Hidrocarburos Bolivia • Hidroeléctricas: no todo lo que brilla es oro

Gisela Alcócer Caero / Pulso / Cochabamba – En un seminario realizado en Cochabamba, representantes de Perú, Brasil y Bolivia discutieron el futuro del mercado de electricidad, pero sobre todo de los posibles impactos de la construcción de nuevas plantas hidroeléctricas, tarea en la que Brasil lleva una histórica ventaja. Comienza el debate.

Con posiciones muy enfrentadas, pero dentro de un debate plural y democrático, se desarrolló en Cochabamba el seminario internacional: “Integración Energética Regional, Hidroelectricidad y Desarrollo”, a través del cual se buscó generar la mayor cantidad de criterios sobre este tema para la formación de un análisis crítico en Bolivia frente a la construcción de hidroeléctricas en el país.

El seminario fue organizado con el objetivo de generar debate y conocimiento acerca de los problemas y de la política energética del país. Trabajaron en este evento la Plataforma Energética, con el apoyo del Centro de Estudios Superiores (CESU) de la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) y el centro de Estudios de Energía Renovable.

El centro del debate fueron las represas hidroeléctricas en la Amazonía, pues “antes que en Bolivia empiece la toma de posiciones, la Plataforma Energética quiere promover este seminario para que todas las partes involucradas y todas las posiciones den su palabra de la manera más fundamentada posible”, dijo el organizador del evento y coordinador de la Plataforma, Juan Carlos Guzmán, quien además explicó que en base a una serie de estudios realizados por esta institución, se sabe que “en los últimos 15 ó 20 años lo que menos ha existido en el país ha sido planificación energética y las grandes reformas del sector se han dado en ausencia de los principales instrumentos metodológicos para planificación”.

En el evento participaron importantes investigadores de Brasil, Perú y Bolivia, además de representantes del Gobierno y de las empresas encargadas de la producción de energía eléctrica. En el marco de las tendencias y perspectivas del sector eléctrico en Bolivia, Enrique Gómez presentó en su ponencia la investigación “Tendencias y desafíos del sector eléctrico boliviano”.

También presentó su ponencia el profesor Nivalde de Castro, coordinador del Grupo de Estudios Eléctricos de la Universidad de Río de Janeiro (GESEL), Brasil, ofreciendo una posición favorable a la hidroelectricidad, utilizando como respaldo el estudio permanente de la evolución de la matriz hidroeléctrica brasilera que, según explicó, crecerá en 120 mil mw hora en los próximos 15 años.

Según explicó el experto, esa cantidad de electricidad será demandada por la población brasilera en los próximos años, razón por la cual deberán buscar la mejor forma de abastecerla con el menor impacto ambiental que consideran se puede obtener con la hidroelectricidad, pues, según se explicó, el gas natural y la energía nuclear tienen mayores impactos en el medio ambiente.

Después expuso Luís Fernando Novoa, de la Universidad de Rondonia, también de Brasil, quien a diferencia de su antecesor presentó una posición muy crítica en relación a la construcción de hidroeléctricas de su país. Su crítica empieza por cuestionar el crecimiento desmedido de la demanda de energía eléctrica en el Brasil y cuestiona por qué desde su Gobierno esta demanda no es controlada.

En segundo lugar, cuestiona el modelo de concesión de los proyectos, implementado desde el Gobierno brasileño, que se ejecuta a través de subastas y licitaciones que adjudican a una empresa la construcción y administración de una central hidroeléctrica, que a su vez tiene otro tipo de impactos. Por último, Novoa cuestiona los enormes impactos socio ambientales de los proyectos.

El representante boliviano fue Jorge Molina, de la Universidad Mayor de San Andrés, de La Paz, quien cuestionó los impactos ambientales de las represas hidroeléctricas brasileras que, según la documentación que obtuvo, se construyen en base a procesos “amañados”, especialmente en la realización de los estudios de impacto ambiental que en conclusión han forzado la ejecución de los proyectos, a pesar de que se sabía que iban a tener muchos impactos.

Molina también explicó que el proyecto boliviano en Cachuela Esperanza es inviable porque será desplazado por el proyecto Ribeirao que se ejecutará en Brasil, y los bolivianos nos veremos involucrados en un emprendimiento de más de 2.000 millones de dólares que no funcionará salvo para ser el más grande de los “elefantes blancos” de la historia de Bolivia.

También estuvo presente el gerente de la Empresa Nacional de Energía (ENDE), Rafael Alarcón, quien habló de todos los proyectos y de la viabilidad de Cachuela Esperanza, planteándolo como uno de los proyectos clave de la gestión energética actual.

Después disertó el coordinador de Energía de Perú, Cesar Gamboa, quien planteó la visión peruana sobre los acuerdos binacionales entre su país y Brasil para la construcción de hidroeléctricas en la región amazónica, y cuestionó que estos tengan que estar cerrados a una revisión por 15 años, pues aseguró que de ese modo no se podrán frenar las terribles consecuencias que podrían tener sobre el medioambiente.

