El Deber • La precarización laboral crece; la gente acepta salarios bajos por escasez de trabajo

La gente que no tiene un trabajo formal acepta condiciones desfavorables y sueldos inferiores al salario mínimo. El Gobierno asegura que el desempleo cae en el país

Es mitad de semana y Johnny Cuéllar de 38 años está intranquilo, hace dos semanas no consigue un trabajo para sostener a su esposa y sus tres hijos. Es ‘maestro’ constructor, el grado máximo al que llegan los albañiles en la universidad de la vida. A su lado, otros ‘maestros’ en electricidad, plomería y diversos oficios esperan que llegue un trabajo, todo están dispuesto a aceptar incluso salarios bajos. A diario, estos sujetos forman una colmena de hombres que esperan agazapados en la calle Monseñor Salvatierra.

Todos ríen y con los pocos pesos que tienen hacen una ‘vaquita’ para comprar gaseosa y pan. Así engañan el estómago, mientras bromean entre ellos y tratan de ponerle buen ánimo a una situación crítica: el desempleo y los bajos sueldos ante la escasez de trabajo.

Esta escena se repite a diario. Mientras esto pasa, esta semana el Gobierno anunció un nuevo incremento salarial para todos los trabajadores. La subida salarial fijada para este año por la administración del presidente, Luis Arce Catacora fue de un 3% al haber básico y 5 % al salario mínimo nacional, que actualmente llega a Bs 2.250 y, con el aumento, subirá a Bs 2.362.

No obstante, pocas personas llegan a recibir este salario en su trabajo.

“En la calle es difícil que alguien te pague el valor de salario mínimo”, coinciden trabajadores ambulantes consultados por EL DEBER.

En su edición N° 91, la revista Alerta laboral, realizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) sostiene que el mercado laboral boliviano está dominado por el empleo informal, es decir, la utilización de la fuerza de trabajo en precarias unidades económicas semiempresariales y familiares.

Esto se da, según la organización, porque la economía nacional “sigue caracterizándose por la escasa industrialización, la predominancia de la explotación primaria de recursos naturales para la exportación, la baja productividad de la agricultura tradicional y una extensa economía mercantil dominada por el comercio y los servicios personales”.

En el balance del periodo 2006-2021, según el Cedla, se evidencia que no ha habido una transformación de la estructura del producto interno bruto (PIB) en el país. La entidad sostiene que tanto el sector agropecuario como la industria manufacturera no han superado sus niveles de participación relativa.

“Por otro lado, en el plano del empleo, es posible advertir una disminución importante del peso relativo del sector agropecuario y ninguna variación sustancial de la participación del empleo industrial. Asimismo, se puede observar que entre 2006 y 2021 cobra mayor relevancia el empleo no productivo sobre el empleo productivo”, afirma la organización.

Dos años en las calles

Juan Carlos Janco, hace dos años que está en la calle. Siempre estuvo ligado en el sector de la construcción. Casi siempre tuvo contratos en la actividad privada, pero desde la llegada de la pandemia más la crisis política del país su situación se transformó en gris.

Sin ser economista, sostiene que la única forma de salir de esta situación es que haya más inversión en industrias y construcción que son los sectores que más empleos generan.

“Siempre trabajé de forma independiente. Pero hace dos años estoy de eventual, hay poco trabajo y están pagando sueldos muy bajos. Del incremento salarial nos llegará a lo mucho 20 pesos”, dice el hombre.

Antes de la pandemia y la situación convulsa que vivió el país en los últimos años, a causa de factores políticos, el hombre cobraba hasta Bs 200 por día. Pero ahora logra entre Bs 100 y Bs 120.

“Harto ha bajado, nos han pagado la pandemia, los paros. Durante los 36 días (de paro por el censo) no ganamos nada. Hay poco trabajo, las cosas no están bien como dice el Gobierno”, asegura.

A su lado, Johnny Cuéllar, agrega que incluso algunas empresas constructoras prefieren contratar trabajadores de otros departamentos.

Consultado si cree que las cosas mejorarán como lo asegura el Gobierno, a lo que responde: “Mire la cantidad de gente que hay acá. Ahí está respuesta lo que dice el presidente es mentira, no hay trabajo”.

Asegura que varios de sus amigos están hasta semanas sin encontrar nada.

“Los únicos que festejan por el 1 de mayo son los empleados públicos. Ellos tienen trabajo seguro”, agrega el hombre.

