Alerta Laboral: Deliverys y la ausencia de derechos laborales

En Bolivia, no existe una figura clara respecto al trabajo que realizan los deliverys y ni una regulación específica hacia las empresas nacionales y extranjeras que desarrollan esta actividad. Esto imposibilita la exigencia de derechos para los trabajadores.

CEDLA / Alerta Laboral

La crisis sanitaria del COVID-19 modificó diferentes aspectos de la vida diaria de las personas, entre ellas, las formas de trabajo, donde los servicios de entrega a domicilio realizados por trabajadores, conocidos como deliverys, tomaron un rol protagónico por ser el espacio laboral que concentró a los sectores que quedaron sin empleo, situación arrastrada desde antes de la pandemia.

Empresas como PedidosYa, Yaigo, Pídeme, Dinki, Patio Service, Uber Eats, entre otros, fueron las que ofrecieron este servicio durante los picos más altos de la pandemia que, más allá de la actividad, puso en evidencia el desamparo legal y las pésimas condiciones laborales en la que se encuentran los trabajadores de este rubro, pues no cuentan con un vínculo laboral, beneficios sociales, insumos de seguridad e instrumentos de trabajo.

Esta situación es justificada por los directivos de estas empresas que aseguran estar promoviendo “un mundo mejor con más oportunidades” para los trabajadores y comercios al permitirles generar ingresos con la aplicación.
“En PedidosYa nos mueve un propósito transformador: dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos”, indicó el mánager director de PedidosYa, Juan Pablo Velasco, en un artículo publicado en Economy1.

Lejos de mejorar, el panorama de los deliverys se ha precarizado aún más, pues tras levantarse las medidas de confinamiento se ha reducido la cantidad de pedidos realizados por internet y, en el caso de PedidosYa, un cambio en la configuración de la aplicación contabiliza ahora solo la distancia entre el comercio con el lugar de entrega, disminuyendo aún más las ganancias percibidas por este sector.

La normativa acerca del trabajo de los deliverys

En Bolivia, no existe una figura clara respecto a cómo considerar el trabajo que realizan los deliverys y tampoco una regulación específica hacia las empresas nacionales y extranjeras que desarrollan esta actividad, motivo que imposibilita la exigencia de derechos para los trabajadores.

Por una parte, el Ministerio de Trabajo, más allá de asumir una posición sobre este tipo de trabajo, ha sumado a estos trabajadores, indistintamente, a la categoría de teletrabajadores. El teletrabajo, señalado en el Decreto Supremo 4218 y el Protocolo de Bioseguridad para industrias de alimentos y de entrega, es entendido como aquella “modalidad de relación laboral o de prestación de servicios, que consiste en el desempeño de actividades remuneradas, utilizando las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación)”.

Asimismo, el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), a través de la resolución normativa de directorio 1021/20, los integra al sistema de contribuyentes catalogándolos como “servicios de intermediación en la venta de bienes y servicios a través de medios digitales”. Con esta integración, los deliverys se ven obligados a tramitar su registro en el SIN como empresas unipersonales, que compromete la emisión de facturas y la declaración de ingresos y egresos como si se tratara de consultores.

¿Asalariados o independientes? Una percepción sobre sus derechos

Por su parte, los deliverys se autoidentifican como independientes o trabajadores por cuenta propia debido a que recae en ellos todo el proceso de trabajo; la gestión de horarios, la administración de ingresos económicos, el ritmo laboral, la cobertura de seguros, la seguridad y la adquisición de instrumentos de trabajo, motocicleta y teléfono celular.

Se ven imposibilitados de pedir mejores condiciones laborales por la falta de normativa en el tipo de trabajo que desarrollan y la necesidad de organizarse está presente, a pesar de tener un vínculo laboral poco claro con las empresas. El desgaste físico ya no puede ser omitido, el promedio de 12 horas diarias que permanecen encima de la motocicleta, el peligro de circular en las avenidas y el riesgo a la inseguridad ciudadana provoca en ellos una incertidumbre latente sobre sus propias vidas.

Son conscientes que la organización con trabajadores de otras empresas, como ocurre en otros países, podría ocasionarles problemas. Tienen como antecedente lo ocurrido en abril de 2020, momento en el que varios trabajadores de PedidosYa salieron a las calles para reclamar la reducción del porcentaje de ganancias y pedir mejores condiciones laborales, donde la respuesta de la empresa fue inmediata y vertical, atinando a retirar o borrar del sistema de la aplicación a aquellos que protestaron.

El uso de plataformas digitales para desarrollar actividades económicas va en ascenso, al igual que la cantidad de trabajadores que dependen de esta, situación que genera mayor oferta en los servicios de entrega y, al mismo tiempo, menores ingresos para los deliverys.

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  1. https://www.economy.com.bo/opinion/juan-pablo-velasco/tech-for-good-como-vinculamos-tecnologia-bienestar-social/20211209145947003529.html 

 

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