Energía • Cuatro millones de familias rurales usan leña como fuente de energía

Un estudio realizado por el ingeniero eléctrico y especialista en economía ecológica, Miguel Fernández, afirma que al menos cuatro millones de familias en el área rural del país, utiliza la leña como fuente principal de energía, porque carecen de acceso a energía eléctrica.
El estudio de aproximación a la realidad de acceso a servicios básicos de las familias rurales bolivianas fue impulsado por la Plataforma Energética del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), dicho informe afirma que al menos tres millones de personas no tienen acceso a la energía eléctrica.
Asimismo, Fernández en su estudio mencionó que se trata de un análisis de la realidad energética rural, priorizando a la población aislada y dispersa. El análisis tiene como resultado que al menos tres millones de personas no tienen energía eléctrica en Bolivia en la actualidad, es decir, aproximadamente unas 600 mil familias, y casi cuatro millones usan la leña como fuente principal de energía.
Debido al acceso limitado de energía, recurren al uso de pilas, velas, mecheros y leña, y en términos reales, pagan más por servicios de energía de baja calidad. Estos aspectos repercuten en el nivel doméstico, por la falta de iluminación en la noche, por lo que el uso de leña en la cocina se convierte en un tema de contaminación para las mujeres y niños a consecuencia de la emanación de humo.
A su vez, informa que la población rural que no tiene acceso a la energía eléctrica pertenece a comunidades pequeñas, formadas por 20 familias, las que se hallan a 200 a 500 metros de distancia, hecho que impide extender la red eléctrica. Otras familias habitan zonas inaccesibles, como el norte del país, o parques nacionales donde no hay forma de introducir energías convencionales.
El análisis también muestra la estrecha relación entre los bajos índices de cobertura de servicios energéticos y la pobreza rural y, las potenciales posibilidades de cambiar dicha realidad utilizando tecnologías de energías renovables de baja tensión.
Según Fernández, si las poblaciones aisladas contaran con energía eléctrica podrían tener mejor acceso al agua, mediante el sistema de bombeo con ayuda de electricidad, evitando con ellos los acarreos del líquido vital.
Otra de las consecuencias es la limitación social, producto del problema energético, tales como la restricción a la salud por falta de instalación de hospitales, no pudiendo acceder a la comunicación e información, entre otros. El tema productivo, también se ve afectado, porque de tener energía podrían iniciarse pequeños procesos de industrialización.
Dentro de este parámetro, el especialista del estudio propone aplicar políticas, estrategias de financiamiento y tecnología, debido a que en el área rural se percibe un tema de inequidad muy elevado, puesto que la gente más pobre del país tiene menos acceso a la energía y si quiere acceder a ella debe pagar el doble o triple de lo que cuesta la misma unidad de energía en la ciudad. “El acceso a la energía podría ser un elemento clave para resolver el tema de pobreza y a la oportunidad de desarrollo”, concluyó Fernández.

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