El País • Fracking, entre fantasmas y especuladores • 27/04/2015

La Ley de Hidrocarburos es una de las que quedó en la agenda legislativa de la pasada gestión luego de que en 2011 – 2012 se hablara al más alto nivel de revisar la 3058 promulgada en 2005, para adecuarla al nuevo marco constitucional.

 

El nuevo contexto internacional, con un precio del petróleo que no incentiva la nueva exploración y que ha desatado la “guerra energética” entre las potencias mundiales, obligará en los próximos meses a las autoridades del sector a posicionarse en firme sobre el desarrollo sostenible de la explotación hidrocarburífera en el país. Ahí, la exploración y explotación del gas no convencional a través de la técnica conocida como “fracking” es la que ha generado las mayores polémicas.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, hace dos semanas condenó la técnica en presencia de dos ejecutivos de dos grandes empresas de dos grandes países principalmente afectados por el desarrollo del fracking en Estados Unidos. La Gazprom rusa y Petrobras brasilera necesitan de precios altos para cubrir costos en sus macroproyectos en el Mar del Norte, Rusia y en aguas profundas (Presal), Brasil. La supuesta abundancia del petróleo en el mercado gracias a los nuevos yacimientos en Estados Unidos ha hundido los precios. La OPEP y particularmente Arabia Saudí que produce por técnicas convencionales un tercio del petróleo dentro del lobby mundial se negó en la última cumbre ordinaria celebrada en noviembre a recortar producción para elevar especulativamente los precios. Rusia, Venezuela, Brasil e Irán son los países inicialmente más afectados.´

 

¿Qué es el fracking?

El fracking es un sistema de extracción de gas de esquisto que rompe la tierra con una tecnología que es considerada altamente contaminante, de acuerdo al análisis de varios expertos. Consiste en la fractura hidráulica, (o fracking en inglés), de las rocas que albergan los hidrocarburos (gas o petróleo) mediante la inyección a presión de un compuesto de agua, arena y productos químicos a gran profundidad. La técnica usa ingentes cantidades de agua, de las que luego hay que deshacerse. Una pequeña parte de los fluidos residuales retorna de manera natural a la superficie, pero la mayoría se trata, bien en superficie (se construyen balsas y se deja evaporar), bien reinyectándolos en el subsuelo.

Un estudio publicado en la revista “Science”, relaciona los terremotos con la inyección de aguas residuales, una de las técnicas que usa el fracking.  Los investigadores de la Universidad de Columbia en Estados Unidos aseguran que seísmos ocurridos en lugares lejanos han desencadenado terremotos en zonas de ese país donde se elimina el líquido sobrante de las explotaciones.  El estudio habla, por ejemplo, de un terremoto en Chile que provocó actividad sísmica en Oklahoma y de otro en Japón (el del tsunami de 2011) que generó seísmos en Texas. Nueva York ha prohibido, como estado, el uso del fracking en su territorio.

 

Expectativas con riesgo

Evidentemente, la técnica también tiene sus defensores, no en vano se ha desarrollado en Estados Unidos aunque diferentes comisiones del Senado han recomendado que se retire de suelo estadounidense. La técnica permite multiplicar los rendimientos de los pozos convencionales y poner en funcionamiento otros en áreas ya explotadas e incluso abandonadas. Bermejo, por ejemplo, zona descubridora del petróleo en Bolivia pero cuyos reservorios fueron paulatinamente agotándose y convirtiéndose cada vez más en residuales (aunque aún explota la Pluspetrol) podría volver a vivir una edad de oro no exenta de riesgos.

Antes de los nuevos lineamientos, en 2013 con Carlos Villegas como presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) se anunció que se estaba comenzando los estudios para identificar gas de esquisto, y en noviembre de ese mismo año hizo una presentación en Santa Cruz sobre el gas de esquisto y las probables reservas del país. Una vez más, el Chaco boliviano cuenta con el mayor potencial para esta técnica.

