ERBOL • DEMAGOGIA MINERA: EL CASO DEL INDIO A MODO DE ILUSTRACIÓN

Por Adriana Zapata

Hace algunos días, el Viceministro de Desarrollo Productivo Minero-Metalúrgico, Víctor Flores, anunciaba en ocasión del seminario “Nuevos profesionales para el cambio minero en Bolivia” que el gobierno “apunta a la inversión extranjera para emprender la explotación de nuevos yacimientos tradicionales y no tradicionales en el país.”

Este interés por los minerales no tradicionales  parece deberse a su importancia determinante en los rápidos avances tecnológicos que se han dado en los últimos años, los cuales, a su vez, han provocadoelalza de precios de estas materias primas. La autoridad menciona que en el caso boliviano son de especial importancia el indio, el platino y el paladio (estos dos últimos son metales del grupo del platino) por su abundancia en nuestro territorio.

Sin embargo, estadeclaraciónse encuentra lejos de ser novedosa. Ya en muchas oportunidadesla administraciónestatal a cargo del MASha echado mano dela diversificación de la producción y el consiguiente aprovechamiento de precios altosde este tipo de minerales para legitimar su discurso nacionalizador, para ahondar la distancia que, según ella, la separa del manejo de recursos en tiempos neoliberales.

En la práctica, la explotación de minerales no tradicionales es generalmentemás compleja que la de otros minerales tradicionales como el zinc, plata, estaño, etc.Para comenzar, el mercado de los segundos es significativamente más grande que el de los primeros, es decir, la demanda de los minerales no-tradicionales  es menor;esto implica que  tienen menos posibilidades de compensar una baja de precios con una mayor producción.En segundo lugar, el mercado de este tipo de minerales se encuentra menos regulado que el de los minerales tradicionales, por lo que la norma es la falta de transparencia. En un mercado de este tipo, las reglas del intercambio comercial, con frecuencia, otorgan la ventaja al comprador.

Para encarar estas dificultades, es necesario contar con una estrategia clara y diferenciada para cada mineral no tradicional que se explote y comercialice, pues son más diferentes entre sí –en el grado de dificultad de sus procesos de obtención, el tamaño de sus mercados, aplicaciones, restricciones ambientales, etc.– que los elementos tradicionales.

Para no quedar sólo en el plano general, recurrimos al caso del indio para ilustrar las diferencias que se dan entre ambos tipos de minerales.

El estudio del CEDLA “El indio en Bolivia: muchos ceros a la izquierda” ,da cuenta de que ya el 2007 el gobierno había dado a conocer que este elemento salía en los concentrados de zinc exportados, y que era refinado en el exterior sin que a cambio se recibiera paga alguna. Pese a “la alta calidad de los concentrados bolivianos ricos en indio”, hasta el día de hoy Bolivia continúa sinpercibir ganancias.

En virtud de esta situación, se ha planteado que la única salida es refinar el indio nosotros  mismos. Sin embargo, no son pocos los retos que enfrentaría la explotación estatal de este metal, debido a:

-Su condición de subproducto -dependiente de la producción de zinc, principalmente-, porque “su recuperación no es económicamente rentable por sí misma”.

-Sólo es comerciable en calidad de metal refinado; es decir, su valor no es reconocido cuando seencuentra acompañando alos concentrados de zinc.

-Un mercado pequeño en el cual es difícil ingresar por su falta de transparencia y escasas regulaciones, por lo que es  “más propenso a la especulación y volatilidad de precios”.

-“Hasta ahora no existen registros nacionales sobre la cantidad de indio que produce el país.”

-Las minas con las mayores reservas de indioson las pertenecientes a Sinchi Wayra e Illapa, ambas subsidiarias de la transnacional Glencore. Otra mina importante es MallkuKhotapara la que el gobierno sigue buscando inversores extranjeros para llevar a cabo su explotación, pese a haber sido nacionalizada.

-La refinación de indio depende en primer lugar de la refinación de zinc; “la refinería de zinc es un proyecto que data de los años sesenta (Lema, 2010) y que el gobierno actual ha intentado concretar desde el 2010”, sin que a siete años setenga resultados concretos.

-La comercialización de la producción minera boliviana se encuentra bajo el control de terceros, incluso en el caso de las minas nacionalizadas (ej. Colquiri, que depende de una intermediaria para negociar la venta de su producción a China).

Como se puede observar, son varias las deficiencias en los ámbitos mineros-metalúrgicos y logísticosque afectan la cadena de producción del indio.Para producirlo y generar ganancias a partir de él es imperativo un cambio profundoen toda la estructura minera, el cual no se dará en el “corto plazo” como tanto le complace proclamar al gobierno.

Aunque el caso del indio no es aplicable en todos sus aspectos a los otros minerales no tradicionales que se ha prometido explotar, es una muestra clara del vago conocimiento que se tiene sobre este sector de la minería y la poca seriedad con la que se manejan nuestros recursos naturales desde las esferas gubernamentales.

(*) Es investigadora del CEDLA

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