Hidrocarburos Bolivia • Creen que Bolivia puede aportar nuevo modelo

Sudamérica y Bolivia tienen la oportunidad de aportar con un nuevo modelo más sano y sostenible en el tema energético, dijo ayer el representante de Oxfam internacional Luis Camacho en la apertura del seminario de dos días sobre “Crisis económica y políticas energéticas”, que se celebra en La Paz organizado por la Plataforma Energética del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla).

El especialista dijo que actualmente la política energética mundial está signada por el despilfarro de energía, altos e inaceptables costos sociales y ambientales, y una profunda inequidad en el uso y acceso de energía, informó el Cedla en una nota de prensa.

“La crisis nos plantea la oportunidad de cómo gestionar lo público y lo privado de manera diferente a lo que se estaba haciendo ahora, especialmente en el tema de energía”, explicó Camacho.

En la inauguración del evento, Javier Gómez, director ejecutivo del Cedla, dijo que era necesario que en el país se debata de manera más profunda el tema de la crisis económica, que es más estructural, y su vinculación con la temática energética.

“Hay la necesidad de incorporar una visión más estructural en el debate nacional sobre la crisis que es más profunda de lo que se piensa”, agregó.

En el seminario internacional de la Plataforma Energética participan destacadas personalidades y expertos de Ecuador, Argentina, Perú, Uruguay y Bolivia, evaluando el escenario de la actual política energética y sus perspectivas.

ADVIERTEN SOBRE EL “NEOEXTRACTIVISMO”

Los países progresistas de América del Sur están inmersos en el denominado “modelo neoextractivista”, de explotación de los recursos petroleros y mineros, que agrava el impacto social y ambiental en este periodo de crisis capitalista, advirtió ayer el economista uruguayo Eduardo Gudynas.

El reconocido experto explicó en el seminario que el “neoextractivismo” ha sido adoptado en varios países de la región, como Bolivia, como un modelo mixto con una mayor presencia del Estado en la explotación transnacional de los recursos naturales para obtener mayores ingresos que utiliza para mantener en funcionamiento estatal y “bonos” sociales focalizados a segmentos más pobres y desvalidos de la población.

“Estamos en la paradoja de que ahora el Estado necesita al sector extractivista para hacer su política social (…) la economía de enclave, combatida por la izquierda en los años 60, se convierte en una necesidad para el neoextractivismo”, explicó.

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