Además, se firmaron convenios con Yacimientos Petroleros Fiscales (YPF) de Argentina, para evaluar el potencial del gas de esquisto en esta región y se envió una delegación a los yacimientos en la zona de Vaca Muerta en Argentina. YPF, que trabaja muy cercana a la trasnacional Chevron, tiene intereses particulares en esa zona.

Por el lado boliviano también se indicó a la Unidad de Geología y Geofísica instruir a todas las empresas (operadoras y subsidiarias) que cuando perforen pozos saquen muestras de la formación Los Monos, que es una formación donde se presume hay gas de esquisto para estudios posteriores. Anteriormente, en Chuquisaca ya se hicieron pruebas de fracking a menor escala.

 

Críticas

Carlos Arze,  de la Unidad de Análisis de Políticas Públicas del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) es tácito al considerar que Bolivia no está preparada para el uso de esta nueva tecnología. “De manera particular, hay que aclarar que la empresa estatal YPFB, que tiene a su cargo la explotación de recursos hidrocarburíferos, no tiene el conocimiento ni la capacidad para utilizar esta técnica, por ello avanzó en acuerdos con YPF de la Argentina para realizar exploración de reservas de gas no convencional. Sin embargo, detrás de la empresa argentina se encuentra la estadounidense Chevron que sí hace uso regular de esa técnica. En conclusión, no sería el Estado boliviano el que, eventualmente, podría usar esa nueva tecnología, sino las empresas transnacionales. Con todo, el desconocimiento sobre los impactos del fracking y la debilidad legal e institucional del país elevan el riesgo de la aplicación de la misma en nuestro país.”

Martin Vilela, de la Plataforma Boliviana sobre Cambio Climático, quien ha expuesto los riesgos del fracking ante el Tribunal Internacional para los Derechos de la Naturaleza, dice que el fracking es un riesgo inminente en Bolivia y una ofensa absoluta al discurso del gobierno sobre la Madre Tierra.  Vilela dijo ante el Tribunal, que el Chaco es una región  muy vulnerable, que el fracking plantea graves peligros para las fuentes de agua, y que aumentaría masivamente las emisiones de carbono del país. “Los directos afectados con el fracking serán varios pueblos indígenas como los guaraníes, los tapiete, los weenhayek y los ayoreos”. Vilela explica que se ha calculado que por la contaminación indirecta de las aguas en la cuenca del Chaco, que impactaría a tres de los nueve departamentos del país, se afectaría a más de un millón de personas.

Por su parte, Rodrigo Rodríguez, del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade), asegura que el fracking ya es una preocupación grande para los ecologistas bolivianos por el impacto directo a la reserva del Aguaragüe, y también por el daño que se haría al resto de la comunidad. “El fracking tiene connotaciones ambientales, sociales, de los suelos y las aguas. Esta fracturación también produce problemas sísmicos, y está relacionada con el cambio climático. El fracking es quebrar bruscamente la Tierra y eso tiene consecuencias serias.”

Mientras que el biólogo y ecologista Marco Octavio Rivera, explica que para fracturar cada pozo, hace falta introducir mucha agua, lo cual puede afectar la disponibilidad del recurso para las poblaciones locales, “adicionalmente, el fluido de retorno contiene las sustancias químicas o aditivos utilizados al introducirla, más los metales pesados que retornan a la superficie. Entre los aditivos más utilizados se mencionan los ácidos, bactericidas y/o biocidas, estabilizadores de arcilla, inhibidores de corrosión, reticulantes, reductores de fricción, agentes gelificantes, controladores de metal, inhibidores de sarro y surfactantes.”

