La Prensa/editorial • El modelo económico

Los principios dogmáticos, alineaciones con otros países, tendrían que ceder espacio a la urgencia de resolver las carencias de los ciudadanos.

En los últimos días las primeras autoridades hicieron coincidentes alusiones al modelo económico boliviano.

El presidente Evo Morales habló sobre el tema en la Asamblea de las Naciones Unidas y el vicepresidente García Linera lo hizo en una conferencia de prensa mientras estaba de Presidente en ejercicio. Pero además, el Ministro de Finanzas aludió al modelo boliviano en una conferencia internacional que se realizó en Miami.

Luego, en respuesta a la descertificación de Bolivia por el insuficiente esfuerzo que, presuntamente, su gobierno hizo en la lucha contra el narcotráfico, el presidente Evo Morales dijo que el modelo boliviano es esencialmente antiimperialista y anticapitalista.

El vicepresidente García Linera, en cambio, había dicho que el modelo económico no descarta al sector privado, pues propone una alianza productiva, con el conocido criterio de que Bolivia no quiere patrones, sino socios.

Además de las empresas estatales que deben abarcar, según el Vicepresidente, 70% de las actividades económicas del país, están las empresas comunitarias y las cooperativas.

Lo que dijo el ministro Luis Arce Catacora en Miami fue una definición hecha por oposición: Bolivia no sigue el modelo económico cubano.

Todos estos conceptos, mencionados por importantes personajes del Gobierno boliviano, dejan abiertas demasiadas dudas, pues las declaraciones son contradictorias o al menos necesitan algunas precisiones.

Por lo que se observa ahora, este tipo de política económica sólo sirve para desalentar las inversiones. En efecto, según lo ha establecido un estudio hecho por la Fundación Getulio Vargas de Brasil, el “clima” boliviano para las inversiones es el segundo más malo de la región, después de Venezuela.

En los últimos días, el CEDLA hizo saber que la tasa de inversión en Bolivia ha vuelto a caer y ahora está en 15,5% del PIB, frente a una tasa promedio de América Latina por encima de 25%. Estas cifras se reflejan, además, en otras que tienen que ver con el crecimiento de la economía. En ese cuadro, Bolivia tiene en este momento una tasa de crecimiento de 4%. Todos los países del Cono Sur de Sudamérica doblan ese porcentaje.

Según cálculos de economistas, como Gonzalo Chávez, una tasa de crecimiento como la que se da ahora en el país haría posible que los bolivianos alcanzaran el actual nivel de vida de los argentinos en más de cien años.

Esta última observación sugiere que quizá los modelos económicos deban ser elegidos pensando en las ventajas para los ciudadanos. Los principios dogmáticos, las alineaciones, las lealtades con otros líderes o países tendrían que ceder espacio a la urgencia de resolver las carencias de los ciudadanos.

Hemos mencionado ya que el modelo estatista está de ala caída en estos días por la grave crisis económica que vive Cuba, un

país que lo aplica con persistencia desde hace 50 años. Por lo tanto, ahora que los gobernantes están meditando en el modelo económico, quizá sea conveniente que elijan alguno que sea capaz de producir los mejores beneficios para el país en el menor tiempo posible.

Para eso, lo esencial es que se haga todo lo necesario para mejorar el clima de inversiones, ya sea cambiando actitudes o modificando las leyes que sea necesario corregir.

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