“Cachuela Esperanza es inviable”

Luego la exposición, Pulso quiso indagar más sobre la ponencia de Jorge Molina Carpio, Investigador del Instituto Hidráulico y de Hidrología de la UMSA.

–¿Por qué Cachuela Esperanza es inviable?

Por muchas razones, pero yo citaré unas tres o cuatro claves. Es incompatible con el proyecto de la represa binacional de Ribeirao, técnicamente, por topografía y por condiciones de proyecto.

–¿Cuáles son esas incompatibilidades?

El proyecto de Ribeirao, si se llega a construir, es un proyecto tres veces más grande que Cachuela Esperanza y tiene otros aspectos favorables, como que facilitaría la navegación, cosa que Cachuela Esperanza por sí sola no lo hace. Entonces, puesto a elegir entre los dos proyectos, con toda seguridad, especialmente los brasileños, elegirían Ribeirao, como posibles financiadores.

–¿Cuáles son los problemas medioambientales que tendría el proyecto Cachuela Esperanza?

Con relación a su tamaño, con seguridad va a provocar impactos ambientales de una magnitud mayor a los otros proyectos de la cuenca, para no hablar de la magnitud en un río de ese tamaño. Yo no considero que los otros proyectos sean viables ambientalmente tampoco, pero sobre esa condición de los impactos ambientales de gran magnitud que van a producir los otros proyectos sobre el río Madera, incluyendo los que ya están en construcción, Cachuela Esperanza probablemente sea mayor.

–¿El proyecto Cachuela Esperanza es viable?

Generaría energía a un costo muy alto, más de tres veces el costo de energía que se vende en Bolivia, más de 50 por ciento mayor al costo de la energía que van a producir los proyectos brasileños. Por eso la pregunta es muy simple: ¿A quién le vamos a vender, quién va a comprar energía tan cara?

–¿Cuánto va a costar la energía de este proyecto?

Por lo menos 65 dólares el megavatio, comparando con los 16 ó 17 que se venden en este momento, según explicaron los otros expositores (del taller) y contra los 40 ó 43 que generan Indirao y Santo Antonio. Entonces la pregunta es: ¿Cómo podrá venderse? Puede pasar por nuestra cabeza que por ejemplo el Gobierno boliviano y el Estado boliviano pague esa diferencia, subvencionando al Brasil, no tiene sentido. El Brasil podría, por una razón medio extraña, comprarnos energía a un precio más alto que el que puede comprar en su propio territorio, son las preguntas que en conjunto demuestran la inviabilidad de este proyecto.

–¿Por qué será tan cara la energía de Cachuela Esperanza?

Por las características del proyecto. Los mejores proyectos hidroeléctricos en Bolivia están situados en la parte andina y son proyectos de magnitud más pequeña que pueden generar energía a un costo más bajo. La ubicación del sitio, la concepción del proyecto mismo hace que sea muy caro el proyecto y la energía que va a generar.

–¿Cuánto se necesita invertir en este proyecto?

Hasta ahora no ha sido presentado el estudio a diseño final y simplemente estoy repitiendo datos que los mismos consultores han puesto, que han puesto un precio límite inferior de 2.000 millones de dólares para generar 900 mw, pero sin considerar costos de transmisión ni costos ambientales. Entonces, estamos hablando de un rango que probablemente vaya de 2.000 a 3.000 millones de dólares.

–¿Afectará a alguna comunidad indígena?

Yo no he participado en los estudios de impacto medioambiental y no lo he visto porque hasta ahora no ha sido presentado. No puedo decir con exactitud, pero con toda probabilidad sí.

–¿Tuvo algún contacto con funcionarios del Gobierno para explicarles estas observaciones?

Por supuesto, además están las publicaciones y todo lo demás. O sea, no pueden decir que desconocen todo esto. Varias veces ya se ha publicado sobre esto.

“Hidroeléctricas afectarán al territorio boliviano”

Para comprender su optimismo respecto a la energía hidroeléctrica, conversamos con Nivalde de Castro, Coordinador del Grupo de Estudios del Sector Eléctrico del Instituto de Economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

–¿Cómo es el Plan Energético del Brasil?

La principal característica del Plan es la mantención de la fuente hidroeléctrica y el desarrollo de la matriz. Brasil tiene una experiencia incomparable en el mundo en construcción de las centrales hidroeléctricas, porque tiene cerca de 847 centrales hidroeléctricas construidas en más de 110 años y tenemos un potencial hidroeléctrico muy grande, principalmente en la región amazónica.

–¿Cómo es la política energética brasilera?

La política energética brasilera está orientada para hacer un planeamiento energético de que debemos continuar como base en esta nuestra experiencia e invertir en la construcción de nuevas centrales hidroeléctricas, y como ahora el potencial mayor está en la región amazónica, la frontera eléctrica brasilera está avanzando hacia la región amazónica.

–¿Cómo es este avance?

Los primeros movimientos han sido con el inicio de la construcción de la hidroeléctrica de Santo Antonio de Gerau y ahora vamos a empezar con la construcción de la hidroeléctrica de Belo Monte. Todas estas nuevas centrales están construidas sobre una nueva regulación y legislación ambiental mucho más rígida, que exige la mitigación de los impactos ambientales a través de compensaciones económicas, sea en la flora, en la fauna como en la población que es afectada por las nuevas centrales hidroeléctricas.