Posición estatal

En marzo, en declaraciones a la agencia ABI, el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, dijo que la economía de Bolivia marcha de manera adecuada con “total estabilidad” de precios y disminución de la tasa de desempleo”.

“Veíamos que la tasa de desempleo, eso ya lo van a ir anunciado las autoridades del INE (Instituto Nacional de Estadística), está disminuyendo ¿Eso qué significa?, que la economía va marchando de manera adecuada”, insistió.

Para la autoridad, esto se traduce en reducción de la pobreza, disminución de la desigualdad, mayores recaudaciones tributarias. Por lo tanto, es importante que el ciudadano boliviano “vea y lo sienta en el día a día”.

“Si no estuviese bien la economía no estuviésemos reduciendo el déficit fiscal, no habría balanza comercial positiva como se ha dado la gestión 2022, no estaríamos en este momento generando mayor recaudación ni aumento de empleos en la economía”, remarcó.

En enero, el Ministerio de Economía y Finanzas informó que los últimos dos años el país “reportó la tasa de desocupación más baja de la región”.

“El desempleo ha retomado los niveles prepandemia y con poca incidencia del contexto internacional negativo, llegando a registrar el 4,2% el 3er trimestre de 2022, con una reducción de 2,1 puntos porcentuales (pp) respecto a 2021”, dijo esta cartera de Estado.

En declaraciones anteriores, el ministro de Planificación del Desarrollo, Sergio Cusicanqui, explicó que la tasa de desocupación del 4,2% de Bolivia, lo que “ratifica el proceso de reconstrucción de la economía boliviana”.

“Actualmente muchos países sufren inestabilidad económica y social; sin embargo, Bolivia, goza de estabilidad económica, porque está enmarcado en la reconstrucción y el retorno a la senda del crecimiento económico”, indica.

Cifras y realidad

Las cifras estatales no reflejan la realidad, asegura Marco Antonio Herrera, él es técnico eléctrico y hace seis meses que no consigue trabajo. Para él la situación laboral está un desastre en el país por la falta de trabajo.

“Cada vez la situación se pone más difícil no da ni para sostenerse a uno mismo. Hay mucha competencia y poco trabajo, uno tiene que bajarse el sueldo para conseguir algo”, dijo.

A unos metros, Josué Guaripana, espera la llegada de alguna oferta. Hace dos semanas llegó a Santa Cruz en busca de días mejores. La situación económica del país hizo que cierre un taller de soldadura que tenía en Cochabamba.

“Cuesta hallar trabajo, no he conseguido nada desde que llegué a la ciudad”, dijo el hombre.

El Cedla sostiene que estos casos demuestran la falta de dinamismo en los sectores productivos. Esto ha aumentado sostenidamente el empleo en actividades terciarias, como el comercio, el transporte, los servicios en hoteles y restaurantes.

A esto se suman los servicios empresariales y financieros, que acogen a más de la mitad de los trabajadores urbanos del país.

“Sólo el comercio y las actividades de hoteles y restaurantes absorben la tercera parte del empleo urbano y la mitad del empleo femenino”, dice el Cedla.

Por otro lado, la organización afirma que hay una pérdida relativa del peso del empleo asalariado en la zona urbana entre 2006 y 2021.

Esta disminución se verifica, se da en el sector de la manufactura, el transporte y los servicios profesionales y técnicos, en particular en el sector empresarial, así como en el servicio doméstico, lo que ha dado lugar a la expansión del trabajo no asalariado.

Este último sector está conformado, según el Cedla por trabajadores por cuenta propia y trabajadores no remunerados de pequeñas unidades económicas familiares, donde predominan los ingresos bajos e irregulares y la falta de cobertura de seguridad social (salud y pensiones), entre otros.

El experto laboral, Bruno Rojas, sostiene que el 90% de las personas ocupadas tienen empleos precarios y que un 80% cuenta con ingresos bajos. Calificó la situación laboral de crítica por los constantes despidos que se registran y los sueldos devengados que tienen muchas empresas.

“Muchas empresas en Santa Cruz, deben varios meses (de salarios) a sus trabajadores por diferentes factores”, señala. En cuanto a la seguridad, siete de cada diez trabajadores acceden a la seguridad social. En este contexto, agrega, que en el país hay un retroceso en la protección y el ejercicio de los derechos laborales, pese a las normas laborales vigentes.

“Hay más 3.000 normas entre decreto y leyes que son protectoras de los trabajadores, pero en la práctica continúan vulnerándose”, dijo Rojas.