ElPaís•Cambio climático: Bolivia en quinto lugar en relación emisiones/PIB

El especialista Juan Carlos Guzmán, en una investigación para el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), afirma el 70% de las emisiones de carbono negro en Latinoamérica proviene de las quemas de bosques, que en Bolivia se las conoce como “chaqueos”.
 
 

La Base de Datos de Emisiones Internas de la Comisión Europea para la Investigación Atmosférica Global (EDGAR, por su sigla en inglés), que se encarga de estimar las emisiones de gases de efecto invernadero antropogénicas país por país, muestra que Bolivia es el quinto país de la región sudamericana en emisiones de gases de efecto invernadero en relación al PIB por quema de combustibles fósiles.

Así, la relación entre emisiones por cada unidad de PIB en Bolivia es de 0,27. Se sitúa sólo por debajo de Trinidad y Tobago (0,96), Venezuela (0,42), Guyana (0,31) y Surinam (0,29). Argentina es que sigue a Bolivia de más cerca (0,25). El país con menor relación de emisiones por cada unidad de PIB es Uruguay, con 0,10.

La cifra es muy cercana a la de Estados Unidos (0,29) y cerca de la mitad de China (0,51). Estas cifras no incluyen las emisiones generadas por la deforestación, quemas (chaqueos), cambio de uso del suelo y otras fuentes, que podrían elevar considerablemente la evidencia de la contribución de Bolivia al calentamiento global.

 
Emisión de gases de efecto invernadero en la región. EDGAR 2017-2018, CEDLA 2019

¿Qué tipo de emisiones predominan en Bolivia y Latinoamérica?

En abril de 2018, la Organización de Naciones Unidas (ONU) publicó la primera Evaluación Integrada de los Contaminantes Climáticos de Vida Corta, a través de su agencia para el Medio Ambiente y la Coalición Clima y Aire Limpio.

Según este estudio, en el que participaron 90 autores dirigidos por un grupo de expertos, América Latina no solo es el principal emisor de contaminantes de vida corta, particularmente el carbono negro, sino que “se enfrenta a un fenómeno climático serio, a tal punto que o disminuye las emisiones de estos contaminantes o tiene que resignarse a un incremento de la mortalidad por esta causa”.

Los Contaminantes Climáticos de Vida Corta (CCVC) son agentes atmosféricos que contribuyen al cambio climático y que permanecen poco tiempo en la atmósfera, a diferencia del dióxido de carbono (CO₂) que puede durar milenios. Dentro de los CCVC se han clasificado cuatro gases: el metano, el ozono troposférico, carbono negro y los hidrofluorocarbonos (HFC).

Según la ONU y otras instituciones internacionales que trabajan en el tema, el carbono negro (u hollín), contribuido grandemente por Latinoamérica y Bolivia, es definido como un “material particulado” que se produce por la combustión incompleta de combustibles fósiles, agrocombustibles y biomasa, principalmente en vehículos motorizados, cocinas domésticas, incendios forestales (y chaqueos) y fábricas industriales.

El metano es un poderoso gas de efecto invernadero cuyas emisiones provienen en un 60% de actividades humanas, como el cultivo de arroz, minería de carbón, vertederos, combustión de petróleo, ganadería y grandes represas, especialmente en zonas tropicales. Permanece aproximadamente doce años en la atmósfera y su potencial de calentamiento es veinte veces mayor que el del CO₂.

También afecta la salud humana y los ecosistemas, especialmente por su rol como propulsor del ozono troposférico, que sólo permanece en la atmósfera entre algunos días y unas pocas semanas, pero que ha sido asociado a males como bronquitis, enfisema, asma y cicatrices permanentes en el tejido pulmonar.

Los HFC son contaminantes creados por el ser humano en reemplazo de los CFC, luego que estos fueron prohibidos por el Protocolo de Montreal. Al igual que sus predecesores, los HFC se utilizan para la fabricación de aparatos de aire acondicionado, refrigeración y aerosoles. En Bolivia, la emisión de HFC son particularmente elevados en el departamento de Santa Cruz, precisamente por su extendido uso en refrigeración y enfriamiento de ambientes con aire acondicionado.

Contaminantes de vida corta: Parque automotor, chaqueos, aire acondicionado

Reducir o padecer

Según el estudio de la ONU, la mala calidad del aire y el cambio climático ya han afectado a las poblaciones y los ecosistemas vulnerables en América Latina, lo que ha provocado muertes prematuras, pérdidas en el rendimiento de los cultivos y daños a los ecosistemas.

Como se ha mencionado, la agricultura, el transporte, la refrigeración doméstica y comercial son los sectores que producen las mayores emisiones de contaminantes de vida corta, y si no se realiza ninguna acción para reducir las emisiones de estos contaminantes en la región, su influencia en el clima, la salud humana y la agricultura “aumentará significativamente para el 2050”.

Sin embargo, la Evaluación de la ONU afirma que se podría reducir en 0,9°C el aumento de la temperatura regional hasta 2050 si se aplican medidas estratégicas para disminuir estos contaminantes climáticos.

De logarlo, se “reportaría beneficios inmediatos y a largo plazo para la salud y la seguridad alimentaria: se podría disminuir en un 26% la tasa anual de muertes prematuras asociadas a la contaminación por material particulado fino y en 40% las muertes vinculadas al ozono”. Además, se evitaría la pérdida de entre 3 y 4 millones de toneladas de cultivos básicos cada año.

