La Razón • La industrialización del litio se retrasa en al menos cuatro años • 29/02/2016
El país cuenta con las reservas del mineral no metálico más grandes del mundo, pero existen divergencias en los estudios sobre la cantidad total de litio que tienen sus salares.
El proyecto boliviano de industrialización del litio tiene un retraso de al menos cuatro años, pero avanza paso a paso confiando en que la demanda por el insumo, que tiene su propia dinámica, seguirá siendo impulsada por el desarrollo tecnológico.
El 21 de octubre de 2010, poco más de tres años después de hacer pública su intención de explotar los recursos evaporíticos del salar de Uyuni, el Gobierno anunció que Bolivia iniciaría esta labor por su cuenta y que comenzaría a fabricar baterías de litio en 2014, cuando el país esté produciendo unas 30.000 toneladas de carbonato de ese elemento no metálico ( Li2CO3), esencial para la elaboración de cátodos de baterías.
Ha pasado poco más de un año del plazo que el Ejecutivo se puso para producir el insumo en cantidades industriales, pero la oferta de las plantas piloto de carbonato de litio y baterías aún es mínima, mientras se espera el inicio de operaciones de la Planta Piloto de Materiales Catódicos, que se prevé estará lista a principios de 2017, y de la Planta Industrial de Carbonato de Litio, que a fines de 2018 tendrá una oferta de 1.500 t del insumo con grado batería.
“Hay una demora muy grande en el proyecto debido a problemas de carácter administrativo, de créditos que no salían o contratos que no se firmaban; y a aspectos climatológicos. La mayor cantidad de lluvia que cae hoy en la región hizo que la tecnología por evaporación usada (para la obtención de litio) dé resultados más lentos que lo esperado”, explicó Héctor Córdova, expresidente de la Comibol (2012) y exviceministro de Desarrollo Productivo Minero Metalúrgico (2010-2011).
Pese a la demora, el Gobierno asegura que el proyecto boliviano estará listo, aunque con una oferta reducida, cuando la demanda mundial del mineral para acumuladores de energía de ión de litio suba de forma importante, impulsada por el creciente requerimiento de dispositivos móviles y el desarrollo de la tecnología que masificará la presencia en el mercado de vehículos híbridos o 100% eléctricos, a los que se podrían sumar otros usos como la fusión nuclear y la aleación con otros metales.
El estudio Un presente sin futuro. El proyecto de industrialización del litio en Bolivia publicado en 2014 por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) prevé, con base en otras investigaciones internacionales, que la demanda del insumo registrará un crecimiento anual promedio de 10,4% en el periodo 2010-2025, porcentaje mayor con relación al 8% que se alcanzó entre 2002 y 2009. De acuerdo con estas proyecciones, el requerimiento global anual sería de unas 290.000 toneladas métricas (TM) de carbonato de litio para 2020 y de 470.000 TM para 2025.
Sin embargo, la mayoría de los estudios sobre las potencialidades de este producto no metálico no pudo anticipar el impacto que la actual caída del precio del petróleo puede tener en el desarrollo de la industria del Li2CO3, algo que haría menos apetecible el uso de tecnologías alternativas como sustitutos de los hidrocarburos.
El proyecto boliviano del litio toma en cuenta “la gran demanda que existe y que va a continuar existiendo a futuro” de este insumo, dijo a La Razón Marcelino Quispe, presidente de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), que tiene a su cargo la explotación e industrialización de las reservas de ese mineral no metálico del país, las más grandes del mundo.
Según un análisis de la Universidad Autónoma Tomás Frías (UATF) publicado en 2015, Uyuni cuenta con unas 6 o 7 millones de toneladas de litio, una cifra menor a la que lanzó el Gobierno en 2010 (100 millones de t o 500 millones de t de carbonato de litio).
Mercado. Esta reserva, sigue la UATF, se encuentra principalmente entre las capas superficiales del salar, ya que después de los 10 metros los espacios porosos se van cerrando y captan menos concentración de mineral.
Estos datos se acercan a los del Servicio Geológico estadounidense, que indica que Bolivia posee el 22,7% de las reservas de litio del mundo, que suman 40 millones de toneladas, le siguen Chile (18,9%), Argentina (16,4%), Estados Unidos (13,9%), China (13,6%), Australia (4,3%) y otros países (10,2%).
“Entre 2019 y 2020, cuando aumente el consumo de litio, Bolivia va a definir el precio en el mundo”, afirmó el 25 de enero el vicepresidente Álvaro García.
Actualmente, según la agencia internacional de noticias AFP, el carbonato de litio, que a diferencia de otros minerales y commodities no se cotiza en bolsa, tiene un precio que es el resultado de las negociaciones directas entre productor y cliente y que se sitúa en torno a los $us 5.500 y 6.000 la tonelada, mientras que el insumo con grado batería está entre los $us 6.200 y 7.000 la tonelada.
El Ejecutivo boliviano prevé que en 2018 se exportará la tonelada Li2CO3 en $us 7.000, mientras que una tonelada del tipo cátodo se venderá en unos $us 17.000 y un volumen similar, pero con una calidad más alta en $us 22.000.
A decir de Córdova, una buena opción para que el país pueda definir el precio del producto en el mercado primero regional y luego mundial es conformar una alianza con Chile y Argentina.
Ya en enero el Gobierno chileno realizó un llamado a su par de Bolivia —el único país en el que la industria del litio está en manos estatales—, para coordinar el desarrollo del sector. “En Chile nos llevan adelanto en veintitantos años de explotación transnacional de materia prima, no de cátodos ni de baterías”, remarcó el 29 de enero el gerente Nacional de Recursos Evaporíticos de Comibol, Luis Alberto Echazú, tras saludar la propuesta de ese país.
El estudio Mercado internacional del litio, publicado en 2013 por la Comisión Chilena del Cobre, da cuenta de que Chile produce hoy el 48,5% de la oferta global de carbonato de litio, China el 36%, Argentina el 13,2%, Estados Unidos el 1,8% y Brasil el 1,8%, mientras que Australia solo exporta el litio como materia prima. Los cinco principales países o regiones consumidores de Li2CO3 son: China, con 35% de un total de 150.000 t, Europa (24%), Japón (11%), Corea del Sur (10%) y Norteamérica (EEUU y Canadá, 9%)
El Gobierno chileno calcula que la demanda de litio crecerá de las 95.000 toneladas al año actuales a las 250.000 para 2020, por lo que en febrero inició un proyecto para duplicar su producción de carbonato de litio grado batería, algo que decidió ante la caída del precio del cobre, su principal fuente de ingresos.
Bolivia “está marchando lentamente hacia los objetivos planificados (…), pero veo difícil que en 2018 el país pueda exportar baterías competitivas. Eso tendrá que esperar un par de años más, porque requiere de mucho trabajo que aún no se hizo”, dijo Córdova.
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