–¿Estas nuevas centrales afectarán al territorio boliviano?

Ciertamente que sí, particularmente las dos del río Madera, que son Gerau y Santo Antonio. Posiblemente, en mi opinión personal, no han tenido mucho tiempo ni la experiencia de analizar en conjunto los impactos que tendrán ni las formas de mitigación de esos impactos y eventualmente de compensación, pero esto no es un caso cerrado, particularmente con las perspectivas que están siendo colocadas ahora, de un programa de integración energética y de hidroelectricidad de Bolivia con Brasil.

–¿Se podrá considerar a futuro una compensación?

Ciertamente. Somos hermanos, tenemos una frontera muy grande y si hay impactos que fueran verificados a lo largo del tiempo, ciertamente esas cuestiones serán resueltas porque siempre las relaciones entre Brasil y Bolivia son relaciones entre dos países vecinos y hermanos, que tienden a tener un relacionamiento energético cada vez más intenso, como se puede ver con el relacionamiento por el gasoducto Brasil-Bolivia y ahora con las posibilidades de construcción de centrales hidroeléctricas que puedan atender en primer lugar el mercado boliviano y los excedentes sean exportados a Brasil.

–Una vez detectado algún impacto en territorio boliviano ¿será una negociación entre gobiernos?

Siempre entre gobiernos, porque este programa de integración se basa en un tratado con la misma metodología que el tratado que rige el comercio de gas entre Brasil y Bolivia. Siempre será una relación entre gobiernos porque esas relaciones tienen objetivos de mucho más largo plazo que los objetivos comerciales entre empresas.

–¿A corto plazo los impactos medioambientales de la construcción de hidroeléctricas son terribles?

No.

–¿Qué pasa con la inundación de grandes cantidades de tierra?, ¿con los desplazamientos de poblaciones indígenas y campesinas?, ¿afectación a la fauna?, ¿apertura de caminos y deforestación?

No. Brasil tiene una experiencia de más de 110 años en construcción de centrales hidroeléctricas. Este tipo de problemas Brasil ha enfrentado y no hay en la historia registro de mortalidades de peces, de fauna, de matanzas de indios.

–Pero sí hay movimiento de indígenas

Movimientos tal vez, claro, estamos en democracia y está muy bien. Pero desde 1988, Brasil tiene una legislación ambiental muy rigurosa, que obliga y tiene resultados en el momento de los gastos para medioambiente que son muy altos, cerca de 10 ó 15 por ciento de la construcción de una central hidroeléctrica, está vinculado a gestión de mitigación de impacto ambiental. Por ejemplo, los impactos de los enlaces sobre el territorio. En Brasil donde hay reservas indígenas no se construye hidroeléctricas, la Constitución brasilera no lo permite. En caso de poblaciones rivereñas, que ustedes llaman de campesinos, son dadas compensaciones económicas, de construcción de nuevas viviendas.

–Estas construcciones pasan por decisiones políticas.

Todo es una cuestión de decisión política, por ejemplo, Belo Monte irá a beneficiar a 10 millones de personas, pero afectará la vida de seis mil brasileños. Cuál es la decisión política que un gobierno democráticamente electo tiene que tomar, seis mil versus 10 millones de personas. Estos 10 millones de personas pueden pagar bien las compensaciones de estas seis mil personas, no hay problema, porque ese uso de energía eléctrica es muy barato en relación a la media que se tiene, entonces se puede colocar un sobre gasto para financiar los impactos económicos y sociales sobre los rivereños.

–¿Cuáles son las ventajas de la energía hidroeléctrica?

Yo sólo veo buenas ventajas. Yo no soy pesimista. Yo creo que el hombre, la mente y la ingeniería eléctrica, en especial de Brasil, tiene una experiencia tan grande que puede construir nuevas centrales hidroeléctricas sobre una legislación más restrictiva, entonces yo no veo tanto problema.

¿Cuál es la ventaja de una hidroeléctrica? Es que regulariza los ríos evitando inundaciones, es una energía renovable, es una energía limpia que no tiene emisión de gases de efecto invernadero, como las termoeléctricas y tiene un costo muy bajo, son ventajas históricas, que todos los países que tienen están utilizando, sólo los que no tienen sienten un poco de envidia de los países que tienen, porque tienen que apelar a construir centrales termoeléctricas emisoras de CO2 y que son mucho más caras. Los países de América latina no tienen este tipo de escenario energético, porque todos tenemos recursos naturales muy grandes, la integración ayudará a construir estas centrales hidroeléctricas.

–¿Bolivia también podrá construir centrales hidroeléctricas?

Las realidades son diferentes. Aquí yo sólo quiero presentar un conocimiento científico sobre la hidroelectricidad y no una posición ideológica sobre este tema, porque hay muchas informaciones que salen en muchos periódicos, que no tienen fundamentación teórica ni analítica, y que colocan a la hidroelectricidad como una energía que no es buena.

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