Los autores del estudio señalan que se podría reducir un 45% las emisiones de metano para 2050, a través de intervenciones en al menos cuatro sectores: 1) la producción y distribución de petróleo y gas, mediante la recuperación y el uso de los gases liberados en la producción de petróleo y gas, 2) la gestión de residuos, gracias a la separación y el tratamiento de los residuos sólidos municipales biodegradables, 3) la minería del carbón, y 4) en la agricultura, a través de la recuperación del biogás del estiércol del ganado.

Con respecto a las emisiones de carbono negro, pueden reducirse más de 80% hasta 2050 en la mayoría de los países, si se trabaja seriamente en cinco puntos: 1) avanzar en las iniciativas para modernizar las cocinas y las estufas, 2) la adopción de normas equivalentes al estándar Euro VI sobre vehículos diésel, 3) la incorporación de filtros de partículas diésel en los vehículos, 4) la eliminación de los vehículos con altas emisiones, 5) el cumplimiento de las prohibiciones de quema de residuos agrícolas a cielo abierto.

Para la misma fecha se podría suprimir el empleo de hidrofluocarbonos promoviendo el uso de alternativas amigables para el clima en los equipos de refrigeración y climatización.

Las propuestas se encuentran desarrolladas en mayor detalle en el informe. Por supuesto, cada país tiene distintos grados de desafíos según su contexto, cultura y matriz productiva, pero la ONU urge a todos a enfocarse en lo que toca antes de que la situación empeore.

Fuente de emisiones

De acuerdo con datos recabados y procesados por el especialista Juan Carlos Guzmán, en una investigación para el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), el 70% de las emisiones de carbono negro en Latinoamérica proviene de las quemas de bosques, que en Bolivia se las conoce como “chaqueos”.

Asimismo, el experto ha encontrado que este contaminante acelera el derretimiento de hielos y nieves, y advierte que la desaparición de los glaciares, como es el caso de los nevados de la cordillera de Los Andes, pondrá en riesgo el abastecimiento de agua en áreas rurales y urbanas de Bolivia.

Según un estudio de Mario Baudoin y otros investigadores, publicado por el PIEB en 2012, la expansión agrícola en la llanura beniana significó que entre 2000 y 2010 se hayan registrado 95.000 focos de calor.

Focos de calor por departamento de Bolivia. Fuente: ABT, MMAyA, Noviembre 2018/ CEDLA 2019

El Reporte Oficial de focos de calor e incendios forestales de noviembre de 2018, de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), muestra que, en ese mes, el 43% de los focos de calor se situaron en el departamento del Beni y el 39% en Santa Cruz, situación que se mantiene durante los meses de julio y agosto, en los que se reportan anualmente la mayor cantidad de focos de calor.

Mientras que datos de la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra, obtenidos por el CEDLA, corroboran que hasta el año 2012 hubo 63.000 focos de calor en 10 años, y que sólo en los primeros ocho meses de 2016 (hasta agosto), se registraron 52.000 focos de calor.

Por su parte, el CEDLA afirma que “la tendencia parece haber aumentado, ligada estrictamente a los planes de expansión agrícola que se están proponiendo para la Amazonía, concretamente Beni, Santa Cruz y norte del departamento de La Paz”.

Según Guzmán estas estrategias gubernamentales tienen efectos directos en las ciudades y las comunidades de la región andina, los medios de vida y la resiliencia de las comunidades y las ciudades.

Efectos sobre el agua, las ciudades y la vida

El experto explica que una parte importante del carbono negro proveniente de los chaqueos en el oriente se asienta sobre el noroeste de la Cordillera, “cambiando la absorbencia (una medida de cómo se atenúala radiación solar cuando atraviesa un elemento) de los glaciares, por lo que se reduce su capacidad de reflejar la radiación solar”.

Esa radiación absorbida por el carbono negro derrite las masas de hielo, y es una de las causas principales para el retroceso de glaciares, “proceso que se estaría acelerando en relación a lo inicialmente previsto por científicos”.

Guzmán cita una investigación del Instituto de investigaciones Geológicas y Medio Ambiente de la UMSA, publicada en 2015, que registra que en el periodo 1975-2006 se ha perdido la mitad de la masa glaciar en 76 glaciares que están cerca de la ciudad de La Paz.

Dicha investigación afirma que el 27% de volumen de agua que se consume en La Paz y El Alto proviene de glaciares que pueden perderse cerca del año 2040.

Glaciares en retroceso: riesgo para las fuentes de agua de millones

Conexión Andes-Amazonía

El CEDLA advierte que al carbono negro proveniente de los chaqueos, se debe sumar el generado por la deforestación en los llanos y la Amazonia, y el deterioro de la calidad del aire por efecto del carbono negro generado por el autotransporte en los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz.

A esto podría agregarse el metano generado por la inundación de áreas boscosas cuando se concreten las megahidroeléctricas proyectadas por el gobierno.

“Adicionalmente, varios distritos cruceños y cochabambinos han contribuido a profundizar los problemas empleando leña como fuente de energía para unos 3.700 establecimientos rurales casi artesanales que fabrican materiales de construcción (yeso y ladrillo)”, agrega.

Según Guzmán, el rol que juega el carbono negro en la sostenibilidad futura de los pueblos altoandinos urbanos y rurales, “muestra la interconexión e interdependencia de los sistemas amazónico y andino y los efectos de las transformaciones territoriales en áreas rurales sobre medios urbanos”.

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