Opinión • Reservas de gas insuficientes aún para la industrialización

Reservas de gas insuficientes aún para la industrialización

Opinión, 29 de agosto de 2011.- Las actuales reservas de gas natural, estimadas en poco menos de 10 trillones de metros cúbicos (TCF), no garantizan grandes proyectos de industrialización de este recurso, se advierte en una investigación realizada por Christian Inchauste Sandoval, y publicada por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).

Según datos oficiales de YPFB, recogidos en la investigación, en la actualidad existe un déficit en relación a los compromisos asumidos por el Estado para los próximos 10 años, situación que sin embargo ha sido relativizada debido a una política agresiva de exploración y explotación que se ha propuesto la empresa estatal en los próximos cinco años y la ampliación, de 33 a 56 las áreas de potencial hidrocarburífero en Bolivia.

Hasta el año pasado, los compromisos para la próxima década sumaban 16.3 trillones de metros cúbicos, distribuidos de la siguiente manera: para el mercado interno 1.5 trillones, para exportación al Brasil 7.8 trillones, para exportación a la Argentina, según los nuevos términos de la adenda suscrita este año, 7 trillones, lo que hace un total de 16.3 trillones.

Esos datos se basan en los actuales datos de consumo diario promedio, medido en millones de metros cúbicos: para el mercado interno, 6 millones, para el Brasil 30 y para la Argentina 27 (esta es una proyección ya que ahora se exportan sólo 6 millones de metros cúbicos por día).

Con esa información, el investigador sostiene que actualmente no existía gas disponible para grandes proyectos de industrialización, por lo que se dependerá de nuevos descubrimientos de reservas para asegurar la industrialización y la satisfacción de la demanda interna.

También se recuerda que Bolivia llegó el año 2009 a un techo de producción de gas natural de 42 millones de metros cúbicos al día, lo que ya entonces planteaba un déficit de 21 millones de metros cúbicos al día si se quiere alcanzar el objetivo de cumplir los compromisos con la Argentina, de llegar a una exportación de 27 millones de metros cúbicos por día.

Mediante un ejercicio de proyección del consumo de gas natural para atender los requerimientos inmediatos de industrialización comprometidos por el Gobierno, la investigación estima que se precisa aumentar a 87.5 millones de metros cúbicos al día la actual producción de poco más de 40 millones para enfrentar 4 tipos de proyectos de industrialización que son gas a electricidad, gas a líquidos, gas a acero y gas a fertilizantes. Es decir, se precisa duplicar la producción actual.

Explica que ese flujo contempla cumplir con un contrato de venta de gas al proyecto de la Empresa Siderúrgica del Mutún y generar el flujo de gas suficiente para la planta de polietileno de Puerto Suárez. Además está la planta de petroquímica etano, etileno a polietileno para producir plásticos que no requiere volúmenes adicionales de gas natural sino su separación en componentes gaseosos básicos.

La corriente actual de 42 millones de metros cúbicos puede proveer el etano suficiente para la petroquímica, pero requiere un solo punto de separación de gas que, idealmente es Puerto Suárez, agrega.

Se advierte que entre el 2010 y el 2014, la entrada en producción de los campos de Incahuasi, Tacobo, Ingre, Margarita y Huacaya, cuyos volúmenes están por certificarse, darán el horizonte de planificación de las reservas de gas para al menos 20 años, condiciones necesarias para industrializar más de dos proyectos de gas natural, incluyendo los de Puerto Suárez y los proyectos mineros, así como las iniciativas de la zona del Chaco tarijeño.

Por el momento, agrega el investigador, y a la espera de la certificación y habilitación de los nuevos campos, por un tema de falta de producción suficiente, no es posible garantizar la cartera de proyectos de la primera fase de la industrialización e incluso el crecimiento del mercado depende de esos nuevos campos.

Índices.

Bolivia

La suma de inversión extranjera y la pública, forman el índice de Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF).

En Bolivia llegó, en 2008, a 17 por ciento del PIB. Un nivel insuficiente para apoyar el desarrollo de la cadena del gas y su industrialización.

