleo en Bolivia siguen mostrando un panorama desolador. “Es posible concluir que la permanencia de gran parte de los ocupados en sus puestos de trabajo ha sido posible a expensas de su calidad”.

De un año a otro, los ocupados sujetos a contratos por tiempo indefinido o con empleo estable siguen siendo apenas algo más de la mitad, llegando al 52% con una variación mínima respecto al 2008 (51,3). Este porcentaje es menor al promedio en el sector semiempresarial con 41,7% y empresarial con 50,1%. Mientras tanto, en el sector estatal la proporción de ocupados permanentes disminuye del 77,5% al 74,8%.

Esta tendencia permite constatar nuevamente que la demanda de trabajo estable no es sostenible en el país y que la seguridad en el empleo, para quienes se han mantenido en sus puestos de trabajo, se encuentra seriamente amenazada en este escenario de crisis.

PLAN NACIONAL

DE EMPLEO

El Gobierno ha planteado en la gestión 2009 el “Plan Nacional de Empleo” como parte del programa “Bolivia Líder” que busca una Patria fuerte con producción y empleo. Este plan tiene dos aspectos esenciales: el desarrollo del mercado y fomento del empleo a través de la exportaciones.

El Plan Nacional de Empleo, es parte del Plan Nacional de Desarrollo y durante el último año generará acciones concretas para combatir el desempleo, es el caso del Proyecto “Mi Primer Empleo Digno”, que ya logró capacitar e insertar laboralmente a más de tres mil jóvenes a nivel nacional.

SALARIOS

El incremento al salario mínimo nominal (SM) fue de 12% en el 2009, llegando a 647,5 bolivianos. En términos reales, de un año a otro el SM ganó poder adquisitivo en similar porcentaje, debido al bajo índice de inflación registrado en el 2009. Sin embargo, a pesar de esta recuperación, siguió cubriendo solamente el 47% del costo de la canasta normativa alimentaria. En el 2009, el 31,4 % de los trabajadores ganaba menos del salario mínimo y el 80,4% menos de dos salarios mínimos, ni siquiera el equivalente al costo de una canasta alimentaria.

Comparando los ingresos por sectores del mercado de trabajo se observa un comportamiento altamente diferenciado. Mientras que el porcentaje de ocupados son menos de dos SM en el sector estatal es de 25%, en el sector empresarial es superior al 53% y se eleva al 63,2% en el semiempresarial y al 71,8 en el familiar.

Es decir, mientras la mayor parte de los trabajadores solamente depende de sus ingresos laborales para satisfacer sus necesidades esenciales, con lo que ganan es cada vez más difícil cubrir, al menos el costo de una canasta alimentaria, la brecha entre los salarios y el valor de la canasta alimentaria se ha ampliado en los últimos años, afectando aún más la calidad de vida del conjunto de los trabajadores.

Los datos son ilustrativos: a inicios de la década, el salario medio representaba un 77% del costo de una canasta familiar, mientras que en el 2008, apenas alcanzaba a un 54% de la canasta. Una mirada comparativa de lo que acontece con los ingresos.

Por género se muestra que mientras la mitad de los hombres (50,9%) gana por debajo de SM, la proporción de mujeres en esta misma situación llega al 72,4%. Si se toma en cuenta que la brecha de informalidad entre hombres y mujeres tiende a disminuir, la amplia diferencia de ingresos que representan es un reflejo de la creciente segregación de las mujeres en los puestos de trabajo y ocupaciones que ofrecen las peores condiciones de trabajo, bienestar, promoción y desarrollo profesional, no solamente en el sector formal, sino también en el sector informal.

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