Dado que el proceso requiere una inmensa cantidad de agua, ésta solo puede ser recuperada en menores porcentajes para someterla a procesos de tratamiento, sin embargo, el proceso de tratamiento no purifica totalmente el agua y se acumulan grandes cantidades de contaminantes. “El gas se mezcla con el agua potable y ha llegado a producir explosiones y llamaradas en los grifos de las casas. Hay reportes de ganado que enferma y muere. Los suelos se vuelven tóxicos y la desertificación avanza. Las personas que recibieron sumas de dinero para arrendar sus campos a los pozos de fractura, ven morir sus tierras y acabarse tarde o temprano su dinero. Por si todo esto fuera poco, las explosiones en la profundidad de la roca, provocan temblores y movimientos de tierra”, explica el experto.

 

** Datos del reportaje Fracking en Bolivia, la fractura de la Madre Tierra de la periodista Mónica Oblitas para la revista OH! – Los Tiempos

 

Argentina se encomienda al hidrocarburo no convencional

Argentina apuesta a sus recursos no convencionales de petróleo y gas y la carrera para lograr autoabastecerse y exportar combustibles no espera por las comodidades de una oficina. El aumento de la producción es tan vertiginoso que las instalaciones de la empresa YPF en el yacimiento de Loma Campana son por ahora contenedores interconectados.

Desde el año pasado, Loma Campana, a unos 100 kilómetros de la ciudad de Neuquén, es la base operativa de la petrolera estatal argentina, donde en la formación geológica de Vaca Muerta, en la Cuenca Neuquina, se perforan mensualmente de 15 a 20 pozos.

Actualmente, explica Pablo Bizzotto, gerente regional de No Convencional de la petrolera estatal YPF, hay más de 300 pozos que producen gas y petróleo no convencionales en este y otros campos petroleros de esta parte de la Patagonia argentina. De ellos, 250 pozos son operados por YPF y el resto por petroleras internacionales en esta parte de la Patagonia argentina.

Las oficinas definitivas, con una sala de control y operación a distancia, estarán listas para mediados del 2015. Pero el rendimiento de los pozos sigue otro ritmo.

Desde enero del 2013 hasta mediados del 2014, la producción diaria pasó de 3.000 a 12.000 barriles de petróleo, y en septiembre saltó a 21.000.

“El único desarrollo masivo y comercial fuera de Estados Unidos es Loma Campana. Los demás son ensayos”, explicó Bizzotto para ilustrar la magnitud del emprendimiento en Vaca Muerta, que contiene reservas de petróleo y gas de esquisto, localizadas hasta 3.000 metros de profundidad.

A diferencia de los yacimientos convencionales, donde los hidrocarburos se extraen del depósito donde quedaron “entrampados” durante millones de años, en el esquisto se arrancan en la roca “madre” que los generó.

Producción de petróleo

Según YPF, que tiene asignados 12.000 kilómetros cuadrados de los 30.000 de Vaca Muerta, su potencial recuperable es de 802 billones de pies cúbicos de gas y de 27.000 millones de barriles de petróleo.

Con ese potencial, el país pasó a poseer 30 veces más recursos de gas no convencional y nueve veces más de petróleo no convencional que los tradicionales. En reservas recuperables de esquisto, Argentina tiene las segundas del mundo de gas, detrás de China, la cuarta de petróleo, después de Rusia, Estados Unidos y China, según datos de YPF.

Inversiones

Entre 2013 y 2014, YPF invirtió en Vaca Muerta unos 2.000 millones de dólares.

Pero por sus recursos, y por las dificultades de financiamiento externo del país, “harían falta nuevos actores” para enfrentar un volumen de inversiones que Etcheverry estimó en unos 100.000 millones de dólares, durante los próximos cinco o seis años.

Actualmente YPF – reestatizada en 2012, cuando fue expropiada a la española Repsol, que la controlaba desde 1999- busca socios extranjeros, una estrategia que sectores políticos y sociales consideran un retroceso de soberanía.

Reservas a la cabeza del continente

Según un estudio de la agencia norteamericana de Energía, Bolivia ocuparía el quinto puesto en el continente como país con más reservas de hidrocarburo no convencional.

La presencia de gas convencional es también un factor que las diferentes empresas internacionales ponderan.

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