Hidrocarburos Bolivia • Coartadas artificiales de YPFB

En economía no existe como algunos analistas esgrimen una “maldición de los recursos naturales” o, que por haber otorgado la naturaleza plata, estaño, zinc, oro, petróleo, gas, a un país, éste sea maldito.

Otros arguyen una epidemia que contagia irremediablemente a un país por el solo hecho de tener un bien que produce altos ingresos, como el de la “enfermedad holandesa”. Incluso, hay autoridades que culpan a los efectos, sin buscar la causa: contrabando, fugas, acaparamiento, despilfarro, etc.

Dejando atrás estas coartadas artificiales y tratando de develar un análisis acorde a la ciencia económica, hay que dilucidar estos problemas de otra forma.

Una vez promulgada la ”nacionalización” del petróleo y gas, era de esperarse respuestas contundentes desde fuera: 1) la caída estrepitosa de las inversiones extranjeras -algo racional- por la inseguridad jurídica y, porque las empresas actuales ponen poco interés frente a gobiernos populistas que intervienen constantemente en sus asuntos administrativos y técnicos, 2) frente a esta falencia, el Gobierno boliviano no ha respondido con un flujo sostenido de recursos propios para “reactivar YPFB”, debido a la ineficiencia en su dirección, planta administrativa y técnica, y la imposibilidad de inserción de nuevas tecnologías, 3) la cleptocracia ha destrozado irreversiblemente a la meritocracia, 4) la escasez de inversiones externas e internas, ha provocado la limitación de la etapa más importante del ciclo petrolero como la de exploración y perforación de pozos por su alto costo, 5) esto ha conducido a que la empresa estatal haga uso de viejos pozos que por supuesto se van agotando, bajando la producción de crudo de 45 mil barriles día refinados el 2007, a 35 mil barriles en el presente, 6) lo anterior ha tenido inferencias negativas en las recaudaciones del IEHD que ha caído en 34.62% en el período enero-febrero de 2010, respecto al mismo período del año anterior, 7) las repercusiones externas han lastimado estructuralmente a YPFB, dado que la arrogancia e inexperiencia de sus ejecutivos, más la indisciplina para conducir contratos-producción-entrega, repercutió en el riesgo y la incredulidad sobre la actuación de YPFB, incidiendo en la reducción de compras de gas por parte de Argentina y Brasil, medida fatal para el consumo interno de gas, expresada en desabastecimiento, largas colas, y especulación, la fijación de precios y la intervención en el mercado del gas por parte del Gobierno, es la única causa para que exista contrabando de diésel, gasolina y GLP hacia el Perú.

Lo paradójico de estas medidas erráticas es que se ha dado un vuelco brutal cuando la exportación se revierte en importación de combustibles. Bolivia desde el año 2000 ha incrementado sus compras de estos productos en un 422%. En el período de enero-febrero de 2007 ya se compraron por valor de 33.1 millones de dólares, y este año en el mismo período de dos meses ha trepado a 108.6 millones de dólares según datos del INE (institución gubernamental).

Frente a esta pésima administración, lo insólito es que, el presidente de YPFB, Carlos Villegas, pese a trabajar toda una vida en la docencia de la UMSA y la investigación en el Cedla (ONG de izquierda), ha declarado ilusoriamente con una respuesta unívoca que, la escasez del combustible es producto del “contrabando y el uso indiscriminado de GLP por parte de los transportistas”.

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