Otros países

Comparativamente, este índice en los países más industrializados de la región, como Argentina, Chile y México, por ejemplo, oscilan entre el 22 y el 25 por ciento .

En China, el índice FBCF se sitúa en niveles de 38 por ciento a 40 por ciento

El salto industrial del MAS

Se recuerda que el Movimiento Al Socialismo (MAS), dentro de su plan de gobierno 2010-2015, el presidente Evo Morales anunció un “salto industrial”, un ambicioso plan que incluye 11.500 millones de dólares de inversión para Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), unos 5.000 millones de dólares para la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) y unos 3.000 millones de dólares para la minería.

En total, se destaca en la investigación, se habla de unos 19.000 millones de dólares, o lo que es lo mismo, algo aproximado

al cien por ciento del PIB de Bolivia del año 2009 que será dedicado a inversiones en las industrias

de base e industrias de transformación, teniendo como ejes el gas natural,

el hierro del Mutún, el zinc de los Andes y  el litio del Salar de Uyuni.

El requerimiento es inmediato

Los principales proyectos que descansan en el gas natural:

– Un consumo de 8 millones de metros cúbicos día para el proyecto del Mutún, que producirá acero a partir del año 2015 durante 20 años. Incluye una central de 500 MW.

– La adición de 1.000 MW de generación térmica en la primera parte de la década en proyectos hidroeléctricos de ENDE y los proyectos de generación de electricidad para exportación.

– Se estima que cada 250 MW consumen un millón de metros cúbicos por día, que eleva la eficiencia energética de la planta al 60 por ciento a través de la recuperación de calor y una turbina de vapor.

–  Consumo interno que sube de 6 a 12 millones de metros cúbicos diarios en promedio en razón de los programas de gas a domicilio, de conversión de vehículos a gas natural, llegando a 200 millones.

– Proyecto de producción de carbonato de litio y potasio en el salar de Uyuni por parte de la COMIBOL y las fundiciones de cobre de Coro Coro, de bismuto y de wolfran.

– Ingreso en producción de la planta de amoniaco urea de Bulo Bulo para los años 2013-2014. Se estima que la planta consumirá 2.5 millones de metros cúbicos de gas.

–  Planta de transformación de gas a líquidos (GTL) para los años 2014-2015, donde la planta consumirá 4 millones de metros cúbicos de gas al día.

La industrialización del gas promueve varios beneficios

La industrialización del gas natural y las industrias que promueven su uso, conllevan una serie de otros beneficios para el Estado que se situará en una mejor posición incluso en el contexto internacional, sostiene un estudio sobre el tema realizado por Christian Inchauste en su investigación “Hacia una política de industrialización del gas natural en Bolivia”.

El estudio, divulgado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario CEDLA), señala que debe plantearse un modelo de industrialización con tres componentes: mercado interno, industrialización del gas y exportaciones al Cono Sur y/o GNL.

La industrialización del gas, dice el autor, romperá el paradigma del monoproductor de materias primas y se crearán economías de enclave, para contar con una burguesía compradora en vez de tener una burguesía industrial y financiera, así como mantener la estructura de dominio y explotación patrimonial del Estado.

Además, se indica, mejora las condiciones para negociar la exportación de gas.

A mayor diversificación de mercados, mejores condiciones para mejorar los precios de nuevos contratos del gas.

Contrariamente a lo que anuncian los analistas, dice el investigador, la entrada de las seis plantas de regasificación previstas en Sudamérica hará que el precio del gas suba a largo plazo para comenzar a nivelarse con el precio del petróleo que beneficia desde la crisis del petróleo de 1973 de los precios spot.

Otro beneficio, dice el estudio es consolidar la posición de Bolivia al centro del Cono Sur, a condición de tener un dominio unificado y cruzado de los planes de inversión de ENDE, EBIH y YPFB donde el componente de uso del gas en electricidad es estratégico.

Bolivia puede llegar a finales de 2015 con al menos 1.000 MW en electricidad hidroeléctrica y otros 1.000 MW en termoelectricidad a partir del gas natural.

