El País • La estrepitosa caída de los precios internacionales del petróleo

Por Huáscar Salazar

El lunes 20 de abril el mundo se inundó de un titular inaudito: “el petróleo se cotiza a precios negativos”. Lo que sucedió fue que durante unas horas el precio del crudo WTI (West Texas Intermediate), de referencia en Estados Unidos, se desplomó hasta los -37,63 dólares. Hecho que evidenció la situación de este recurso natural ante la actual coyuntura.

Para que esto sucediera confluyeron varios factores, aunque el principal fue el shock deflacionario que sacude al mundo como resultado de la inactividad de gran parte de la economía. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) estima que en 2020 la demanda de este recurso se reducirá en casi 10%.

¿Petróleo a precios negativos?

Cuando la tarde del lunes 20 de enero el barril de WTI llegó a tener un precio negativo, la situación parecía no tener sentido. El recurso natural que literalmente mueve a gran parte del planeta y que es el núcleo de su patrón energético llegó a costar menos que nada.

En términos técnicos, el valor negativo no fue el de un barril tangible -lleno de ese líquido oscuro y viscoso que se extrae de las profundidades de la tierra-, sino el de un contrato de futuros. Es decir, un contrato que en un futuro determinado implicará la transacción de cierta cantidad de barriles de petróleo.

Lo que pasó es que la posibilidad de vender y comprar estos contratos futuros de crudo WTI, correspondientes al mes de mayo, se cerraba el día martes 21 de abril. Eso significa que después de esa fecha, quien tuviese uno de ellos debía hacerse cargo físicamente del petróleo. Por lo que quienes no querían asumir la entrega del crudo pero tenían contratos, comenzaron a venderlos el día 20.

Sin embargo, en ese momento confluyeron dos hechos: la demanda de crudo se había reducido dramáticamente en las últimas semanas, y casi no había espacio para almacenar petróleo sobrante en EE.UU, por lo que se hacía muy caro, sino imposible, acopiar las entregas del mes de mayo.

Entonces, cuando los poseedores de los contratos futuros quisieron venderlos “lo hicieron a cualquier precio. Para algunos, hacia el final del día, cuando la liquidez probablemente cayó, era menos costoso vender a un precio negativo que pagar para almacenar de alguna manera el petróleo en otras instalaciones”, señala un documento del Banco Interamericano de Desarrollo.

La demanda de crudo en tiempos de Covid-19

La posición negativa que asumió el precio del crudo WTI es una “anécdota” sintomática de un problema mucho más profundo. En realidad, los mercados de crudo se estabilizaron a precios positivos al día siguiente, aunque lo hicieron a precios muy bajos.

Actualmente el precio del barril de petróleo oscila entre los 20 y 30 dólares y “se prevé que el precio del petróleo crudo alcance un promedio de USD 35 por barril en 2020, lo que refleja un colapso sin precedentes en la demanda de petróleo”, puntualiza un reciente informe del Banco Mundial.

El tema de fondo es que el mundo vive un shock deflacionario que no tiene parangón en la historia reciente de la economía global. La Agencia Internacional de Energía (AIE) acaba de publicar un informe que recalca las consecuencias de la pandemia de la Covid-19 en el consumo de energía.

Según este documento, se estima que las medidas de confinamiento alrededor del planeta han significado que el transporte terrestre mundial haya disminuido un 50% respecto al primer trimestre del pasado año. Mientras que los viajes aéreos disminuyeron en 60% respecto al mismo periodo.

Como consecuencia, esta agencia estima que entre los meses de abril y mayo se dará la mayor caída mundial de demanda de petróleo. Llegando a representar una disminución de entre el 25% y el 30% respecto a la demanda de los mismos meses del año pasado. Algo inédito en la historia de este recurso natural.

Bolivia y su dependencia del gas natural

Distintos organismos internacionales han remarcado que entre los factores de mayor vulnerabilidad frente a la pandemia se encuentra la dependencia de la exportación de materias primas.

En el caso de Bolivia la situación es en extremo preocupante, el 31% del valor de sus exportaciones tienen que ver con el gas natural. El problema reside en que el precio de venta de este recurso a Brasil y Argentina está anexado al precio del barril de petróleo.

Según proyecciones realizadas por la Fundación Jubileo, a partir de la caída internacional de los precios del crudo, se estima que el país percibirá tan solo 1.163 millones de dólares y ya no los 2.165 millones que se tenían inicialmente presupuestados por la exportación del gas.

En este sentido, “el efecto neto para la economía nacional sería de $us -485 millones, debido a la pérdida de $us -1.000 millones por la exportación de gas y al ahorro de $us 515 millones por la importación de hidrocarburos, según lo presupuestado”, señala el informe de la Fundación Jubileo.

Lo anterior sin considerar el impacto directo que implicará la reducción de la demanda de gas por parte de Brasil y Argentina, y los contratos ad hoc que se están negociando mientras dure la pandemia.

El Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), en un reciente informe, puntualiza que los principales afectados por esta disminución de la exportación serán los gobiernos subnacionales. Este es el caso del gobierno departamental de Tarija, cuyo presupuesto depende en más del 75% de regalías e IDH.

Por otro lado, habrá que ver como esta caída de los precios del crudo influye en la presión sobre diversos sectores indígenas y campesinos, que vienen luchando contra la exploración y explotación hidrocarburífera en sus territorios.

Fuente: https://elpais.bo/la-estrepitosa-caida-de-los-precios-internacionales-del-petroleo/