El País • Comibol conocía el problema para producir carbonato de litio • 29/09/2014

Alejandro Zegada

El proceso de industrialización de baterías de litio en el Salar de Uyuni generará 4.000 toneladas de lodo tóxico por día, es decir 1,5 millones por año, que causarán el mayor daño ambiental de la historia de este país.

“No creemos exagerar”, sentenció el pasado 17 de septiembre el investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), Ricardo Calla, quien graficó que no se trata de “montañas”, sino de “cordilleras” de hidróxido de magnesio, para las cuales no se ha proyectado ningún destino.

El dato fue develado durante la realización del seminario “Dependencia y Desarrollo: la industrialización en la región y en Bolivia”, evento realizado en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y que contó con la participación de expertos nacionales e internacionales sobre el tema.

Según Calla, los efectos fueron previstos por un equipo de expertos y los resultados de la investigación son publicados en el documento “Industrialización del litio: un presente sin futuro”.

Calla, también reveló que el equipo técnico de la empresa ya sabía que esa tecnología no debía utilizarse, sin embargo fue despedido. Asimismo, propone que el magnesio se industrialice en vez de botarse.

“Lo más grave es que nuestra investigación ha mostrado y demostrado que el equipo técnico de la COMIBOL, sabía que esa tecnología  no debe utilizarse. Esa tecnología, llamada de los cloruros, debe dejarse a un lado y los técnicos de la COMIBOL decidieron dejarla a un lado el 2008 ó 2009 y empezaron a desarrollar una tecnología que anula el uso de la cal, y el proceso de investigación y desarrollo de estos tecnólogos dio fruto”, afirmó Calla.

Sin embargo, “para nuestra rabia, para nuestra sorpresa gente de la propia COMIBOL y de la propia Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos que ha desarrollado una tecnología ambientalmente más amigable ha sido despedida y se ha optado por una línea que es profundamente peligrosa”, denunció el investigador.

En días pasados, el Gerente Nacional de Recursos Evaporíticos, Luís Alberto Echazú, rechazó que se genere contaminación en el Salar de Uyuni con la producción de lodo tóxico. “Es cierto que inicialmente se procesó Carbonato de Litio por la línea de los cloruros y por proyectarse en grandes volúmenes, este proceso ha sido desechado, y ha sido sustituido por la línea de los sulfatos, no por los sulfuros como se afirma”, indicó.

Al respecto, el especialista en la economía del litio, Juan Carlos Zuleta, coincidió con Ricardo Calla al señalar que la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE) debe certificar que el nuevo proceso con el uso de la línea de sulfatos para la producción de carbonato de litio, en el salar de Uyuni, cuenta con las medidas de protección ambiental.

Además señalaron que nada garantiza que realmente se esté trabajando con la línea de los sulfatos, por lo que para mayor certificación  debe volver a implementarse la comisión científica en la planta de litio para que haga un monitoreo constante del trabajo que realiza la GNRE. Calla pidió que se haga una auditoria tecnológica del proyecto de litio.

De acuerdo con el estudio publicado por el Cedla, el lodo tóxico del proceso del “lechado de cal” está compuesto en gran medida por hidróxido de magnesio. Según cita el informe, un panel de químicos especializados concluyó que el hidróxido de magnesio tiene una acción de alcalinización de la tierra, que Calla ha calificado de “peligrosísima y mortífera” debido a que la alcalinización impedirá que las plantas de la región absorban los micronutrientes, produciéndose una desertización en el altiplano sur, los valles de Cotagaita, Tupiza, Pitichi, Tocla, y todos los demás valles del sud-este potosino.

Por tanto, para Calla, “el magnesio no puede botarse”, pero no sólo por esta razón. “Es una riqueza natural muy grande también de nuestros salares y entonces cuando con la línea de los cloruros con las lechadas de cal iba a botarse inmensas cantidades de magnesio alguien dijo ‘es una estupidez, ¿cómo vamos a desaprovechar el magnesio‘?”.

Según el investigador del Cedla, el magnesio tiene un valor “importantísimo a nivel de la economía mundial, tiene múltiples utilidades y no puede ser que no se industrialice o se haga usos industriales del magnesio en vez de botarlo para alcalinizar la tierra, matar a la fauna y a la flora de toda una macro región como es la del altiplano sur”.

Por su parte, Zuleta considera que todo el proceso está mal enfocado, debido a que no se lo está abordando de manera integral, ya que hasta la fecha no hay ninguna idea de qué hacer con el magnesio.

También citó el caso de otros países, como Israel, donde se exporta el magnesio y no el litio, pero la GNRE “está presionada por obtener resultados a cualquier costo, ya que llevan trabajando más de seis años en procesos que no han rendido frutos acertados”, dijo.

Efectos en la tierra

Los desechos surgen cuando  se destilan las salmueras en las piscinas de evaporación para separar el litio del magnesio, proceso en el que la planta de recursos evaporíticos de Lipi está utilizando la técnica de “lechado de cal” o “línea de cloruros”, cuando lo recomendable era recurrir a la “línea de sulfuros”.

El investigador del Cedla dijo que este hidróxido impide que las plantas capturen los nutrientes de la tierra, por lo que el resultado a mediano o largo plazo será la desertificación de todo el altiplano sud de Bolivia, mediante un proceso de alcalinización de la tierra, y el consecuente impacto para la flora (pastos, yareta, paja) y fauna (desde los camélidos hasta los roedores).

Calla dijo que ya se conversó con la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE) y la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) sin que se haya tenido respuesta satisfactoria sobre los cuestionamientos.

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