Agrega que sumado a exportaciones de gas natural de alrededor de 50 millones de metros cúbicos al día al Cono Sur, Bolivia recuperará su rol de centro energético de Sudamérica con una matriz del gas mucho más equilibrada que en el modelo de exportar o morir.

Otro beneficio, se indica que se diversifican las inversiones en la cadena del gas, ya que depender de un solo contrato de exportación del gas a largo plazo sería tan suicida como tener un solo proyecto de industrialización. “Bolivia debe tener una cartera de distintos mercados de exportación y de varios proyectos de industrialización”.

Otro beneficio señalado es el fortalecimiento del mercado interno, que la llegada de mayor cantidad de gas natural y electricidad a las ciudades permitirá una mejora de la industria nacional a la vez que se eleva el nivel de vida de los ciudadanos.

Algunos de los proyectos de industrialización como el GTL y la planta de fertilizantes e insumos para la minería permiten asegurar que ciertos sectores de la economía tengan su suministro de insumos asegurado.

Además se destaca la creación de empleos, ya que durante la construcción y la operación de los proyectos de industrialización se crearán focos de desarrollo en el país que precisarán de importante mano de obra.

Además se menciona que con la industrialización basada en el gas natural se diversificará la canasta de exportaciones de Bolivia. “Al producir valor agregado, la industrialización del gas tanto en volumen de ventas como en productos permite una mayor diversificación de la canasta de exportaciones de Bolivia, comúnmente dividida en tradicionales (materias primas) y no tradicionales (productos agrícolas y productos acabados)”.

Inchauste señala que no debe descartarse la posibilidad de explorar el mercado del GNL del Atlántico que es el que más potencial de crecimiento tiene, en virtud de la existencia de un gasoducto de alta capacidad que conecta Bolivia con Brasil y que representó una inversión de casi 2.500 millones de dólares entre ambos países, que está en fase de amortización final.

“La opción GNL por el gasoducto Bolivia-Brasil es una opción viable a tener en cuenta ante la inminencia del final del contrato de compra-venta entre ambos países en 2019, siendo que Petrobras ya tiene la autorización de su Ministerio de Energía y Minas para exportar excedentes de gas por el sistema GNL”, agrega.

La pobreza y el subdesarrollo son un freno para los proyectos

Se han identificado por lo menos cuatro principales frenos estructurales a la industrialización en Bolivia y todos tienen que ver con la situación de subdesarrollo y pobreza del país.

Estos frenos fueron catalogados por el investigador José Romero Loza en su libro Bolivia, Nación en Desarrollo:

El primero, el retraso agrícola, que consiste en un lento desarrollo de las áreas rurales que impide que el campesino acceda al consumo de productos industriales. Se entiende, dice que se habla de bienes de consumo pero también de insumos para la propia industria agrícola, como fertilizantes, tecnología, tractores, etc.

La estrechez del mercado interno, que se expresa en el bajo índice del PIB per cápita en relación a los países vecinos, así como la concentración del poder de compra en pocas manos que hacen que el mercado interno sea todavía incipiente para algunos rubros.

Otro freno es la falta de infraestructura. Se explica que el capital social en Bolivia es todavía escaso y es una deficiencia para cualquier proyecto de industrialización, donde los costos de transporte son una variable esencial. Se subraya que el suministro eléctrico a gran escala es un punto esencial para la instalación de establecimientos industriales.

Se cita también el capital e inversión respecto a los bajos índices de formación bruta de capital fijo, un mal endémico en el país.

“No se debe olvidar que el crecimiento de la industria depende de un proceso constante y persistente de inversión. Durante el Siglo XX el promedio del coeficiente de inversión en relación al PIB de Bolivia fluctuó entre 10 y 13 por ciento, lo que explica los bajos índices de crecimiento de la nación en años pasados”.

Se recuerda que uno de los sustitutos posibles a la baja tasa de inversión es la llamada Inversión Extranjera Directa (IED) que sumada a la inversión pública, el índice de Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) de Bolivia llegó el año 2008 a 17 por ciento del PIB.

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